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A.SÁNCHEZ
No hay trabajo para españoles

No hay trabajo para españoles

Por primera vez en la historia los extranjeros acaparan todo el empleo creado en el año 2022 y se destruyen puestos ocupados por nacionales

Sábado, 11 de febrero 2023

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Ni un solo puesto de trabajo de los cerca de 300.000 creados a lo largo 2022 fueron a parar a manos de españoles. Es más, por primera vez en la historia en un año de recuperación económica se destruyó empleo para los nacionales, mientras que toda la afiliación nueva ha sido gracias a los extranjeros.

Concretamente, a lo largo de 2022 se sumaron 278.000 nuevos cotizantes, de los cuales 240.200 eran inmigrantes y 43.100 tenían la doble nacionalidad (en su mayor parte personas de América Latina que llevan muchos años residiendo en España), según datos extraídos de la última Encuesta de Población Activa (EPA). Por el contrario, desaparecieron 4.400 puestos ocupados por españoles, algo inédito.

Supone, por tanto, una ruptura total con la tendencia natural que año a año mantenía hasta ahora el mercado de trabajo español. Hasta 2019 la inmensa mayoría de los nuevos empleos iban destinados a los españoles, salvo casos puntuales, relacionados con la etapa de llegada masiva de inmigrantes. Pero en 2019 ya se produce un cambio e incluso finaliza con la mitad de todo el empleo creado para extranjeros. Este fenómeno se agudizó en 2020 y, antes de que la pandemia hiciera sus estragos, se produjo un 'sorpasso' y el trabajo inmigrante superó al español. Ahora, en el final de 2022 se ha llegado incluso a dar la vuelta y todo el empleo creado ha sido para foráneos.

Este cambio de tendencia –que además se agravará en los próximos años, puesto que se prevé que llegarán más de nueve millones de inmigrantes hasta 2050– se produce, además, en pleno debate sobre si se facilita la llegada de extranjeros para ocupar vacantes en el sector de la construcción, que alerta de que necesitarán medio millón de trabajadores para los próximos cuatro años.

Sin embargo, los sindicatos y Unidas Podemos, con la vicepresidenta Yolanda Díaz a la cabeza, se oponen rotundamente a traer mano de obra extranjera al país de los tres millones de parados. «No nos vamos a sumar a esta moda facilona que acabará diciendo en poco tiempo que en España la gente no quiere trabajar», dijo recientemente el secretario general de UGT, Pepe Álvarez.

Menos cualificación

Pero la cuestión es que de esos tres millones de parados, más de 2,5 millones son españoles y, sin embargo, para ellos no se ha creado empleo en el último año. ¿Cuáles son las causas? La razón principal hay que buscarla en los sectores en los que se creó empleo, porque «empieza a haber una sobrerrepresentación de extranjeros en sectores como servicios y construcción», según apunta Javier Blasco, director de Adecco Group Institute.

Efectivamente, el sector servicios, especialmente la hostelería, el comercio, el transporte y logística, tiró del empleo en 2022, hasta el punto de que sumó 314.000 afiliados. También en la industria manufacturera se han generado puestos (55.300), pero a un ritmo muy inferior y principalmente para peones, y algo en la construcción (14.900 cotizantes nuevos). Se trata de empleos peor remunerados y para los que se exige una menor cualificación, por lo que son ocupados en mayor medida por inmigrantes, señala Andreu Cruañas, presidente de Asempleo, la patronal de las ETT.

Por el contrario, se perdieron afiliados en banca y seguros, en actividades profesionales, científicas y administrativas, así como en educación, mientras que prácticamente se mantuvo estable en sanidad; sectores todos con más presencia de trabajadores españoles.

Bien es verdad que el mayor desplome se produjo en la agricultura, donde también hay abundancia de mano de obra extranjera, pero CC OO destaca que esos cerca de 87.000 trabajadores menos abandonaron el campo para ocuparse en otros sectores, debido en gran parte a una menor producción agraria a consecuencia de la sequía y de las heladas.

Peor comportamiento que un sector tan tocado como la agricultura se registró en el trabajo por cuenta propia. 2022 terminó con 111.200 autónomos menos que en 2021, el peor dato desde que existe la serie, en más de diez años. Se debe fundamentalmente a tres sectores: el comercio, la hostelería y la industria. Miles de negocios de comercio y hostelería se vieron obligados a cerrar el año pasado ante la falta de medidas directas sobre este sector, según denuncian las organizaciones del colectivo.

Por el contrario, el número de funcionarios se ha disparado, principalmente en el segundo semestre del año, y toca un nuevo máximo por encima de la barrera de los 3,5 millones.

