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Silvia Fernández
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA.
Domingo, 11 de abril 2021, 08:31
La empresas JSP, en preconcurso de acreedores, se encuentra completamente descapitalizada y con una situación difícil para salir adelante. La mala gestión de los últimos diez años y la decisiones erróneas adoptadas unido a un entorno económico complicado -primero la crisis de 2008 y después, la de la covid- han deteriorado de forma progresiva el balance financiero de esta empresa y la han empujado a la situación en la que se encuentra.
Entre los años 2008 y 2016 la empresa pasó de unos beneficios de tres millones de euros a acumular unas pérdidas de nueve millones de euros. Tras estos datos se encuentra una caída de los márgenes de la leche y de la facturación por la crisis económica. Todo agravado por la guerra comercial que se desató en las islas en 2011, después de que los Hermanos Domínguez volvieran a hacerse con los HiperDino (grupo DinoSol) y se produjera la entrada con fuerza en las islas de enseñas como Mercadona o LIdl.
Entonces los precios se presionaron a la baja y cayó sustancialmente la facturación de JSP y del resto de productores. El momento coincidió además con una subida de las materias primas y por tanto, de caída de los márgenes. De los casi 125 millones de euros que llegó a facturar en 2008 los ingresos cayeron en 2011 hasta los 91,7 millones (66 millones eran de JSP y 25 millones de Celgan). Ese año, en 2011, la empresa apenas ganó 630.000 euros. Sin embargo, entonces nadie tomó medidas para adaptarse a la nueva situación y reestructurar ni el negocio ni el personal, cuyos sueldos eran entonces «de los más altos del mercado». Ese fue el principio del final de una empresa que a en la década de los noventa producía sin parar y con tres turnos, de lunes a domingo, por la fuerte demanda.
A partir de ahí comenzaron las pérdidas: 3,6 millones en 2014; 2,2 millones en 2015 y 10,4 millones en 2016. Y la deuda financiera comenzó a engordar asfixiando cada día más a la sociedad. De 37 millones, el agujero creció hasta casi los 42 millones en 2016 (35 de JSP y 6 de Celgan). Hoy, JSP adeuda a los bancos 37 millones de euros y 14 más a los proveedores, en total 51 millones de euros. Y facturó en 2020, 55 millones de euros. Estos datos evidencian la situación de quiebra en la que se encuentra, con unos ingresos al nivel de lo que adeuda y con muchos de sus activos, vendidos, así que sin colchón del que tirar. El negocio turístico (JSP llegó a tener cinco complejos) lastraron la liquidez de la empresa y contribuyeron a aumentar el creciente agujero del grupo.
Una de las decisiones más cuestionadas que tuvo la familia Sánchez fue rechazar en 2017 la venta de la empresa láctea Celgan a la multinacional Kaiku. La oferta de compra hubiera supuesto unos ingresos de 18 millones de euros a JSP, que le hubiera permitido reducir parte de la deuda que acumulaba y obtener liquidez para el día a día. «La empresa tenía entonces solución. No era fácil pero era posible», indican fuentes cercanas. Según apuntan, hoy también JSP puede aspirar a tener futuro si se produce la entrada del nuevo inversor -pendiente de que el Santander acepte la quita de la deuda propuesta y superior al 50%- y se coloca al frente a un buen gestor. «Como negocio industrial es viable, el problema es la carga financiera que tiene. Si se rebajara y se pusiera al frente a alguien con conocimiento del mercado lácteo saldría adelante», apuntan.
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