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Condenados a la mediocridad

Condenados a la mediocridad

Una UD desmadejada y endeble pierde en el Carlos Tartiere toda posibilidad de acercarse a la zona de promoción de ascenso. Solo en la segunda mitad, y ya dos abajo en el marcador, hubo algún indicio de fútbol insular. El árbitro no vio una mano de Ortuño en el primer gol del partido ni un posible penalti a Rubén Castro cerca del final del enfrentamiento.

Jueves, 1 de enero 1970

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Colorín, colocado, parece que ya esto se ha acabado. La UD dejó escapar en el Carlos Tartiere toda posibilidad de adentrarse en el selecto grupo de aspirantes a una plaza para volver a Primera División. Partido rasposo el de Las Palmas ante el Oviedo, siempre con más garra y coraje que los grancanarios. Y con Mel contrito en la banda, sabedor de la oportunidad tirada por la borda, ahora solo un milagro situaría a los isleños en lugares de privilegio. Pero con lo visto sobre el césped no vale. Tan solo en la segunda mitad hubo alguna mínima probabilidad de puntuar. Vale que Ortuño se ayudó del brazo en el gol que anotó y dejó heridas de muerte. El árbitro tampoco colaboró ni terminó de hacer bien su trabajo, pues ni vio la acción ilegal ni la repaso en la pantallita de la banda. A eso se le puede sumar que hubo un penalti a Rubén Castro en los minutos finales que tampoco se señaló. Pero no basta con las excusas. Este equipo daba para más y por muchos motivos no llegó a cotas mayores. En tierras asturianas se sentenció el curso. Y no fue con matrícula de honor ni con ningún sobresaliente. Condenados a la mediocridad. Así acaba la campaña para los amarillos a falta aún de nueve puntos por disputar.

Encorsetados durante el primer tramo del partido y con muy poca mordiente arriba, el susto llegó en el cuerpo cuando Álvaro Valles arrolló a Bárcenas dentro del área. El arquero sevillano se quedó abatido, sabiendo que el penalti era claro. De lo que no se había percatado el arquero fue del paso hacia adelante que dio Eric Curbelo para dejar al extremo en fuera de juego. Tiró la línea al milímetro el satauteño y en la banda levantaron la bandera. Todo estaba anulado. Pero tocaba despertar. El Oviedo, con la soga al cuello y la necesidad imperiosa de ganar para salir del descenso, no iba a regalar absolutamente nada. Fabio y Galarreta no conectaban con Pedri y Las Palmas no terminaba de proponer fútbol con autoridad. Y, con el tinerfeño escorado al costado derecho y Benito relegado al lateral izquierdo, los isleños perdían calidad arriba. Rubén Castro y Cristian no recibían balones y, cuando les caía alguno, ya tenían a los azulones mordiendo el cuello.

La puñalada llegó con un despiste de Mauricio Lemos, una obra de arte de Ortuño y un VAR que sigue dejando que desear. Tremendo cóctel. Mortal para los intereses de Las Palmas. El uruguayó se comió un balón largo a su espalda. Esférico que domó Ortuño con mucha picardía y algo de trampa, pues se ayuda de la mano para bajarla. Luego, lo que hizo después, fue dejar sentado a Álvaro Valles con una picadita deliciosa. 1-0 y a remar a contracorriente. Los futbolistas de la UD protestaron la jugada con ahínco. Rubén le decía al colegiado de la contienda que era imposible pincharla así, pero a Muñiz Ruiz le chivaron por el pinganillo que no había pasado nada del otro mundo. Otra realidad, vaya.

Abatida. Así se fue la UD al descanso. Sorprendida y maniatada por un Oviedo con más ambiciones en el césped. Pepe Mel lo vio y tras el intermedio, nada más salir, hizo un doble cambio en busca de sacudirse el letargo. Al campo, Fede Varela y Álvaro Lemos. Al banco, Fabio y Eric Curbelo. De morir, que sea de pie, debió pensar el técnico madrileño, que prescindía de la solidez del zaguero de Santa Brígida y de la solidez del pivote de Ingenio. Y ni con esas. Porque en el 49 cayó el segundo tanto del Oviedo. Había avisado minutos antes con una intentona que abortó Mauricio Lemos. Luego no hubo perdón. Valles escupió el primer remate, pero en el rechace, Borja fusiló a placer después de otra siesta defensiva.

