Salir del ERTE y volver a trabajar, la «mayor lotería» para los trabajadores canarios

La reapertura de hoteles y la vuelta a la actividad de numerosos negocios vinculados, como restaurantes, tiendas de ropa, perfumerías, bares... están rescatando estas semanas de los ERTE a miles de canarios, que tras casi año y medio 'parados' vuelven a sus puestos de trabajo. Las ganas y la ilusión de regresar al trabajo caracteriza a todos, que reconocen haber pasado momentos muy angustiosos en este tiempo. Por un lado, por el recorte de los ingresos durante el ERTE y que ha obligado a tirar de ahorros y de apoyos familiares y de otro, por no ver claro un final y creer que podrían perder su trabajo y por tanto, el sustento de su familia.

Para ellos y como reconocen algunos, volver a trabajar es «como si les hubiera tocado la lotería». «Por fin termina la pesadilla. Es volver a recuperar la vida», admiten.

Adela Benítez tiene 54 años y lleva más de media vida -32 años en concreto- trabajando para la cadena RIU. Actualmente es subgobernanta en el RIU Palmeras, hotel al que acaba de reincorporarse después de más de un año parada. En su caso, tras entrar en ERTE en marzo de 2020 volvió a trabajar dos meses el verano pasado pero, ante la falta de turistas, el hotel volvió a cerrar y ella, a regresó al ERTE. «Fue un mazazo. Se me cayó el mundo encima pero gracias a Dios estamos aquí de nuevo», indica.

En su familia, tanto su marido como su hijo de 23 años trabajan en el sector turístico y han estado parados todo este tiempo. Ellos se reincorporarán en julio. «Por fin vemos la luz. Lo hemos pasado fatal, muy mal. Los tres en casa y sin saber lo que iba a pasar. Después encendías la tele y todo eran malas noticias. Ha sido horrible. Yo he sufrido crisis de ansiedad y todo», indica Adela, que hoy se siente «feliz» porque vuelve a trabajar.Para ella, salir del ERTE es «como si la hubiera tocado la lotería». «Estoy más contenta que si me hubiera tocado», reconoce.

«Cuando me llamaron y me dijeron que volvíamos me fui a volver loca. No me lo creía. Estoy encantadísima. Es recuperar la vida», afirma Adela, que cree que esta vuelta es la definitiva. «Tenemos el hotel súper bien y cada vez veo más movimiento de clientes. Confío en que esta vez no haya marcha atrás. Percibo que esta vez va a ser la buena», indica Adela, que no tiene palabras para describir el «subidón» que sintió cuando la llamaron para reincoporarse. «Hay que pasarlo, Cuando vives del turismo y ves que la cosa no arranca y empiezas a pensar que tienes que buscarte otra opción y con nuestra edad... Es muy duro. Las preocupaciones te pueden, luego no te llega con lo que cobras y no ves final», señala Adela, que solo tiene palabras de agradecimiento para la cadena para la que trabaja.

Fran Yánez es camarero en el Servatur Waikiki, hotel que reabrió ayer sus puertas al público tras un año cerrado y en el que lleva empleado 23 años (primero bajo la marca RIU y ahora con Servatur). Con esta reapertura Fran ha vuelto al trabajo tras haber estado en ERTE desde marzo de 2020. Su mujer, también trabajadora del sector turístico, se reincorporó el mes pasado tras catorce en ERTE. Ambos tienen dos niños pequeñas y como reconoce Fran, lo vivido ha sido «muy duro». «Los ingresos bajan. Hemos estado rascando, tirando de ahorros y recortando gasto y luego, sicológicamente estar en la casa pensando en lo que puede pasar pesa mucho», indica Fran, que apunta que la situación la ha vivido «como si fuera un mal sueño». «Quién se podía imaginar lo que iba a pasar y que una zona turística de primer nivel como es Playa del Inglés se iba a quedar sin turistas. Ha sido increíble lo que ha pasado», reflexiona Fran, que está deseando que regresen los visitantes.

Reconoce que han vivido con «mucha incertidumbre y miedo» los meses pasados pero hoy se muestra optimista y agradecido con la empresa. «Esperamos que esto cambie y ahora empiece la recuperación», apunta Fran, que asegura que el verano pasado «vivieron un poco de luz al final del pasillo» pero pronto se apagó porque subieron los contagios y los pocos hoteles abiertos tuvieron que cerrar. Hoy cree que «la luz ilumina más» y que está próximo el final.

Marisa Pérez, por su parte, empezará en unos días a trabajar en la perfumería Sabina de Playa del Inglés, en la que lleva trabajando desde hace 21 años y que reabrirá sus puertas el 1 de julio. Afronta la vuelta al trabajo «con mucha ilusión y muchas ganas» y confía en que esta vez sea la definitiva. Ella salió del ERTE en agosto de 2020 pero en enero de este año volvió a entrar porque no había turistas ni actividad.

Su marido ha estado trabajado durante todo este tiempo y en su caso, «aunque se nota el recorte de ingresos», la situación económica ha sido buena. «Se nota y tienes que controlarte. No es lo mismo que cuando estás trabajando pero lo hemos llevado bien», indica.

Reconoce que la situación ha sido «desesperante» pero agradece que durante todo este tiempo la empresa dispuso de cursos de formación en colaboración con las firmas. «Todas las semanas llegaban y así hemos estado entretenidas y aprovechando el tiempo», señala. Hoy confía, muy ilusionada, en que la vuelta «sea definitiva» y dejar atrás y para siempre los ERTE.