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Así son las nuevas casas

Así son las nuevas casas

Menos huecos, más grandes... La nueva distribución de las viviendas refleja el cambio social

Carmen Barreiro

Jueves, 1 de enero 1970

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Cierre los ojos y piense en cómo era la casa de sus padres, ese piso de ‘Cuéntame’ que todos tenemos en la cabeza. Las habitaciones, el color oscuro de la madera, el pasillo, ‘el mueble’ de la sala, puertas por todas partes, la cocina con sus mil cacharros, la mesa del comedor de los domingos... Si pasa la frontera de los cincuenta, es probable que incluso la compartiera con sus abuelos. La sociedad ha evolucionado mucho en estos últimos años y con ella nuestras casas. No se trata únicamente de una renovación estética, que también. Va más allá. Es un cambio de concepto, una nueva forma de entender y pensar nuestro hogares.

Mi casa, mi castillo

Nunca se habían pasado tantas horas dentro de casa como ahora. Cenas con amigos, sesión de cine con los niños, visitas de los primos, la quedada con picoteo para ver el partido... La vivienda ya forma parte de nuestros lugares de ocio y la vieja distribución de seis o siete estancias en torno a un gran pasillo ya no tiene sentido. «El metro cuadrado es muy caro, así que hay que estirarlo al máximo. Ahora se busca sensación de amplitud y funcionalidad», resume la interiorista Natalia Zubizarreta. Los espacios abiertos son tendencia. El famoso ‘open concept’ que repiten hasta la saciedad en todos los programas de reformas de las televisiones americanas ha venido para quedarse. Fuera paredes innecesarias. Es cada vez más habitual que cocina y sala de estar compartan un mismo espacio. Y una misma mesa. El comedor formal ha desaparecido. Se trata de dos estancias que prácticamente se han integrado en espacio único, que funciona como el epicentro de la casa. «Ya no se cocina tanto como antes y el tema de los olores está más que resuelto con las campanas extractoras actuales. Una solución que se usa mucho ahora es colocar un cerramiento de cristal –fijo o en corredera– entre ambos espacios para dar continuidad a la estancia», añade Zubizarreta. Pese a que las viviendas son cada vez más pequeñas, a las familias les cuesta renunciar a los dos baños. Sin bañera y sin bidé, pero dos. «Prefieren rebajar los metros de una habitación antes que prescindir de dos baños», explica la interiorista.

Viviendas más democráticas

La forma en la que se distribuye una casa dice más de lo que parece. «Las de ahora son más democráticas», resume Natalia Zubizarreta. Y eso, ¿qué quiere decir? Pues algo tan sencillo como que la que la casa es para que la disfruten –de verdad– todas las personas que viven en ella; desde los mayores hasta los niños. «Ese concepto de casa museo para las visitas se acabó. Las viviendas se organizan para facilitar la vida diaria de los que residen en ella, sean uno o siete. Fuera complejos. La mesa de la cocina puede servir tanto para desayunar, como para invitar a tus amigos a cenar o para que los niños hagan los deberes por la tarde. Es el mismo espacio y va cambiando en función de las necesidades de la familia», comenta la interiorista vizcaína. De hecho, la «flexibilidad» es otra de las características de los nuevos hogares. La vivienda de tres habitaciones y dos baños sigue siendo la más demandada por los españoles, pero el uso que se hace de ella es distinto. «Cada vez más gente trabaja desde casa y esa tercera habitación no siempre se quiere como dormitorio sino como despacho. Hay una casa por la mañana, otra por la tarde y otra por la noche», precisa Daniel Cuervo, miembro de la Asociación de Promotores Constructores de España (APCE).

Sube los muebles que pasa la ‘roomba’

Somos prácticos. Mucho. Y no queremos que la casa nos dé más trabajo del estrictamente necesario. Si de repente ve que en las tiendas se sube la altura de algunos muebles no es solo por un tema estético o de diseño puro y duro, el motivo es tan peregrino como que las aspiradoras automáticas tan de moda puedan limpiar sin problema por debajo. Lo mismo ocurre con algunos modelos de sofás. «No queremos complicarnos la vida. Las viviendas tienen que ser funcionales. Y para eso la clave es tener una buena base de fontanería, electricidad, aislamiento... Hay que invertir en lo que no se ve, lo demás es estético. De hecho, se gasta cada vez menos en muebles, precisamente porque nos gusta cambiar e ir adaptando la casa a nuestras necesidades», comenta Natalia Zubizarreta. En cuanto a colores, triunfan los tonos neutros en general porque son más fáciles de combinar y dan más sensación de amplitud. Y las puertas, siempre blancas. «Nos gusta lo nórdico en decoración –tonos neutros, maderas claras, sencillez en las formas– y lo americano en distribución –concepto abierto, isla en la cocina, vestidor en el dormitorio–)», resume Zubizarreta.

Parece madera, pero no lo es

La evolución de los materiales, tanto de construcción como decorativos, es otro de los grandes cambios que han experimentado nuestras casas. Antes todo el mundo quería suelos de madera, paredes de ladrillo, mármol en los baños... Ya no. Ahora, parecen pero son. El parqué ha dado paso a las tarimas claras, mucho más baratas y resistentes que los listones de elondo, omnipresentres en los pisos antiguos. De hecho, muchas cocinas y baños comparten el mismo tipo de suelo que el resto de la casa, algo impensable hace apenas una década. Las divisiones con paredes de cartón yeso (pladur) también se han impuesto a los ladrillos que, además de alargar los plazos de entrega de la obra, añaden mucho peso a la estructura del edificio. Del gotelé, ni hablamos.

Buena ventilación y calefacción radiante

Los propietarios tienen cada vez más presente la importancia de la eficiencia energética en todos los ámbitos de la casa. «Una buena ventilación forzada, por ejemplo, es clave para garantizar la salubridad e higiene en una vivienda. No es algo que se vea pero mejora la habitabilidad. Ventanas aislantes, circuitos de aire para la evacuación de vapores, humos, olores... Los clientes no solo lo entienden sino que lo reclaman», explica Natalia Zubizarreta. Lo mismo ocurre con la iluminación. El sistema de luces LED ha descubierto un nuevo mundo a la hora de iluminar los hogares, tanto a nivel de eficiencia –el consumo energético es mucho más bajo– como de decoración. La calefacción radiante, la que va por el suelo, también está ganado enteros en las nuevas viviendas. «La sensación de confort que transmite caminar sobre un suelo calentito es impagable. Además, se libera todo el espacio de pared que ocupan los radiadores», recuerda Natalia Zubizarreta.

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