Danzad, danzad, (malditos) volcanes
¿Importa algo, en estos momentos, que el Reino Unido haya puesto fin a su, durante meses, parpadeante e irregular semáforo de colores que un día te convertía en destino seguro y al siguiente, todo lo contrario?
DAVID MORALES DÉNIZ
Lunes, 27 de septiembre 2021, 02:00
Hace un año, aproximadamente por estas fechas, víspera de la efeméride del Día Mundial del Turismo (27 de septiembre), se cumplían 50 años del estreno en España de 'Danzad, danzad, malditos'.
La película, una de las obras maestras de Sidney Pollack, nos traslada al crack económico de 1929, la conocida como 'Gran Depresión', aquella gran crisis económica y financiera mundial que, desde Estados Unidos, se propagó, cual pandemia, por todo el globo. Con devastadoras consecuencias socioeconómicas, generadoras de muchísima inseguridad y miseria para la población.
En ese dramático contexto de pobreza y escasez de recursos, la trama sitúa a los personajes - gentes desesperadas- en torno a maratonianos concursos de bailes por pareja en los que el principal objetivo es el de, simplemente, mantenerse en pie -y no caer exhaustos y derrotados al suelo- para, al menos, poder así recibir algo de comer. No se trataba de bailar mejor, sino -para ganar- ser los últimos en rendirse y desfallecer. Y todo ello, para tratar de desviar la atención social respecto al verdadero problema a afrontar: la referida crisis económica.
En Canarias, llegamos a esta nueva celebración turística mundial afectados anímicamente, no ya por la pandemia, sino por ese 'crack' que ha provocado la naturaleza en La Palma, y por los estragos que las erupciones volcánicas están causando en nuestra Isla Bonita. Impacto emocional ya transformado en máxima empatía solidaria de todas las canarias y canarios «de dentro y fuera de La Palma». Daño anímico, económico y material para esa toda nuestra buena gente palmera que ha perdido o ver perder sus viviendas, fincas, granjas, negocios y colegios bajo el impasible avance de ese río de incandescente lava tornada al negro más oscuro.
Frente a la inicial, momentánea e irracional fascinación de ser testigos de la erupción volcánica que irrumpió, televisivamente en directo, ante nuestros ojos -recuerdo natural de nuestro origen isleño-, la consecuente y racional preocupación por esas duras afecciones a personas y sus propiedades. Con el inmediato y urgente deber de nuestras instituciones en la búsqueda de soluciones habitacionales y económicas para esas lágrimas palmeras que buscan el océano de la vuelta a la normalidad 'de toda la vida'.
¿Importa algo, en estos momentos, que España se esté jugando el cetro de ser sede -como lo es desde 1975- de la Organización Mundial de Turismo, ante el desafío lanzado por Arabia Saudí en su intento de arrebatar a nuestro país dicha capitalidad turística mundial?
¿Importa algo, en estos momentos, que el Reino Unido haya puesto fin a su, durante meses, parpadeante e irregular semáforo de colores que un día te convertía en destino seguro y al siguiente, todo lo contrario? Generando ahora dos únicos 'colores' -el tan temido 'rojo' aún vigente, y el ahora denominado 'color' ROW (Rest of the World)- que entrarán en vigor a partir del 4 de octubre. Y que, en la práctica, supone poner fin a las restricciones de viaje y exigencias de controles, tests y cuarentenas sanitarias a los británicos ya vacunados que nos visitan, a su vuelta a casa.
¿Importa algo, en estos momentos, que el final del verano esté anticipando una muy esperanzadora temporada turística de invierno para nuestro archipiélago, gracias a una demanda de viajeros que no deja de crecer, en la que la práctica totalidad de la oferta alojativa y de ocio en Canarias se encuentre ya a disposición y servicio de nuestros visitantes?