Trataba de sacar el orgullo la Unión Deportiva con mucha verticalidad y las constantes amenazas de Lemos por el carril derecho. Tanto fue así que de las botas del gallego nació el tanto que recortaba distancias. El lateral cedió atrás para Galarreta, que encontraba a Pedri pisando la lína del área por la derecha y el de Tegueste la puso con escuadra y cartabón, a ras de césped, para Rubén Castro. El ariete controló, recortó y con la puntera de la izquierda palpó la red de Lunin. Despertaba Las Palmas, que todavía estaba a tiempo de pescar algo en el Carlos Tartiere.

Se iba con todo arriba el conjunto insular, tratando de encontrar el gol del empate con más efectivos y corazón que claridad de ideas. El Oviedo se encerraba en su campo, sacaba telas de araña en la sala de máquinas, y en una contra casi llega la sentencia. Valles tuvo que emplearse a fondo para negarle el tanto a Sangalli, que luego cogió el rebote y se estrelló también con la madera. El buen hacer del meta andaluz y la suerte otorgaban una tregua a los visitantes. De nuevo Valles, ya en el 92, salvaba a los suyos. Se impuso en el mano a mano a Rodri. Aún quedaban opciones, Mel lo gritaba en la banda y su arquero dejaba con vida a la UD. De hecho, la tuvo Dani Castellano al segundo palo, pero no conectó con el balón y, en el rechace, Lunin tumbó a Rubén Castro. La acción, cuanto menos, dejaba sembraba muchas dudas. En Las Palmas pedían penalti; mientras, en el Oviedo, apretaban para que el enfrentamiento diese por concluido. Lo que pudo ser y no fue. Al árbitro no le dijeron que podía serlo y acabó señalando una falta del gemelo en su intentona por rematar a portería.

El cúmulo de despropósitos fue variado. Cristian no la olió mientras estuvo en el campo, Rubén tenía que retrasar demasiados metros su posición para bajar a recibir, Pedri en la banda perdía su magia y Benito en el lateral malgastaba su descaro ofensivo. Galarreta no encontró tampoco su mejor nivel y Fabio vio una tarjeta tan temprano que siempre estuvo limitado para meter el pie. Mauricio marró cuando no podía fallar y todo costó un mundo más. Así concluyó la cita con los sueños, con el representativo dormido un buen rato. No pudo apurar la Unión Deportiva las opciones de soñar con algo más que con la permanencia, pero la realidad es aclaratoria, se han dejado muchos puntos atrás a lo largo de la campaña por partidos como los jugados ayer, donde se echó a perder una mitad entera y, ya con el marcador adverso, fue cuando se intentó nadar a contracorriente. Y eso, en la categoría de plata del fútbol español, es sumamente complejo. Ahora le quedan tres jornadas a los insulares para escalar puestos en la tabla, pero ya solo con la motivación y el orgullo de hacerlo lo mejor posible, pues ya las matemáticas ofrecen pocas opciones.

Ficha:

2 -. Real Oviedo: Lunin; Nieto, Grippo, Arribas, Mossa; Sangalli (Berjón, m. 87), Luismi, Tejera, Bárcenas (Coris, m. 81); Borja S. (Rodri, m. 70) y Ortuño (Christian, m. 87).

1 - . Las Palmas: Valles; Curbelo (A. Lemos, m. 46), Álex Suárez, Mauricio Lemos, B. Ramírez; Pedri (Ariday, m. 69), Ruíz de Galarreta (Kirian, m. 86), Fabio (Fede Varela, m. 46), Narváez; Rubén Castro y Cristian (Dani Castellano, m. 52).

Goles: 1-0 M. 37: Ortuño; 2-0 M. 49: Sangalli; 2-1 M. 68: Luismi (p.p.).

Árbitro: Muñiz Ruiz (Colegio gallego). Amonestó a Nieto (24') y Tejera (89') en el Real Oviedo y Fabio (14'), Álex Suárez (53'), Lemos (63') en Las Palmas.

Incidencias: Partido correspondiente a la 39ª jornada de Liga disputado en el Carlos Tartiere (Oviedo) a puerta cerrada.

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