Borrar
Imagen de la sesión de ayer. Caras sonrientes en todos. UD
La gestión tranquila que lleva el sello de Pepe Mel

La gestión tranquila que lleva el sello de Pepe Mel

El técnico opta por el elogio y el discurso optimista y constructivo en pleno receso por los unos resultados que no hacen justicia con la UD

IGNACIO S. ACEDO

Las Palmas de Gran Canaria

Martes, 23 de noviembre 2021, 00:00

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

A estas alturas de la película, ya nada le pilla a Pepe Mel con el paso cambiado. Ni siquiera la perplejidad con la que muchos contemplan la suerte nefasta que está acompañando a la UD en las últimas jornadas, concretamente las dos más recientes, tan negativos en resultados como propicios en rendimiento. La paradoja es que el elogio ha acompañado las actuaciones frente al Zaragoza y Málaga, situación poco usual cuando en el fútbol priman los resultados y los méritos, sin puntos, no dan de comer. Pero ante la adversidad, Mel, que lleva en los banquillos desde el siglo pasado, ha optado por la estrategia constructiva de salvaguardar la autoestima de sus jugadores. No es un gesto gratuito ni regalado. Lo fundamenta en lo que ve en el trabajo diario, en los partidos. Por encima de los desaciertos, valora la implicación y la mentalidad ganadora que se ha instalado en el vestuario. «Vamos a subir», dijo en la sala de prensa de La Rosaleda nada más consumarse la derrota del sábado. Ahí metió en la nevera la inquietud que podría abrirse al calor de la aritmética de noviembre (1 punto de nueve posibles) y que ha relegado el paso del equipo, sexto clasificado, con el Almería inalcanzable ya y el Eibar, que ostenta la otra plaza de ascenso directo, a un trecho de cinco puntos.

Entiende el entrenador que es tiempo de no negociar con el estilo, que la UD va en el camino que debe y que los resultados que ahora se niegan, llegará. Es una convicción compartida en el vestuario y que los jugadores apoyan de manera explícita («si hay que perder, que sea así», ha dicho Jonathan Viera, que no es un cualquiera), lo que refuerza sus postulados y proyecta para el futuro confianza y optimismo. Lo que en otros clubes podría ser una fisura esta secuencia de resultados, en Las Palmas se percibe como un accidente del calendario, ese valle inevitable por el que todos tienen que pasar, y la receta, lejos de promover debates internos o cambios estructurales en la pizarra, consiste en perseverar.

En suma, la UD que se va a plantar en Leganés el próximo domingo va ser casi calcada a la que se ha venido viendo. Hay opción a alguna novedad, no muy sustancial eso sí, porque la vertebración táctica está más que definida y con un núcleo de protagonistas estable de igual manera. La baja de Pejiño, que ha sido determinante mientras estuvo sano, no ha terminado de suturarse y también hay cierta añoranza de las galopadas de Peñaranda, que se rompió cuando mejor estaba, como acreditaba su retorno a la selección de Venezuela. Pero no es amigo Mel de particularizar. Tampoco lo hizo cuando, hasta hace poco, también caminaba la UD huérfana de Viera o en la marcha súbita de Sergio Ruiz, durante meses su mejor futbolista. No quiere coartadas ni siquiera en el apartado arbitral, ahora en el foco luego de la expulsión errática de Loiodice.

El míster sigue a lo suyo. Desde la autocrítica, pero lejos de perder el equilibrio logrado. Con luces largas y la certeza compartida de que la suerte que ahora se niega va a volver. Y la rabia contenida de no tener recompensa al juego desplegado quiere que se vea sobre el césped de Butarque, una de las plazas más exigentes de la categoría por mucho que su anfitrión ande extraviado y pensando más en salvar el pellejo que en restituir su candidatura. La conjura de estos días viene por sumar los tres puntos en Leganés y atajar cuanto antes esta fase de lamentaciones y desdicha.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios