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Un campo de extracción de gas en Argelia.
Argelia y los buques, los dos grandes flancos que tensionan el suministro de gas a España

Argelia y los buques, los dos grandes flancos que tensionan el suministro de gas a España

La dependencia del país africano, de donde llega una cuarta parte de esta materia prima, unida al mercadeo de buques con GNL, supone un reto para afrontar el invierno

Lunes, 25 de julio 2022, 19:23

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La misma semana en la que Europa ha propuesto recortar un 15% el consumo de gas a todos los países, en la que España se ha negado a esa medida porque aquí «se han cumplido los deberes», como ha recordado la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera; el suministro desde Argelia se ha visto alterado por unas horas reduciendo la inyección a través del gasoducto que une ese país con Almería. El incidente -un «fallo» técnico en el peor momento posible- provocaba «el cese momentáneo» del Mezgaz través del Mediterráneo. El problema se produjo durante dos horas en la parte argelina y posteriormente fue restablecido.

Aunque el suministro no se vio perjudicado, esa contingencia revela la inestabilidad a la que también se enfrenta España en materia energética, a pesar de encontrarse en una posición más aventajada que el resto de la Unión Europea. La 'isla energética' que forman España y Portugal les ha obligado durante años a dotarse de regasificadoras para atraer a los buques metaneros ante la imposibilidad de recibir gas europeo. Y la conexión con el Magreb también ha aportado estabilidad. Pero ahora todo ha cambiado.

Cualquier decisión en los buques o en Argel puede llevar a la economía a paralizarse. En el caso del vecino argelino, las importaciones han caído un 41% en el primer semestre de 2022 en comparación con el mismo periodo del ejercicio anterior, mientras que las compras de esta materia prima a Rusia se han incrementado un 3,2% en términos interanuales en los seis primeros meses del año, según los últimos datos del Boletín Estadístico de Enagás y correspondientes a junio.

La pérdida de peso de las compras al país africano también se nota en los datos acumulados, dado que en el primer semestre de 2021 supusieron un 47,7% del total de las importaciones de este combustible, mientras que en los seis primeros meses de 2022 cayeron hasta el 24,7%.

La dependencia, aunque se ha reducido en los últimos meses, aún es muy relevante, al representar una cuarta parte del gas recibido del exterior. Cualquier problema que pueda surgir, incluso inesperado como el que acontecía este domingo por ese fallo técnico en el Mezgaz, tensiona el suministro. Y lo hace en un contexto y movimientos en el que los países europeos ya están acostumbrados: desde el verano pasado, Rusia ya comenzaba a cortar el gas alegando problemas técnicos que finalmente han derivado en decisiones oficiales.

La otra parte del suministro llega vía metaneraos. De hecho, ya representa un 76% de las importaciones de gas que recibe la Península, frente a una media del 45% el año pasado. En este caso, España juega por ahora con ventaja. Al disponer de cinco regasificadoras en varios puertos (Barcelona, Valencia, Cartagena, Huelva y Bilbao), la capacidad para recibir gas (GNL) es superior. De hecho, EE UU se ha consolidado definitivamente como el principal proveedor de gas para España, dado que el 34,4% de las compras en el primer semestre (78.078 GWh) procedieron del país norteamericano, de donde llega el gas en los buques.

Pero también en este caso hay riesgos. Así se comprobó a principios de junio, cuando el operador de una de las mayores plantas de exportación de gas natural licuado de Estados Unidos cerraba por una explosión en sus instalaciones de la Costa del Golfo de Texas. El incendio sacudió los mercados de gas natural. Ese incidente ya provocó un alza en los precios de la materia prima. Y elevó considerablemente la tensión en un sistema de metaneros que se mueven prácticamente como un mercado persa en el que cambian sus rutas buscando al mejor postor en cualquier parte del mundo.

Aunque por ahora España sigue atrayendo estos buques, cualquier problema o decisión puede suponer otro bache de cara a un invierno que se plantea más que complejo energéticamente hablando para Europa.

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