Una oportunidad inigualable

Considerando que el Levante, rival que marca la frontera entre el bien y el mal, comienza a jugar en Mendizorroza media hora más tarde que la UD, un hipotético triunfo frente al conjunto azulgrana tiene muchos visos de ser suficiente para dejar atrás al conjunto levantino, ahora un punto por delante en la clasificación (y que, en caso de empate, a falta del partido de la segunda vuelta, seguiría por encima tras ganar 0-2 en el Gran Canaria). Paco Jémez sabe que las cuentas cuadran, que hay opciones de sorprender al Barça y ni mucho menos da por perdido el enfrentamiento ante el líder. Es consciente, y así se lo ha trasladado a sus futbolistas, que en noventa minutos podría recuperarse la credibilidad perdida y, de paso, garantizarse un paso cualitativo en la tabla. Más de cuatro meses lleva Las Palmas hundida en el trío de cola, por lo que el impacto moral que tendría rebasar al Levante sería oro en terciopelo.

En el vestuario asumen que la coyuntura no es la ideal para preparar la llegada del líder, si bien la solidez defensiva adquirida (no se ha encajado gol en tres de los últimos cuatro partidos) y la motivación que impera pueden dar el diferencial necesario para competirle sin complejos al gran favorito para alzar el título.

Jémez no para de alimentar la ambición en sus hombres de cara al partido de mañana, aún reconociendo que la empresa obliga a la perfección. Cualquier fallo penaliza al máximo frente a adversarios como el Barça y las opciones de la UD pasan, primeramente, por evitar cortesías. Plantear un partido intenso, con solidaridad en el esfuerzo y disciplina táctica, también ramaría en favor de los intereses de Las Palmas, a la que, previsiblemente, le va a tocar gestionar el encuentro sin la posesión del balón.

Un ejercicio de supervivencia que esconde el mejor de los tesoros para un equipo necesitado de alegrías mayores.

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