¿Finaos o Halloween? Aquí van algunas propuestas para endulzarte «los santitos» este fin de semana
Entre castañas y calabazas, tradición y modernidad se dan la mano en una celebración llena de sabor y memoria
Cuando el aire se vuelve fresco y las montañas huelen a humo y a castañas asadas, en los pueblos de Canarias se encienden los recuerdos. Es tiempo de Los Finaos, la fiesta en la que se honra a los que ya no están, pero también se celebra la vida que sigue con los sabores de siempre: castañas, cochafisco e higos pasados.
En las noches del 31 de octubre o el 1 de noviembre, las casas se llenaban de conversación, música y risas. Mientras los mayores contaban historias de los difuntos, en las brasas se tostaban castañas, se abría el vino nuevo y el aroma dulce de la miel se mezclaba con el del anís. Era una cena sencilla, pero profundamente simbólica: cada bocado servía para recordar y agradecer.
Castañas asadas: el calor del hogar
Las castañas son, sin duda, el alma gastronómica de Los Finaos. Recién recogidas de los montes de medianías, se asaban al fuego hasta que la piel se abría y el interior quedaba tierno y humeante. Su sabor, entre dulce y terroso, evocaba la tierra y el otoño, mientras su aroma impregnaba patios y calles.
Se comían acompañadas de vino dulce o anís, en una suerte de ritual comunitario donde el calor del fuego y de la palabra mantenían viva la tradición. Hoy, en muchos pueblos de Gran Canaria, La Palma o La Gomera, el asado de castañas sigue siendo el gesto que marca el inicio del invierno y del recuerdo.
Para obtener unas buenas castañas asadas, lo primero es elegir castañas grandes, pesadas, de color marrón brillante y sin manchas ni agujeros. Deben ser de tamaño similar para que se asen de forma uniforme, y se deben desechar las planas porque se resecan fácilmente. Para ello, les proponemos recordar esta elaboración que recorre diferentes maneras de preparar las castañas asadas.
Cochafisco: un dulce de memoria y miel
El Cochafisco no es solo un aperitivo: es una herencia culinaria que ha sobrevivido al paso del tiempo. Su elaboración, tan humilde como deliciosa, se remonta a las cocinas campesinas, donde nada se desperdiciaba y el millo era alimento y el sustento principal. En muchas casas, todavía se prepara para compartirlo en las reuniones familiares del Día de los Finaos, mientras se cuentan historias de los que ya partieron, entre risas y canciones.
El término designa una preparación tradicional que combina la dulzura natural de las piñas (mazorcas) de millo maduro con el sabor tostado y crujiente de los granos de maíz. Lo que en su origen fue una forma de aprovechar los excedentes de la cosecha, se transformó con el tiempo en un símbolo de convivencia y tradición.
Esta versión reinterpretada mantiene la esencia de siempre: una capa exterior dorada y crujiente que guarda un interior tierno y aromático. Lograr ese equilibrio es cuestión de paciencia —virtud indispensable en toda cocina tradicional—, ya que el tostado debe hacerse lentamente, permitiendo que los granos liberen su aroma sin llegar a quemarse.
Higos pasados: dulzura en la Noche de los Finaos
Los higos pasados son mucho más que un postre: representan la sabiduría y el ingenio de la cocina tradicional canaria, esa que aprovechaba los frutos de la tierra para convertirlos en conservas naturales capaces de durar todo el invierno. Secados lentamente al sol, los higos concentraban su azúcar natural hasta transformarse en un bocado tierno y aromático, perfecto para compartir en las largas veladas del Día de los Finaos.
Durante generaciones, el secado de los higos fue una tarea familiar que marcaba el final del verano. Se extendían sobre esteras o cañizos al sol, se cubrían por las noches para protegerlos del rocío, y se giraban con paciencia hasta alcanzar su punto perfecto: piel arrugada, carne melosa y un perfume intenso.
En muchos hogares, los higos se rellenaban con almendras o nueces, y más tarde, se espolvoreaban con harina o anís para preservarlos mejor. Hoy, siguen siendo protagonistas de la mesa en la Noche de los Finaos, acompañando al vino dulce, a las castañas asadas y a las conversaciones que llenan de vida la memoria.
Servidos junto a un vaso de vino dulce o una taza de café, los higos pasados son una delicia que resume la esencia de la gastronomía canaria: sencillez, respeto por la tierra y amor por las tradiciones. Cada bocado es un viaje al pasado, a esas noches de los Finaos en las que las familias se reunían a contar historias, reír y recordar a los suyos entre el crepitar del fuego y el aroma a otoño.
En tiempos donde lo inmediato domina, preparar higos pasados es casi un acto de resistencia: una manera de honrar el ritmo de la naturaleza y el legado de quienes nos precedieron. Dulces, humildes y llenos de historia, siguen siendo el alma de una fiesta que celebra la vida a través del recuerdo.
La otra cara de la fiesta: Halloween
Una herencia americana que hemos tomado, traspasando a los más pequeños la tradición del otro lado del Atlántico el hecho de ir casa por casa picando y decir «truco o trato» a quien le abra, con la finalidad de volver con las bolsas cargadas de dulces y caramelos.
Son muchos los negocios que llevan ya varias semanas decorados con telarañas, calabazas, esqueletos y alguna que otra guadaña. Aunque sin duda, La Bastardería se lleva la palma. Este negocio delivery se ha propuesto endulzar a sus clientes de una manera terroríficamente deliciosa, nunca antes se había pasado miedo de una forma tan rica.
Todo comenzó hace ya varios años debido a su gran influencia americana y su encanto por esta fiesta, ya que por todos es sabido que allí Halloween se vive a lo grande. Vieron una oportunidad y no dudaron en aprovecharla disfrazando sus productos.
De esta manera, cada año sus cookies se convierten en monstruos, brujas o asesinos dulces con ediciones limitadas, sabores nuevos y un packaging único, una experiencia de lo más divertida. Asimismo buscan siempre impresionar a sus clientes por lo que cada año eligen una temática como La Purga, Hocus Pocus y este año… viene con sierras y trampas.
Intentan tener una colección terroríficamente irresistible. Siempre nuevos sabores, diseño exclusivo y, como siempre, un toque canalla que solo tiene La Bastardería.
Ya sea bajo el brillo cálido de las brasas o entre luces de neón y disfraces, el final de octubre nos invita a celebrar. En Canarias, los Finaos nos recuerdan que el verdadero espíritu de estas fechas está en compartir, recordar y mantener vivas las historias que nos unen. Mientras tanto, Halloween aporta un aire festivo y creativo que conquista a nuevas generaciones. Entre ambas tradiciones, lo importante no es elegir, sino disfrutar del encuentro: el pasado y el presente se sientan a la misma mesa, endulzados por castañas, higos, risas y algún que otro susto.