¿Importa algo, en estos momentos, que, en el conflicto laboral que mantenían los empleados de Groundforce y que afectó durante un par de semanas a miles de pasajeros en el aeropuerto de Gran Canaria, haya feliz y finalmente imperado el sentido común y la vía del diálogo?
¿Importa algo, en estos momentos, que ya sean algo menos de 36.000 los trabajadores canarios aún en situación de ERTE, frente a los casi 90.000 que lo estaban hace un año por estas mismas fechas?
Por supuesto que todas estas circunstancias turísticas, económicas, laborales, sociales y políticas en torno a Canarias importan. Y mucho. Porque nuestra locomotora, el Turismo, está de vuelta. Y con ella, el trabajo que nos da la vida. Y la vida que nos da un futuro.
Pero por encima de todo ello, ahora priorizamos el objetivo de arropar, acompañar y subir de vuelta al vagón de la esperanza a La Palma. Ahora triste epicentro de una dura y contundente reacción de nuestra naturaleza volcánica. Cierto. Pero, de siempre, epicentro y origen, La Palma, de innovadoras tendencias turísticas mundiales.
Porque si existe un destino turístico de referencia mundial asociado a los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el plan de acción adoptado por las Naciones Unidas a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, esa es La Palma, designada Reserva de la Biosfera por la Unesco, primero parcialmente desde 1983 (Reserva de la Biosfera de Los Tilos); y ya la isla entera en su totalidad, por unánime votación en París, desde 2002.
Porque si existe un destino turístico de referencia mundial vinculado tanto al 'turismo de las estrellas' (astroturismo) y a la investigación espacial, a través del Observatorio del Roque de los Muchachos, integrado en el Instituto Astrofísico de Canarias, esa es, desde 1984, La Palma. Donde, además, se firmó en 2007 la Declaración Mundial en Defensa del Cielo Nocturno y el Derecho a Observar las Estrellas (Declaración Starlight de La Palma).
Porque si existe un destino turístico de referencia mundial exponente de una excepcional belleza natural, con la majestuosa credencial del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, esa, sin duda, es La Palma. Aún a pesar de la actual desgarradora volcánica herida en su piel y en su corazón.
Porque si existe un destino turístico de referencia mundial ejemplo de integración de turismo, deporte y naturaleza, esa es La Palma con su inigualable ultra-maratón de la Transvulcania, a la que no sólo acuden los casi 1.500 deportistas de todo el planeta, sino familiares y acompañantes, medios de comunicación especializados, etc., proyectando la imagen y costumbres de la isla de uno a otro confín.
Y porque -sobre todo- si existe un destino turístico de referencia mundial donde danza, magia y fascinación hipnotizan, desde unos minúsculos zapatos, a los ojos del alma, esa es La Palma. Con esa Danza de los Enanos enmarcadas en las fiestas lustrales de la Bajada de la Virgen de las Nieves, declaradas de Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 1965.
Imagen icónica de aquella Gran Depresión de 1929 es la de la fotografía de una joven madre, Florence Owens Thompson, junto a sus niños, en un campamento provisional, y desposeídos en aquel momento, de propiedades y recursos, pero no de futuro. Fotografía símbolo de una dura etapa que, actualmente, luce como símbolo de un duro pasado, a la vez que como símbolo de orgullo, ya que siempre hay un camino para la esperanza, en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
Toca, por ahora, seguir asumiendo la 'foto' del dolor en que se ven sumidas La Palma y su gente. Y seguir confiando en un pronto final de la actividad volcánica que ha afectado a su cotidianeidad y vidas. Pero... 'danzad, danzad, (malditos) volcanes'. Que ni siquiera un río de lava volcánica, por muy alto, ancho o agresivo que sea puede hacer frente a la riada de fuerza, energía y solidaridad de palmeros, en particular, y de canarios, en general.
A ver quién desfallece primero.
En especial para toda La Palma, feliz Día Mundial del Turismo.
DAVID MORALES DÉNIZ
Presidente SKAL Internacional de Turismo de Gran Canaria - @DavidMDeniz