545 sucursales menos en Canarias y el ajuste sigue

La baja rentabilidad de las entidades financieras por los bajos tipos de interés obligan a las entidades a seguir avanzando en el ajuste de oficinas y personal, como forma de aligerar sus costes. A esta situación se añade que cada vez pierden más sentido las oficinas en un contexto de fuerte digitalización y crecimiento de clientes que resuelven sus trámites a través de internet.

A esto se suma un tercer componente: el proceso de fusiones en nuestro país aún no ha concluido y por tanto, a lo largo de 2018 asistiremos al cierre de más sucursales. Queda pendiente de materializarse el proceso entre el Popular y el Santander y habrá alguna fusión más, según se desprende los mensajes lanzados por Europa.

Entre los años 2007 y 2017 se han cerrado en Canarias 545 oficinas. El ajuste ha sido de casi un 40% en el acumulado de la década. Mientras que en 2007 había en las islas 1.468 sucursales (704 eran de las cajas de ahorros, extinguidas en este proceso, muchas absorbidas y otras reconvertidas en bancos) hoy quedan en las islas 923. Las cifras suponen volver a niveles de los años 80 en número de sucursales.

Según datos del Banco de España de cierre de 2017, publicados recientemente, el pasado año siguió la sangría con el cierre de 30 oficinas. De las 956 que había en el cuarto trimestre de 2016 se pasó a 923 en diciembre de 2017. El ritmo de cierres ha ido reduciéndose y ha pasado de una media de más de cinco al mes a casi tres el pasado año pero el problema es que no se para.

La situación de Canarias es el vivo reflejo de lo que sucede a nivel nacional. En la última década se ha reducido casi a la mitad el número de sucursales. En 2017 se contabilizaban, según los datos del Banco de España, 27.623 oficinas frente a las 46.221 que había antes de que se iniciara el proceso de reestructuración.

En 2017 se perdieron 1.336 sucursales en España.

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