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Su nombre pasará inadvertido para la mayoría. Le gusta vivir alejado de los focos y hace gala de un perfil bajo que le permite trabajar con sosiego y tranquilidad. Pero lo que ha hecho Fran Garagarza (Mutriku, 1966) con el Eibar le hace ser merecedor de un estatua en la puerta de Ipurua. El profesional vasco asumió la dirección deportiva con el conjunto armero en Segunda B en la temporada 2011-12 y ahora va de camino de su sexta temporada en Primera División. Un milagro que no hubiera sido posible sin la buena mano de Garagarza, cuya labor ha contribuido a convertir a un club humilde, de pocos recursos, escasa masa social y sin tradición en la máxima categoría del fútbol nacional, en el espejo donde mirarse para la mayoría de conjuntos españoles. «El modelo del club que tiene el Eibar ha sido fundamental para lograr todo esto. La estabilidad, el rol tan definido que tenemos cada uno de los profesionales y, sobre todo, la confianza que poseemos por parte de la entidad para desarrollar el trabajo con nuestras ideas. Realizo mis funciones con la confianza de saber que puedo equivocarme. Es un consejo deportivo el que decide y no un dueño, y yo he podido contratar y crear mi equipo de trabajo con total libertad», indica en cuanto a las claves que hacen posible este milagro llamado Eibar.
Un ejemplo en el que mirarse para la UD, cuya inestabilidad ha sido un rasgo que le lleva acompañando en las últimas décadas y le ha impedido alcanzar, salvo las tres temporadas que vivió recientemente en Primera, sus objetivos. «Desconozco si nuestro modelo sería extensible a la UD Las Palmas. Es cierto que es muy sostenible para nosotros, pero cada club tiene su idiosincrasia. Depende de la ciudad y la mentalidad porque no es lo mismo un vasco que un canario o un andaluz», puntualiza uno de los directores deportivos mejor valorados dentro de LaLiga Santander.
Garagarza no considera que la reducción del presupuesto de la Unión Deportiva suponga un obstáculo insalvable para que el representativo logre sus objetivos. «No debe ser un impedimento. Es más importante saber adaptarse a la nueva categoría y formar un buen grupo que acumular jugadores contrastados. Además de nosotros, el Mallorca es un buen ejemplo de que se pueden hacer grandes cosas con menos presupuesto que tus rivales», señala el profesional. Eso sí, receta paciencia y evitar una presión desmedida para lograr resultados. «No hay que tener prisa. Se debe encontrar un proyecto sostenible y evitar las urgencias. Normalmente, cuando un equipo baja quiere subir al año siguiente y ahí muchas veces está el error. Esta temporada ninguno de los recién descendidos, a pesar de tener la compensación económica de la Liga, logró ascender. Lanzar desde el verano el mensaje de que hay que subir sí o sí genera una presión y una responsabilidad contraproducentes», avisa el director deportivo armero, radiografiando justamente muchos de los errores cometidos por el equipo amarillo este curso.
Eso sí, Fran Garagarza aplaude el nuevo rumbo en el que se ha encaminado Las Palmas. Considera acertada la apuesta por dar continuidad a Pepe Mel y la de volver a dar confianza a la cantera. «La gente de la casa siempre aporta. Y los de fuera tienen que venir con hambre. La Segunda es una categoría muy dura, larga y con partidos cerrados. Hay demasiados empates, y es más importante adaptarse a ese fútbol que las cualidades técnicas individuales de los futbolistas. Todo lo que sea apostar por gente joven, dar valor a la cantera y buscar la estabilidad en un proyecto es una buena línea a seguir», concluye uno de los artífices de la gesta armera, cuyo trabajo, aunque pasa desapercibido, ha dado un rédito que la UD lleva persiguiendo muchos años.
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