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El puerto de Las Palmas se ha convertido sin querer en el campo de experimentación del decreto que liberaliza la estiba, aprobado por el Congreso de los Diputados el pasado 18 de mayo en un segundo intento por la presión de los estibadores. Y el resultado no ha sido nada positivo.
Los estibadores no están dispuestos a aceptar el cambio de modelo y se oponen a que las nuevas empresas estibadoras que se entren en los puertos españoles puedan operar de forma libre e independiente y sin pertenecer a las sociedades de estiba, tal y como recoge el decreto.
Lo evidenciaron ayer con el boicot ejercido sobre Gesport Terminal Marítima, que en principio no tiene intención de entrar en la Sociedad de Estiba de Las Palmas (Sagep).
Esta empresa, ubicada en la parcela de la antigua Contenemar, recibió el 2 de junio por parte de la Autoridad Portuaria de Las Palmas la licencia para ejercer como estibadora en La Luz. El permiso lo recibió quince días después de que entrara en vigor el decreto de liberalización y por tanto, le permite operar de forma independiente a la Sagep. Es el primer caso de España.
Desde ese día las presiones de los estibadores no han cesado para obligar a la nueva estibadora a integrarse en la Sagep, a la que pertenecen las otras tres terminales que operan en Las Palmas: Opcsa, La Luz Market y La Luz (Boluda). La negativa reiterada de su consejero delegado, Francisco Naranjo, a hacerlo ha soliviantado los ánimos de los estibadores que ayer se concentraron en las puertas de Gesport y bloquearon su acceso. La Guardia Civil se personó en la terminal aunque no fue necesaria su actuación porque la terminal aún no registra movimientos. Su actividad arrancará la primera quincena de julio y entonces sí puede haber problemas.
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