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José Antonio Herce: «Las pensiones no se solucionan con alza selectiva de impuestos»

José Antonio Herce: «Las pensiones no se solucionan con alza selectiva de impuestos»

El economista José Antonio Herce es presidente del Foro de Expertos del Instituto BBVA Pensiones además de director asociado de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Tras casi 40 años dedicado al estudio y análisis del sistema de pensiones español explica en esta entrevista sus posibles soluciones.

Jueves, 1 de enero 1970

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— ¿Qué le parece la separación en el nuevo Gobierno del ministerio de Trabajo del de Seguridad Social y la elección de José Luis Escrivá, expresidente de la Autoridad Independiente de Reponsabilidad Fiscal (AIReF), para llevar este último área?

— Lo importante es que el área de Seguridad Social y pensiones esté bien identificada y abastecida de servicios y que se preserve todo el aparato de forma unitaria. Esto se ha logrado y no me preocupa la separación. Tenía mi temor que se confundieran los impuestos con las cotizaciones y que la Seguridad Social acabara en la órbita de Hacienda como se dio a entender pero me reconforta saber que la singularidad se ha preservado. En cuanto al titular, José Luis Escrivá, sabe mucho de pensiones. La Airef, que presidía, ha hecho trabajos impecables sobre el futuro de las pensiones. Creo que el nuevo ministro tiene todas las mimbres para que si, nadie le tuerce el cesto de la reserva de las pensiones, tener una labor exitosa.

— Dos de las medidas que defendió en la Airef fue la subida de la edad de jubilación y elevar el período de referencia para el cálculo de las pensiones, ¿son adecuadas para lograr un sistema sostenible?

— No puedo estar más de acuerdo. La edad de jubilación no se puede retrasar respecto a la esperanza de vida. Si aumenta ésta que suba la edad de jubilación; si la esperanza de vida baja que baje la edad de jubilación. Hay que vincular ambas. Esto aporta al sistema un recurso que no es financiero, es tiempo. Lo sacamos del área de gasto y lo llevamos al de ingresos y lo que hacemos es que una parte de las ganancias de vida que tenemos por la longevidad la pasamos a la actividad laboral. En cuanto al período de cómputo, está ahora en 22 años y llegará a 25 en 2022. Pasarlo a toda la vida laboral se practica ya en muchos países más avanzados que nosotros y tenemos que hacerlo. Es una medida que creará efectos de control del gasto aunque no hay que hacer trampas en el solitario. En el pasado se ha propuesto ampliarlo a toda la vida laboral pero luego elegir los mejores años. Esto sería contraproducente.

— ¿Qué otras recetas se puede aplicar para hacer sostenible el sistema, que arrastra un déficit de 18.000 millones?

— Hay que hacerlo sostenible mejorando la suficiencia de las pensiones. El retraso de la edad de jubilación preserva la suficiencia y al tiempo ayuda a la sostenibilidad, lo que supone matar dos pájaros de un solo tiro. De este tipo hay pocas medidas que se puedan tomar porque las que garantiza la suficiencia como subir las pensiones en función del IPC comprometen la sostenibilidad: por cada punto porcentual de aumento de las pensiones al año estamos metiendo en el gasto del sistema 1.500 millones adicionales. Si esto se consolida, año tras año, podemos hablar de 150.000 millones de euros acumulados en 20 años. Luego está estabilizar el sistema y reducir el déficit que requiere de medidas drásticas. Esto será más doloroso.

— ¿Pondrá definitivamente alguien el cascabel al gato? ¿Lo hará Escrivá con lo antipopulista que es tocar las pensiones?

— En su toma de posesión dijo que una de sus prioridades era reducir significativamente el déficit del sistema. No sé lo que quería decir con esto porque pasar de 18.000 a 3.000 millones de euros de déficit son 16.000 millones muy difíciles de obtener. Y desde luego no se logra con impuestos a un grupo selecivo de la población. Eso no sirve a no ser que se recargarse el IRPF o el IVA sobre todos los contribuyentes, descontando a los más desfavorecidos, pero si sobre una base amplia y de forma transitoria para no dañar a la economía y los ciudadanos. Luego está el problema de los millones de pensiones obscenamente bajas pero también hay salarios obscenamente bajos de trabajadores pobres que echan muchas horas al día. Ellos también tienen derecho a complementos de renta.

— ¿Cómo se podrían generar esos complementos de renta?

— Con un sistema más progresivo que el actual y que redistribuya la carga pero no de forma selectiva.

— El consejo de ministros aprobó esta semana la subida de las pensiones en un 0,9%, volviendo a ligarlas al IPC. ¿Es un error? ¿Debería volverse al Índice de Revalorización?

—Este índice es un mecanismo muy eficaz para estabilizar el sistema a corto plazo aunque es duro. Pero hay que mirar a otros países. En Suecia y en el Reino Unido la pensión de la Seguridad Social existe y es de reparto como en España pero cubre solo un 30% o un 40% del último salario y esos países pueden permitirse indiciarlas a la inflación. En España la pensión cubre el 80% del último salario y este es el problema. Es excesiva y es difícil resolverlo.

— El factor de sostenibilidad, que vinculaba las pensiones a la esperanza de vida, parece descartado para el nuevo Gobierno. ¿Es adecuado?

— El factor de sostenibilidad existe en todos los países avanzados. Cada día que pasa vivimos cinco horas más y esto es una barbaridad. Nuestras vidas son cada vez más largas y si tenemos que cobrar 14 pagas cada año, con cada vez más años no lo podemos pagar. Y todo porque nos resistimos a cambiar la maldita y tiránica barrera de los 65 años. No sé por qué nosotros no podemos tenerlo además de que el factor de sostenibilidad es un incentivo muy potente para alargar la vida laboral.