Fuerte desaceleración

Esta fuerte pérdida de autónomos tiene especial importancia puesto que habitualmente es un indicador adelantado de la evolución del empleo en los próximos meses, por lo que refleja que se vivirá una fuerte desaceleración en este inicio de año. Así lo augura también Blasco, que pronostica que «la etapa de fuerte recuperación terminó y ahora viene una etapa de mini-crecimiento». El experto advierte que «hay mucha incertidumbre en el marco normativo y eso perjudica claramente que podamos coger el tren de la industrialización al rebufo de los fondos europeos» y exige «un modelo más flexible» que pueda adaptarse fácilmente a los ciclos económicos, algo a lo que «no ha ayudado la reforma laboral».

Esa ralentización ya se ha notado en la recta final de 2022, cuando el mercado laboral ya sí acusó el impacto de la guerra en_Ucrania y la crisis de los precios y registró los peores datos de los últimos nueve años. Esto ha provocado que el número de parados, pese a reducirse en casi 80.000 desde 2021, vuelva a subir por debajo de la barrera psicológica de los tres millones y la tasa roce ya peligrosamente el 13%, nivel que –según apuntan los expertos– se sobrepasará en los próximos meses.

Otro dato preocupante es que el paro de larga duración vuelve a crecer y alcanza ya la cifra de 1.282.000 desempleados con más de un año en esta situación. España es el segundo país de Europa con más parados de más de cuatro años. «Hay que actuar sobre esta cuestión de fondo y movilizar recursos», demanda Cruañas, que denuncia que «los problemas endémicos de nuestro mercado de trabajo siguen sin afrontarse con seriedad».

Cabe destacar, sin embargo, que más de la mitad del empleo creado en 2022 fue para los mayores de 50 años, mientras que hubo una fuerte destrucción en la franja entre 35 y 45 años. «En el entorno de crisis económica pagan más el pato los trabajadores de esas franjas intermedias, que trabaja con contratos de corta duración y no tienen antigüedad suficiente para salir del despido», explica Blasco. También se generaron casi 140.000 puestos para los menores de 30 años y casi 70.000 entre los de 45 y 50.

Más equilibrado fue el empleo creado en función del sexo, hasta el punto de que se sumaron 146.000 afiliados varones y 132.000 cotizantes mujeres.

El auge de los fijos discontinuos reduce la temporalidad a mínimos pero no en el sector público

El año 2022 comenzó con cambios en la legislación laboral que supuso un antes y un después en la contratación. El veto a la temporalidad que impone la reforma laboral la ha colocado en niveles mínimos que la acercan a la media europea, después de años en los que España ha estado a la cabeza. Así, en doce meses la tasa se ha reducido 7,5 puntos gracias principalmente al auge de los trabajadores fijos discontinuos y ha pasado de superar el 25% en 2021 a cerrar 2022 por debajo del 18%, según los últimos datos de la EPA.

Sin embargo, toda esta fuerte caída la ha protagonizado el sector privado, mientras el público mantiene su temporalidad en niveles alarmantes, que superan el 30%. Es decir, las empresas han tenido el protagonismo absoluto en este hito histórico de que por primera vez en décadas un mal endémico del mercado laboral como es la temporalidad caiga significativamente.

El debate es: ¿se trata de maquillaje o realmente se ha reducido? Andreu Cruañas, presidente de Asempleo, la patronal de las ETT, señala que esto obedece a que la norma ha prohibido la temporalidad al vetar los contratos eventuales, pero no la ha eliminado. «La realidad no ha cambiado para el trabajador, que sigue ocupado el mismo tiempo, cobrando el mismo salario pero, en cambio, ahora no tienen compensación si su contrato se acaba», puntualiza.

Se refiere a que el número de personas que firmaron un contrato fijo discontinuo en 2022 se ha duplicado con creces y sobrepasa los 833.000, un colectivo que figura como indefinido en las estadísticas y no computa como parado, pese a que pueden estar varios meses al año sin trabajar. Por tanto, cuando finaliza su actividad no cobran los 12 días por año trabajado con que se les indemnizaba cuando eran temporales.

Cruañas, sin embargo, sí reconoce que la reforma laboral ha contribuido a reducir los contratos temporales fraudulentos, pero considera que la parte que se debe a la estacionalidad de la economía española está cobijada bajo el contrato fijo discontinuo. «Sigue existiendo la misma necesidad que antes, porque el modelo productivo no ha cambiado, solo que la reforma ha reducido su número, duración y su causalidad», concluye.

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