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Domingo, 4 de junio 2023, 11:59
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La banca española ha logrado capear los últimos años de turbulencias –primero con la pandemia y después con el estallido de la guerra en Ucrania– con una morosidad muy contenida. Tanto, que la ratio sigue cayendo mes a mes y ya se sitúa en el 3,51%, su nivel más bajo desde diciembre de 2008. Aunque los créditos dudosos se mantienen a raya, el Banco de España ha comenzado a detectar un «ligero repunte» en los llamados créditos en vigilancia especial, los que en el sector financiero se denominan 'stage 2'. Es decir, aquellos que aún no han derivado en impago, pero que empiezan a dar las primeras señales de alarma.
Durante una intervención pública la pasada semana, el director general de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución del organismo, Ángel Estrada, ya indicó que la ratio de estos préstamos se situó al cierre del primer trimestre en el 7,2%, desde el 7,1% registrado a finales de 2022.
Y todo apunta a que el segmento empresarial, especialmente el de las pymes, es el que las entidades financieras está vigilando más de cerca, pues los préstamos hipotecarios no parecen presentar, al menos de momento, excesivos problemas de impago, a pesar del encarecimiento de las cuotas con la subida del euríbor y del impacto de la inflación en los presupuestos familiares.
Este repunte detectado por el Banco de España rompería así el descenso que venía presentando este tipo de préstamos en riesgo en 2022, cuando retrocedieron un 12,2%, según las estadísticas del supervisor. En concreto, el peso del crédito en vigilancia especial se redujo entre diciembre de 2021 y diciembre de 2022 en 0,9 puntos porcentuales, hasta el 7,1% mencionado. En aquel momento todavía eran, no obstante, un 24,5% superiores a los registrados antes de la pandemia.
Ante este escenario, es previsible que el sector siga endureciendo las condiciones de financiación, para evitar riesgos. Precisamente, el Banco de España también ha señalado que el crédito había caído un 1,3% en tasa interanual en marzo de 2023, 0,6 puntos porcentuales más que en el cuarto trimestre de 2022. Este descenso fue algo más acusado para los hogares que para las empresas, y ello a pesar de la notable reducción de la actividad crediticia a pymes.
Sin embargo, el crédito nuevo continuó creciendo, con un incremento del 14,8% en el primer trimestre, aunque su avance se moderó en los últimos trimestres. Además, el Banco de España señala que cayeron las nuevas operaciones firmadas con los hogares, un segmento que hace un año era «el más boyante».
Asimismo, se aceleró el ritmo de amortización de los préstamos en casi todos los segmentos, algo que los propios bancos ya trasladaron en la presentación de sus cuentas del primer trimestre.
El supervisor ha explicado que, en el caso de las hipotecas, este mayor ritmo de las amortizaciones afectó principalmente a los préstamos con tipos variables, si bien se extendió también a las hipotecas a tipo fijo. También ha resaltado que esta situación es más pronunciada entre los hogares con mayores ingresos.
Sobre la repreciación de las carteras crediticias, estima que cerca del 35% de las hipotecas variables y que estaban 'vivas' en diciembre verán subir sus tipos de interés en al menos tres puntos porcentuales durante el año, siguiendo la tendencia al alza del Euríbor.
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