Cigarrillos electrónicos, la alternativa para la lucha contra los efectos nocivos del tabaco según los expertos

Así lo dicen los profesionales presentes en el último E-cigarette Summit, la mayor cumbre internacional en torno al cigarrillo electrónico y que reúne anualmente a científicos y profesionales de la salud. El congreso, que se celebró siguiendo un formato online, abordó en profundidad las evidencias científicas que presentan los dispositivos sin combustión, su utilidad para la cesación tabáquica y el papel de los reguladores ante estas nuevas alternativas de riesgo reducido.

La reducción del daño es la alternativa para evitar los efectos nocivos que provoca el consumo de tabaco y, en este contexto, la pedagogía pasa por conocer al verdadero enemigo: la combustión. «Las sustancias tóxicas del humo, es decir, la propia combustión, es la causa real del daño que produce el tabaco», así lo afirma el profesor Robert Beaglehole, médico especializado en salud pública de la Universidad de Auckland.

En la misma línea se manifestaron Clive Bates, director en Counterfactual, y el Dr. Karl E Lund, investigador senior en el Instituto Noruego de Salud Pública. Ambos coincidieron en aceptar la nicotina como una sustancia que crea adicción, al igual que sucede con el café, y centrar la preocupación en el uso nocivo del tabaco tradicional que está en la combustión.

La educación en cuanto al papel tanto de la nicotina como del humo en el tabaco es clave para redirigir el debate sobre la reducción del daño, ya que hay una injusta demonización sin una base científica fehaciente sobre la nicotina, cuando esta no es la causante del daño en el tabaquismo.

Las políticas de reducción del daño y la búsqueda de nuevas alternativas están siendo efectivas en países como Reino Unido, donde llevan años de experiencia en este terreno y han sido capaces de crear un consenso para un debate civilizado sobre los dispositivos de riesgo reducido.

En este contexto los expertos reclaman más implicación y fomento del uso de las nuevas categorías para llegar a objetivos como los que se marca Reino Unido de estar libres de humo para 2030. A pesar de los esfuerzos británicos, la tasa de uso de los cigarrillos electrónicos no se ha modificado desde 2013, aunque los productos de vapeo siguen siendo la ayuda para dejar de fumar más popular.

Otro de los ejes claves para los expertos es el papel de los reguladores respecto a los nuevos productos. A pesar de las evidencias científicas que demuestran que los productos de vapeo reducen el daño en nuestra salud, la OMS no está tomando la iniciativa en el control del tabaco ni incluyendo la reducción del daño como alternativa. El profesor Beaglehole insiste en la prioridad de que esta promueva un nuevo enfoque y transmita información veraz y contrastada. Asimismo, al igual que la OMS, son muchos los reguladores contrarios a la aplicación de políticas de reducción del daño que optan por su prohibición o el aumento de impuestos sin evaluar el éxito del vapeo para reducir el riesgo.

La prohibición del vapeo se ha fomentado desde las instituciones, pero se está demostrando que no está funcionando como medida, al igual que sucede con la prohibición de sabores, la que trae como consecuencia el aumento del consumo de tabaco, del mercado ilícito y las mezclas caseras. Además, otra de las políticas que se están poniendo sobre la mesa, gravar los vapeadores, supondría un aumento de medio millón de jóvenes que pasarían a fumar tabaco de combustión y por cada cápsula de cigarrillos electrónicos eliminada se venderían más de 5,5 paquetes de cigarrillos, según mostraba Michael Pesko, profesor del Departamento de Economía de la Universidad Estatal de Georgia.

Las políticas escépticas con las nuevas alternativas están guiadas por interpretaciones, muchas veces erróneas, de la reducción del daño y un uso selectivo de las pruebas. Por ello el Dr. Konstantinos Farsalinos, investigador de la Universidad de Patras, replicó varios estudios que afirmaban una mayor emisión de tóxicos por parte de los cigarrillos electrónicos, sin embargo, sus réplicas obtuvieron resultados favorables para los productos de vapeo que contradecían a los estudios originales.

Konstantinos concluye que «en ocasiones se llevan a cabo estudios con condiciones poco realistas como el uso de bobinas quemadas para las pruebas o la utilización de dispositivos antiguos que producen más emisiones en comparación con la tecnología de los productos actuales».

Las informaciones que aparecen en los medios es otro de los condicionantes de estas políticas. La desinformación puede dañar la salud pública si esta se usa para tomar decisiones. Los expertos señalan que tanto organizaciones como medios de comunicación deben presentar las pruebas de manera equilibrada e imparcial y evitar titulares sensacionalistas que no reflejen la realidad de los resultados.

Pero, a pesar de la negativa por parte de algunas instituciones, ya hay organismos que demuestran una iniciativa para la actuación en la reducción del daño del tabaquismo, y es que las autorizaciones por parte de la FDA (Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) muestran su determinación científica de que estos productos alternativos son significativamente menos dañinos y claves para la protección de la salud pública.

Los profesionales coinciden en la excesiva preocupación sin una base científica clara sobre estas nuevas alternativas y el consumo de los jóvenes. Estos ven una preocupación desmedida que desvía el foco de atención de las cuestiones más relevantes, ya que la realidad demuestra que el consumo de vapeo entre los adolescentes está en descenso los últimos años.

Con estas conclusiones, un año más el E-cigarette Summit continúa promoviendo debates científicos en torno a la reducción del daño en el tabaquismo que pueden ser útiles tanto a la opinión pública como a las instituciones y tengan un impacto positivo en la salud pública.

*Fuente: https://www.e-cigarette-summit.co.uk/

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