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Hace solo 30 años que las familias cambiaron los pesados tomos de enciclopedias por buscadores en internet a los que solo con teclear alguna palabra clave dan información al segundo muy precisa. Y pese al gran poder que Google acumula en el mundo digital de hoy en día, hay señales de que su reinado puede estar tambaleándose. Hace solo unos meses se presentaba al mundo ChatGPT, una plataforma online gratuita fundada por OpenIA que permite al usuario crear contenido de cualquier tipo y realizar búsquedas de una forma mucho más ágil que con los buscadores 'tradicionales'.
Una empresa como Google estaba lejos de imaginar que una 'startup' pusiera en duda su imperio, pero al fin y al cabo la que hoy es una multinacional que factura 283.000 millones al año también nació así. El problema es que las grandes tecnológicas estaban mirando hacia otro lado, concretamente hacia el metaverso, una tecnología impulsada en los últimos años por Facebook (que incluso ha cambiado su nombre a Meta) y que pretende revolucionar las interacciones humanas.
El hándicap del metaverso es su escasa aplicación práctica actual. Las grandes empresas están invirtiendo millones en su desarrollo, pero aún está en una fase muy inicial. En resumen, funciona así: los usuarios se introducen a través de unas gafas de realidad virtual en un universo en el que sus avatares pueden charlar con sus amigos, comprar en tiendas creadas en ese universo, etc.
Sin embargo, desde hace un par de meses la sociedad se ha interesado mucho más –en enero alcanzó los 13 millones de usuarios diarios– por una tecnología con una aplicación mucho más práctica: ChatGPT. «Seremos usuarios de productos que incorporarán cada vez más inteligencia artificial (IA). Al principio nos impresionarán y después nos acostumbraremos», explica José Antonio Rodríguez, profesor de Innovación y Data Sciences de Esade. Para Luis Deza, director de Consultoría de Mazars, la IA puede suponer un cambio tan radical como el de la ofimática en los años 80 o internet a finales de los 90. «Se va a convertir en una herramienta imprescindible en todas las profesiones, lo que generará que los trabajadores se centren en las tareas de mayor valor añadido», señala.
La carrera por ser el que antes llegue a implantar su buscador conversacional entre la población ha llevado al propio Mark Zuckerberg a anunciar la creación de un equipo nuevo dentro de Meta dedicado específicamente al desarrollo de IA generativa. En su cuenta de Facebook, anunció esta semana que primero construirán herramientas «creativas y expresivas», pero a más largo plazo desarrollararán personajes de IA que se integren en Whatsapp o Messenger. Su generador de lenguaje es LlaMA.
Pero no es el único. Elon Musk (dueño de Tesla y Twitter) quiere crear un laboratorio de investigación para crear un nuevo chatbot que haga competencia al de OpenIA. Curiosamente él fue uno de los fundadores de la empresa en 2015, pero tres años más tarde la abandonó. Las últimas semanas ha cargado contra ChatGPT, acusándola de estar sesgada: «Lo que necesitamos es un TruthGPT (un GPT de verdad)», afirmó en un reciente tuit.
Este es el punto que más hace dudar a los expertos sobre su capacidad para vencer al buscador de Google. Adrián Gallegos, CTO de Telecoming, empresa especializada en monetización de servicios digitales, tiene claro que ChatGPT puede terminar con Google a largo plazo porque «abre una oportunidad para mejorar la comprensión del enunciado», pero recuerda que hay que estar alerta a la «veracidad, exactitud o precisión de las respuestas».
En una entrevista en el marco del MWC de Barcelona, Gallegos explicó que los programas como ChatGPT se basan en un entrenamiento previo que «tendría que darse casi a tiempo real para estar a la última», cuando éste es un sistema que ni siquiera necesita estar conectado a internet, lo que perjudica su actualización.
Pero las propias tecnológicas están viendo la posibilidad de que finalice el reinado de Google, De hecho, Microsoft, que es el principal inversor en ChatGPT con 11.000 millones en cinco años, ha creado a la vez su propia herramienta conversacional para su buscador, Bing. Desde Microsoft explican que están consiguiendo que las capacidades de la IA sean «accesibles y rentables» para todos. David Hurtado, Innovation Lead de Microsoft, tiene claro que la IA «transformará de forma radical todas las categorías de software, comenzando con la más grande: la búsqueda».
Google se siente amenazado y no quiere quedarse atrás. Por ello planea lanzar pronto un chatbot similar, Bard, que dará información de internet con respuestas «actuales y de alta calidad», explican desde Google. La multinacional no quiere aparentar que se ha subido al carro de la IA en el último momento y señala que llevan «mucho tiempo» utilizando IA para mejorar las respuestas de su buscador. «Desde hace seis años priorizamos la IA y trabajamos para que mejore la interacción de las personas con la información», indica Google.
La carrera por la IA es de gigantes tecnológicos porque solo ellos pueden lanzarse a construir un modelo de IA generativa, no solo por los buenos ingenieros, sino por las «enormes cantidades de datos para entrenar estos sistemas», dice Eva García San Luis, socia de KPMG.
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