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Un ídolo del Insular que vuelve a casa

Un ídolo del Insular que vuelve a casa

El regreso del Turu Flores supone un antídoto contra la desilusión de un proyecto confeccionado para subir a Primera División, pero que no termina de arrancar.

Jueves, 1 de enero 1970

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El fichaje de José Oscar Flores, más conocido como Turu Flores, hace 22 años supuso una convulsión para una Unión Deportiva que acababa de ascender a Segunda División. Llegó de la mano de Ángel Luis Tadeo tras el mayor desembolso de la historia del club amarillo por aquel entonces, y de un equipo de Segunda División hasta la fecha: 550 millones de pesetas (más de tres millones de euros). Fue una operación de relumbrón que también incluía la incorporación de su compatriota Omar Simionato, pero quien iba a dejar un imborrable recuerdo en el viejo Insular sería el mágico delantero argentino.

En solo dos temporadas logró lo que muchos no consiguen en toda su carrera: enamorar a su afición. A base de goles, entrega y dedicación al escudo, el Turu se convirtió rápidamente en el ídolo local y en la referencia de un equipo que lograba un notable séptimo puesto en su primer año en la categoría de plata. Una posición que no se hubiera entendido sin el impacto que tuvo el ex de Velez Sarsfield sobre el césped, contabilizando 14 tantos en los 33 partidos que disputó. Aunque sería en la siguiente campaña donde terminaría de explotar convirtiendo 21 dianas y erigiéndose el segundo máximo goleador del campeonato. Unos números y un rendimiento que despertaron el interés de varios equipos de Primera División.

Finalmente fue el Deportivo de la Coruña quien se llevó el gato al agua pagando a Las Palmas 800 millones de pesetas (casi cinco millones de euros) por los derechos del punta. En el club gallego conquistaría una Liga y daría el salto a la selección argentina, pero siempre, como reconoce cada vez que puede, con el conjunto insular en la cabeza. Las Palmas fue el que le dio la oportunidad de jugar en Europa y eso, unido al amor que siempre le dedicó la grada, creó un vínculo recíproco con el representativo.

Por eso su regreso a la Unión Deportiva era cuestión de tiempo. Para el propio Miguel Ángel Ramírez, como cualquier otro aficionado, el Turu era un ídolo, y nunca escondió su deseo de que volviese al club que lo vio nacer como estrella. Ya la temporada pasada a punto estuvo de venir con el argentino Jorge Almirón, entrenador pretendido por Las Palmas tras destituir a Pako Ayestarán, pero la imposibilidad de inscribir al ahora preparador de San Lorenzo de Almagro hizo que se truncara el regreso del hijo prodigo. Aun así, Flores se instaló en la isla y volvió a vincularse con el club grancanario formando parte de la secretaría técnica y realizando labores de recopilación de información, análisis de jugadores y control de los trabajos de scouting.

Pero ahora, con su incorporación como entrenador asistente de Paco Herrera, se hace un guiño nostálgico con la recuperación de una leyenda que, aunque estuvo cerca, no pudo subir con la Unión Deportiva a Primera. Ahora tendrá una segunda oportunidad y con su vuelta se pretende recuperar la ilusión perdida tras demasiadas semanas sin ganar ni jugar a nada. La sola presencia del Turu Flores en el banquillo se espera que cause un efecto motivacional en los jugadores dentro del campo, pero también en los seguidores amarillos en la grada. Una afición que, pese a haberse recuperado parcialmente del duro golpe que supuso el descenso la pasada temporada con la potente plantilla conformada para volver a Primera, en las últimas jornadas su interés había decaído por la mala marcha del equipo y el escaso fútbol mostrado hasta ahora. La poca asistencia al Gran Canaria el pasado viernes evidenció la desafección de una marea amarilla que volverá a vibrar con el regreso de la leyenda a casa.

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