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La UD alcanza la plenitud con Mel

La UD alcanza la plenitud con Mel

Pepe Mel y la UD están viviendo sus mejores momentos desde que unieron sus caminos el pasado mes de marzo. Ahora que acaba 2019, el equipo ha alcanzado una velocidad nunca antes vista a las órdenes del preparador madrileño.

Miércoles, 15 de julio 2020, 17:05

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Con el triunfo de Copa del Rey frente a Castellón ya son cinco las victorias consecutivas que enlaza (antes se impuso, en Liga, de manera sucesiva, al Real Oviedo, Extremadura, Numancia y Elche), superando su mejor registro positivo, fijado, hasta la fecha, en cuatro resultados favorables en cadena, localizado esta temporada entre final de septiembre y comienzos de octubre. Entonces, entre la jornada octava y undécima, Las Palmas dio buena cuenta del Albacete (3-2), Ponferradina (0-2), Lugo (0-2) y Deportivo de La Coruña (3-0). Ahora, con la entrada en escena de la Copa, y coincidiendo con un pico de rendimiento colectivo excelente, la plantilla ha logrado establecer un nuevo listón y tiene en su mano finalizar el año añadiendo una unidad más si pasado mañana se impone al Rayo Vallecano en el Gran Canaria (17.00 horas).

El mérito de la crecida actual mezcla varias cualidades, que van desde el oportunismo de no fallar cuando se hacía urgente reaccionar (3-1 al Oviedo tras acumular más de un mes sin vencer), la capacidad de ganar y gustar dando espectáculo (3-1 al Numancia), el oficio de sostenerse arriba al cobrar ventaja (0-1 al Extremadura y 0-2 en Castellón) y, por si fuera poco, un instinto de supervivencia mayúsculo, el que le permitió levantarse en Elche pese a ir perdiendo al descanso por 2-0 para terminar imponiéndose (2-3).

Las buenas noticias en forma de resultados han venido acompañadas por otros hechos que alimentan aún más el optimismo imperante. A Viera y Pedri, habituales en el apartado de destacados, se están uniendo otros que atraviesan una curva de forma sensacional. Ahí lucen Benito, Narváez o Javi Castellano, entre otros, para democratizar elogios y añadir más recursos al grupo. Suma que Sergio Araujo ya está de vuelta y se espera que otras piezas de relevancia como Álvaro Lemos o Rubén Castro hagan lo propio para comenzar 2020. Independientemente de si Jonathan Viera sigue o no hasta junio, gestión que ahora centra todas las maniobras en la dirigencia de la UD, que la enfemería se vacíe y la competencia se haya instalado en todas las demarcaciones de campo lo ve Mel como una garantía para el futuro competitivo de los suyos y más cuando parece que, a diferencia del curso pasado, la permanencia va a resolverse con la suficiente antelación como para poder fijar metas más ambiciosas. Ascenso, mayormente.

«Quiero que nos acostumbremos a ganar y que nos duele perder hasta en los amistosos», dijo Mel en verano en una declaración de intenciones explícita. Heredó un equipo derrotado y no supo reconducirlo a tiempo en el tramo final de la campaña 2018-19. Renovado, se prometió cambiar una inercia que venía de años atrás y, aunque le costó al inicio del calendario, perjudicado por una plaga bíblica de lesiones, es ahora cuando viene a recoger el fruto de su gestión serena y responsable en tiempos de crisis. Su discurso siempre fue el mismo, en las duras y en las maduras, sin excusarios. Asumió errores y carencias cuando vinieron mal dadas y, en el elogio y la pompa, jamás despegó los pies del suelo. Conocedor de los códigos del vestuario y de la ejemplaridad que debe proyectar a sus muchachos, no es casualidad que se haya ganado a todos desde la coherencia, sencillez y meritocracia. Juegan quienes se lo ganan, como evidenció en un último ejemplo con el relevo en la portería, y prima el beneficio colectivo por encima de cualquier nombre propio. El tiempo le ha ido llenando de razones y, sujetado por la experiencia que atesora en los banquillos, es ahora cuando privilegia una conducta, en palabras y hechos, que no descentre a los suyos. En pleno análisis de la remontada en Elche, mencionó la importancia de no fallar en Castellón. Y, camino de Valencia, una vez superado el cruce de Copa, tenía los cinco sentidos puestos en el Rayo. Ese estado continuo de inconformismo es su pócima para tener a esta UD rompiendo registros.

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