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Una conductora reposta en una gasolinera. EFE
Recetas para acostumbrarse a vivir con los precios cada vez más altos

Recetas para acostumbrarse a vivir con los precios cada vez más altos

La inflación elevada ha llegado para quedarse más tiempo del estimado con intereses al alza y pérdida continua de poder adquisitivo

Sábado, 30 de julio 2022, 23:39

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Millones de hogares se habían olvidado ya de revisar los recibos hipotecarios que sus bancos les cargaban cada mes. España, y toda la zona euro, han vivido una década con tipos en mínimos, incluso en negativo. Pero el panorama ha cambiado por completo. El Banco Central Europeo (BCE) ha revisado al alza el precio oficial del dinero hasta el 0,5%. Primera consecuencia:esos ciudadanos que habían olvidado la hipoteca vuelven a analizar cuánto les subirá la cuota a partir de ahora.

La de los recibos hipotecarios es la primera gran consecuencia de impacto que tiene una subida de tipos de interés con la que el organismo presidido por Christine Lagarde quiere contener la inflación. O mejor dicho, la escalada en la que el IPC (Índice de Precios al Consumo)se ha situado en los últimos meses. Hacía una década que España no vivía una subida de tipos, y hacía más de 40 años que la economía, como toda la europea, no recordaba cómo los precios pueden llegar a escalar al ritmo que lo están haciendo. Desde los combustibles hasta la comida; desde los viajes hasta los automóviles. ¿Estamos preparados para este contexto?

La situación no es parecida, pero en Argentina, una de las economías habituadas a convivir con la inflación, los precios llevan años cambiando por horas. No por días. Por horas. A este lado del Atlántico, la situación no llega a ese extremo, pero una buena parte de los productos que componen la cesta de la compra media acumula una subida de precios que es superior al 10,8%, el último dato del IPC facilitado en julio por el INE.

Un día a día más selectivo

Para reducir el coste del carrito de la compra se pueden seguir varios consejos que muchos ciudadanos podrían haber olvidado en estos últimos años en los que incluso se ha registrado deflación. Por ejemplo, comparar entre establecimientos o hacerlo dentro del propio comercio con diferentes productos. Además, los expertos recomiendan tener cuidado con las estrategias de marketing que intentan convencer al cliente de que gaste más: la distribución de los productos esenciales alrededor de la tienda para obligar al público a pasar por todos los pasillos. Además, muchos supermercados dan mucha importancia a sus garantías, y en eso basan sus campañas. Por lo general, solo cubren productos de marca, la conclusión es que si la cesta de la compra costara menos en otro lugar, le reembolsarán la diferencia.

Financiarse, más caro

La financiación está a la orden del día de muchas familias. Pero con la decisión que ha tomado recientemente el BCE, el coste de las compras subirá. Ya lo ha hecho, cuando el interés medio en los préstamos de consumo ha pasado del 5,5% de finales de 2021 al 6,6% actual. Pagar a plazos sale más caro. Y así será durante los próximos meses. Por ello, y para evitar disgustos posteriores, es recomendable analizar todas las condiciones del crédito que se vaya a firmar, no solo en lo relativo a los intereses, sino también en cuanto a las comisiones o tasas, así como la posibilidad de que sea una tarjeta 'revolving' en la que los intereses superan el 18%, de media. Y, si se puede, no financiar un producto durante más tiempo del que se va a usar.

Junto al crédito al consumo, el mayor impacto de la inflación alta y de la subida de tipos llega en las hipotecas. Poco se puede hacer si se encuentra entre los dos tercios de los hogares con hipoteca a tipo variable. Es la nueva realidad, la de cuotas más altas. Aunque la principal baza que tienen estas familias o empresas pasa por amortizar parte de la deuda hipotecaria, para así rebajar la cuota o quitarse años de financiación de encima. Por ahora, un cambio de modalidad de hipoteca –a una fija, por ejemplo– le puede salir más caro de lo que se ahorre con el interés, por las comisiones y los trámites costosos que hay que realizar con la entidad, notario o registro.

Ahorros algo más atractivos

La única buena noticia de este contexto les llega a los ahorradores. Ellos verán cómo sus bancos comienzan a ofrecerles productos con rentabilidad, como los históricos depósitos. Sin embargo, es recomendable evitar contratar productos a largo plazo que impidan tener liquidez en el presupuesto familiar en caso de tener que afrontar algún imprevisto. Además, el ritmo al que se incrementará la rentabilidad de los productos de ahorro será mucho más lento previsiblemente de lo que lo está haciendo ya el euríbor y otros índices en créditos.

El pacto de rentas, a la espera del acuerdo tras el verano

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya instó a los pocos días de comenzar la invasión rusa de Ucrania a sindicatos y empresarios a alcanzar un pacto de rentas. Un acuerdo que implicaba moderación de los salarios y también de los beneficios de las empresas. Pero la propuesta ahí se quedó varada. Hasta que la vicepresidenta, Nadia Calviño, la recuperaba hace pocos días, sin ningún avance y a la espera de que, tras el verano, todas las partes aborden esta espinosa cuestión.

Una de las figuras que más ha insistido en moderar salarios, ganancias e incluso pensiones y sueldos públicos ha sido el gobernador del Banco de España. Pablo Hernández de Cos ha subrayado permanentemente la necesidad de alcanzar un pacto para abordar de manera solidaria el empobrecimiento derivado del fuerte aumento de la inflación y ha advertido de que tratar de eludirlo puede desembocar en una espiral inflacionista que hará menos competitiva la economía.

La necesidad de este pacto de rentas se deriva de reconocer que para la eurozona y España una buena parte de las perturbaciones tienen que ver con el encarecimiento de la energía, cuya importación resulta indispensable y está provocando un empobrecimiento general. «Este reconocimiento hace necesario repartir esa pérdida y, si todos los agentes económicos tratan de eludir la pérdida, entraremos en una espiral inflacionista con una pérdida de competitividad», ha advertido.

De Cos ha defendido que un pacto de rentas supone «acordar un reparto de esa pérdida» entre las empresas, con una reducción de los márgenes, así como entre los trabajadores, con incrementos salariales por debajo de la inflación, y también en el sector público.

Más allá del impacto en la cesta de la compra, el alza de las cuotas hipotecarias o las dificultades para financiarse a partir de ahora, la restricción salarial y de resultados empresariales puede ser una clave para evitar que la economía entre en una dinámica de alza de precios que vayan siempre a más.

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