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El capitán, que ha disputado 452 partidos oficiales con la UD y está a uno de igualar el récord histórico de 453 de Germán Dévora que permanece vigente desde 1978, desea seguir («mi camino y el de la UD deben estar vinculados para siempre», llegó a afirmar semanas atrás en una entrevista concedida a este periódico) y espera un gesto de la entidad para que valore sus años de servicio al escudo y, también, el rendimiento que ha garantizado temporada tras temporada. Porque él es el primero que antepone las prestaciones sobre el césped a todo lo demás a la hora de negociar condiciones y asuntos contractuales. David García considera que se ha ganado un gesto del club que valore su implicación, profesionalidad y respuesta en momentos comprometidos. Pero lo que pide y lo que Toni Otero le ofrece no casa de momento, lo que está alargando más de lo esperado un pacto que parece condenado a cerrarse. Tiempo y cantidades bailan según las preferencias
Sí resulta llamativo que la renovación de Momo se anunciara tiempo atrás y que la del capitán, quizás la más esperada por su jerarquía y rango, siga estando pendiente de que se solventen unas diferencias que, a día de hoy, han impedido las rúbricas.
El presidente, atento. En tanto, Miguel Ángel Ramírez, que ha delegado todos estos asuntos en Otero, está pendiente de lo que pueda suceder con un jugador que lleva en la entidad desde antes de que él mismo asumiera el cargo en 2005 y que, admite, se ha ganado un hueco en la historia. El presidente no va a realizar injerencia alguna en la labor de su ejecutivo de confianza, si bien es conocido su deseo de que David García pueda seguir siendo de ayuda en el proyecto que está en ciernes y que, seguro, requerirá de jugadores de la honradez del central de Maspalomas.
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