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Ibón S. Rosales y Canarias7 / Las Palmas de Gran Canaria
Jueves, 1 de enero 1970
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Sin ceniza, sin humo, sin el olor del cigarrillo tradicional, y consumido, no fumado. El nuevo producto de Philip Morris, Iqos, que se pronuncia como iPhone, es un dispositivo que calienta el tabaco sin la necesidad de la combustión, proceso que genera los gases potencialmente más tóxicos del hábito de fumar.
El director general de la empresa en España, Mario Masseroli, viajó a Gran Canaria ayer para presentar este producto, en el que llevan trabajando una década y para el que se ha invertido unos 3.000 millones de dólares. Iqos llegó a la Península en noviembre de 2016 y ahora aterriza en Canarias. El dispositivo tiene un precio de 70 euros y las veinte unidades de tabaco cuestan lo mismo que una cajetilla de tabaco convencional. «Ahora estamos en la fase de estudios clínicos para demostrar que Iqos tiene la capacidad potencial de reducir el riesgo», explica Masseroli, subrayando que la nicotina sí es adictiva.
«Si uno compara el vapor del Iqos con el humo de un cigarrillo tradicional, hay una reducción de más del 90% de todos los componentes negativos, según nuestros estudios. Los resultados son alentadores», asegura el empresario, que está a la espera la autorización de la FDA norteamericana para lograr que ésta valide la investigación que demuestra, según la empresa privada, que Iqos es menos dañino que el cigarrillo tradicional.
«Lo que sí tenemos constantemente son reuniones y discusiones con la comunidad científica y con los reguladores para contarles de qué trata esta nueva tecnología desde el punto de vista del desarrollo científico y buscar una validación externa», cuenta el director general, que también ha realizado las gestiones para comercializar el producto en los Estados Unidos con esta validación.
Iqos no «es un producto para dejar de fumar» sino un cambio de hábito para que los fumadores puedan seguir disfrutando de la nicotina y «lo hagan con menor riesgo potencial para la salud», anuncia. La crisis económica y el aumento de los impuestos al tabaco ha mermado el consumo. Además, la concienciación de la gente se hace notar e influye e una reducción del consumo anual que se sitúa entre el 1% y el 2%. «También el comercio ilícito creció de forma muy grande», matiza con respecto a la crisis económica.
A la pregunta de si seguirán fabricando tabaco tradicional o no, dice que «por el momento sí fabricamos los dos» pero la tendencia de la empresa es apostar por Iqos porque «nuestro objetivo es un mundo sin humo, reconvertir el total de la industria a este tipo de productos», confirma. El deseo de Masseroli es que «el principal cliente, el fumador de Marlboro, se pase a Iqos».
Con la unidad de tabaco colocada, se presiona el botón, se calienta y listo. La sensación es muy sumular a un cigarrillo normal. El olor se asemeja al que desprende un cigarro encendiéndose en la vitrocerámica.
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