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El decano de los españoles

El decano de los españoles

Manuel García Sánchez nació hace 69 años en Tunte. De pequeño cuidaba el ganado de sus padres y correteaba por la cumbre grancanaria, pero su vitalidad desbordante, su capacidad de iniciativa, hoy se le llamaría ejemplar emprendedor, le llevó a la costa y a mirar más allá de nuestras fronteras.

Jueves, 1 de enero 1970

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Hoy es el decano de los españoles que residen en Dajla, a donde llegó en 1995. Un año más tarde conseguiría la licencia para exportar a Europa, también a otras partes del mundo.

Empezó con la captura de almejas, «pero en 2001 se prohibió por sobreexplotación y aún no se ha abierto la veda». Ahora procesa navajas, facturando un total de 200 toneladas al año, berberechos y sardina que exporta también a Brasil y Sudáfrica.

Su primer negocio fue una tienda de decoración en Santa Cruz de Tenerife, pero la crisis de la construcción del año 1973 lo arruinó. Se reinventó en la hostelería. Ese mismo año se hizo con el restaurante La Farola de Arinaga y empezaría su relación con la compra del pescado. Lo explotó personalmente hasta 1998, luego lo alquilaría y terminaría vendiéndolo en 2007. En medio también gestionó la actividad hostelera de los Jardines de la Marquesa de Arucas, la Casa Condal, creó el poblado árabe de Arguineguín y creó Patapán.

En su búsqueda de producto fresco conoció Dajla y en 1995 decidió quedarse de manera estable. Se llevó a la familia y ahí permanece, ahora solo con su esposa, «los chiquillos crecieron e hicieron sus vidas». Montó un centro de depuración para el tratamiento del marisco y pescado y comparte la propiedad de un frigorífico con un socio del lugar. Su empresa da empleo fijo a 30 personas y en la época de la zafra de la navaja contrata a 90 recolectores.

Curiosamente «nada de lo que produzco llega directamente a las islas. Si algo termina consumiéndose en Canarias es después de haber pasado por Galicia, lo que encarece el género», por eso le gustaría que el Gobierno de Canarias prestase una pizca de atención a los canarios que se labran su futuro fuera de los peñascos y lamenta que los isleños sigan ignorando África. «Aquí somos bienvenidos. Somos vecinos».

En Dajla se siente «un saharaui más. Seguro y querido», y más cerca de Gran Canaria, «para matar la magüa», desde que Binter estableció dos enlaces aéreos por semana, pero demanda la creación de una línea marítima, aunque sea al Aaiún, para facilitar los trabajos de exportación.

No tiene intención de retirarse, quiere seguir creciendo, «esto tiene futuro, hay seguridad jurídica. Es como Canarias en los años 70, hay obras por todos lados. Ya tengo un terreno para hacer un hotelito».

De la UD no se pierde un partido y quiere al Tenerife en primera división, «pero un puesto por debajo de los amarillos».

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