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Un buen intérprete
Ensayo de un camarero

Un buen intérprete

'Ensayo de un camarero' es el resultado de las reflexiones y vivencias de un profesional de sala anónimo de Gran Canaria

Vizcaíno Segundo

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 30 de octubre 2023, 13:03

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Pobre de aquel camarero que no conoce cuáles son sus límites de intervención en una mesa, me refiero a la forma de interactuar con los comensales. A veces una mala interpretación de ellos, te puede dejar en mal lugar, y hacer quedar como un mal profesional, ya sea por exceso de confianza, seriedad o simpatía. El paso del tiempo, siempre que seas observador en tu puesto de trabajo te va mostrando y guiando sobre diferentes situaciones que se van repitiendo en tu entorno laboral, forma de comportamiento de los clientes, gestos, posturas, etc.

En hostelería especialmente es como si estuvieras en un laboratorio practicando ensayo y error. Y es que el ser humano repite patrones de comportamiento y aunque no es una ciencia exacta, en la mayoría de los casos te permite dar el trato correcto que los clientes esperan de ti.

Tampoco somos una máquina de inteligencia artificial donde puedas elegir qué tipo de carácter quieres que tenga el camarero o camarera, pues hay que recordar que también tenemos nuestros días, y no siempre podemos mostrar algo que no sentimos, aunque sepamos que no estamos dando lo que espera el cliente de nosotros, alegría, frescura, etc. Sin embargo, esto no es óbice para que de igual forma el trato profesional sea el correcto en lo que a nuestro oficio se refiere dentro de lo posible.

Hay un sinfín de situaciones que se repiten, algunas más agradables que otras, incluso graciosas o de ternura. En todas ella intentamos realizar un planteamiento rápido. Imaginen que cada vez que el servicio va a una mesa tiene que interpretar en un periodo corto de tiempo como son los comensales que se han sentado, y así una y otra vez, mesa a mesa. Por ello precisamente siempre nos encontramos con versiones distintas de un camarero, camarera o de un servicio en general sobre el trato recibido.

Entre las situaciones que más suele repetirse esta la de esa pareja donde uno de ello esta enfadado o disgustado. Me los suelo imaginar preparándose para ir a cenar, donde ella tardó mucho en arreglarse y él se enfadó. O que él no quería quedar porque esa noche jugaba su equipo de futbol en la televisión. Quizás, ella estuvo esperando a que él acabase su «última» partida de la play. Entonces llegan al restaurante a cenar de mal humor, y aunque fuera por cualquier otro motivo, lo menos que le apetece es un camarero gracioso o muy hablador. Esa situación de pareja, se reconoce a leguas.

También nos hemos topado en ocasiones en la que una de las partes está ilusionada en esa velada, se ha puesto sus mejores galas y se le nota la frescura de querer pasarlo bien, sin embargo, la otra parte es una autentica desidia, «el típico o típica» comensal que dice «elige tú, a mí me da igual», «lo que tú prefieras», etc. Ahí nos ponemos las pilas los camareros y empatizamos rápido con la persona que muestra interés, dirigiéndonos a este comensal e intentando que lo pase lo mejor posible y que la vergüenza ajena por aquella actitud de su pareja pase lo mas inadvertida posible.

Reconocemos cuándo hay que echar un cable, lo que llamo un «first date» o primera cita, se palpa en el ambiente el nerviosismo, cuando sabes que la comida o el vino es lo de menos. Ahí no quieren que estés encima de ellos describiendo platos o aburriendo con sugerencias, ¡lo que el camarero quiera está bien! Sal de ahí y hazlo fácil ellos quieren pasar a la acción y conocerse. No es momento para lucirse.

La edad es un factor importante, los mayores prefieren muchas veces un trato a la vieja usanza, mano a la espalda para servir el vino, señor y señora, ¿todo esta de su gusto? Poco más que eso se debe interactuar, pero he de decir que suelen ser de los mejores clientes, de los que al marcharse te esperan en la puerta para darte la mano y las gracias. A veces los clientes mas divertidos o graciosos son los que acaban dando más quejas por todo….

No se debe malinterpretar situaciones, como cuando viene un grupo a celebrar un cumpleaños, o cualquier otro festejo, el camarero o camarera, no es parte de la fiesta, no son sus amigos, solo debe atenerse a dar un servicio lo más profesional posible, aunque los comensales insistan, no sería la primera vez que un grupo se siente incomodado por que el camarero ha sido demasiado entrometido.

El camarero o anfitrión sabe cuándo y cómo interactuar, en mayor o menor medida casi siempre esos parámetros se repiten, los clientes buscan un trato especial, incluso personalizado o adaptado al estado emocional de ese día, algunos buscan compañía o una cara conocida con quien hablar, otros un trato correcto y nada más, algunos solo un abrazo. Siga en Instagram a Ensayo de un Camarero.

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