— Habla de alargar la edad de jubilación pero en Francia se ha frenado el elevarla de 62 a 64 años tras las protestas en la calle.

— Francia es el campeón de las reformas avanzadas que luego nunca llegan a término. Lo ha hecho muchas veces pero en Francia para jubilarse a los 62 años hacen falta 42 años de cotizaciones. Cualquier francés no puede jubilarse a los 62. Si no tiene 42 cotizados no se jubila. Y en Francia la primera pensión tras el último salario es del 50%. En Francia hoy los trenes se conducen con el pensamiento, no hace falta cargar carbón en una caldera ardiendo y sin embargo, el régimen de jubilación de los conductores de trenes es uno de los 42 que hay y data del siglo XIX, apenas ha cambiado y mantiene sus privilegios. Es una aberración lo que pasa ahí pero los franceses tienen gran capacidad de romper todo cuando algo no les gusta y su Gobierno de volver para atrás cuando hay algo que no les gusta.

— Por lo que comenta, en España vamos hacia pensiones públicas más reducidas. ¿Cómo cubriremos el resto con productos privados?

— Dicho así suena muy triste. En Holanda, que es a donde deberíamos ir, hay un sistema mixto con dos patas. Una es una Seguridad Social Pública de reparto, en la que hay que cotizar, y da el 30% del último salario. Y luego, un plan de empresa obligatorio que te da el 60% del último salario con lo que el holandés medio tiene una pensión completa que cubre e incluso por encima el 100% del último salario. Y hay pensiones suficientes, sostenibles y mejores que las españolas. Si fuéramos activos con este tipo de objetivos no estaríamos tan derrotados sino a la expectativa de algo mejor de lo que tenemos. No sé si ha nacido el político que pueda convencer a este país de que ésta es la vía.

— ¿Para lograr ese cambio de mentalidad hay que hacer más esfuerzo en las empresas o en los ciudadanos?

— Como bien dice es un cambio de paradigma y mentalidad. Hay que hacer otra pedagogía, hay que ir a consensos activos y explicar para cambiar la mentalidad. Se pueden hacer muchas cosas que no se están haciendo. Veo poca economía política hasta ahora y confío en que se haga algo mejor. Debe haber más educación financiera y previsional para acabar con esas reticencias al cambio. Estamos hartos de estudiar lo que hacen otros países. Desde los 80 llevo estudiando esto y hay muchas cosas por inventar pero cuando estemos en la frontera, a la que aún no hemos llegado.

— Habla usted de consenso pero hoy es más difícil que nunca con un Congreso tan polarizado y crispado.

— Trasládese por un momento a un congreso de físicos del universo donde puede haber miles de congresistas y se ponen de acuerdo. Miremos ahí. Los consensos son dolorosos. Todos tenemos que ceder.

— Hemos hablado de colectivos privilegiados en Francia pero en España también los hay. Hay condiciones especiales de jubilación para los estibadores o los mineros, entre otros. Y luego están las prejubilaciones de sectores como la banca. ¿Debe terminar esto?

— Los estibadores conducen sus grúas con el pensamiento. Hoy la estiba no es lo que era en la edad media ni a mediados del siglo XX. Hoy se hace con una grúa que lo mueve todo. No se justifican sus condiciones y esto debería estar ya resuelto. No deberían estar en palmitas. En cuanto a los mineros, es una profesión muy dura pero hay muchas. Los maestros de escuela por ejemplo llegan a los 50 muy quemados. A mí los mineros no me preocupan, que tengan su régimen. Y que se haga un programa para que alrededor de los 50 cambien de actividad y dejen de hacer esas tan onerosas. Respecto a las prejubilaciones, es una decisión más o menos voluntaria entre una empresa y sus trabajadores. No es una figura normativa de la Seguridad Social y ésta no tiene nada que decir, aunque en el pasado ha dicho bastante desgraciadamente. El Sepe no debe engrasar esos acuerdos unilaterales entre empresas y trabajadores, que deben tener iguales condiciones que el resto.

— Canarias es una de las pocas regiones que tiene superávit en las pensiones. Ingresa 165 más de lo que gasta. ¿No convendría al archipiélago que hubiera una caja regional?

— Tenemos una joya de institución, con una caja única y solidaria, que financia con superávit de territorios más rejuvenecidos los déficits de aquellos más envejecidos. Pero ojo, el sistema no da nada gratis. Da pensiones a quienes se las merecen, vivan donde vivan, sea Canarias, Madrid o Galicia. Lo que pasa es que Canarias tiene un bonus demográfico porque su población es relativamente joven y si, dios no lo quiera pero si hubiera cajas regionales de pensiones y algunos pugnan por ello, Canarias podría pagar 15 ó 16 pagas en lugar de 14 y otras regiones no podrían pagar ni la mitad de las 14.

— Eso sería genial para muchos jubilados canarios.

— No olvide que Canarias tiene pensiones bajas porque los canarios cotizan poco y el superávit de Canarias no corresponde a Canarias. Es imputado, figurado. La responsabilidad de los que gestionan la cosa pública es hacer ver esto. El ciudadano debe saber que la Seguridad Social a los doce años de jubilado ya le ha devuelto todo lo que ha cotizado y que si vive diez años más alguien se lo tiene que pagar. El sistema de pensiones español restaura en buena medida los desaguisados del mercado de trabajo. Si no fuera por el sistema de pensiones español, la brecha de género de las pensiones sería mucho mayor. La Seguridad Social hace un servicio enorme a la sociedad española pero no puede dar 2.000 euros al mes a personas que han cotizado por la base mínima porque estarían expoliando al resto de trabajadores. Lo que deben hacer las regiones con una productividad muy baja es aumentarla. No puede ser que siempre sean las mismas regiones las que están a la cola de productividad.

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