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A esta UD todavía le queda un mundo

A esta UD todavía le queda un mundo

El conjunto amarillo fue apaleado por el Real Betis de Quique Setién en un encuentro que duró hasta que llegó el gol de Loren. Manolo Jiménez intentó que el partido bajase al barro, pero, al final, la poesía del que fuera técnico de Las Palmas se impuso entre un sinfín de pases y un amplio repertorio de regates. El Carranza se quedó en Andalucía.

Jueves, 16 de julio 2020, 14:15

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La poesía de Quique Setién se impuso al barro de Manolo Jiménez. Lo intentó con todo el técnico andaluz, teniendo en cuenta que tuvo que alinear a varios jugadores que aún necesitan más rodaje. Al final, el fútbol brioso del que fuera entrenador de la UD acabó superando al plan B de Las Palmas. Y eso que aguantó el tipo la escuadra isleña. Salió sin miedo y con los colmillos bien afilados. El desparpajo de Benito y de Galarreta se hizo valer por momentos. Todos querían aprovechar una oportunidad de oro. Pero cuando el rival toca y toca de tal manera, pareciendo como si llevasen décadas bailando juntos, los galones acaban pesando.

Sin embargo, la Unión Deportiva peleó y compitió. Lejos queda aquel conjunto adormecido y moribundo de Pako Ayestarán y Paco Jémez que atormentó a los enamorados de este escudo. Todavía es necesario activar ciertos automatismos, pero eso lleva tiempo y golpes en la competición doméstica. De momento, Jiménez continúa dando capas de pintura y Las Palmas camina en la dirección que quiere el preparador sevillano. Cambiar lo que recogió a finales de mayo requiere muchos entrenamientos.

El Betis, fiel al estilo impregnado por Quique Setién, se adueñó de la final desde el primer minuto del partido. Con Sergio Canales y Andrés Guardado como teloneros, los verdiblancos empezaron a tocar con brillo y delicadeza. Las Palmas plantaba cara en la sala de máquinas. Christian Rivera peleaba por robar balones. Se hacía grande y abarcaba gran parte de la medular. Fabio ejercía de escolta e Íñigo Ruiz de Galarreta trataba de darle pausa al encuentro.

Tras una galopada de Hadi Sacko, que arrancó desde la banda y se fue hacia el centro, llegó la primera ocasión para el conjunto isleño. Benito filtró un balón a ras de césped para que Edu Espiau, tras ganar el rebote, probase fortuna con el interior de su pierna diestra. Pau López se estiró, sin mayores apuros, y blocó el esférico con tranquilidad.

Los de Setién se gustaban, tejían fútbol con facilidad y la UD intentaba que el choque bajase al barro. Las embestidas de Junior por la banda derecha de Las Palmas eran un peligro constante. Parras se multiplicaba para frenarlo, pero echaba en falta más ayudas de Sacko, pendiente siempre de correr a la contra pero algo despreocupado en tareas defensivas. Por momentos, la única forma de frenar al cuadro de Heliópolis eran las faltas. Una detrás de otra. De Galarreta, Fabio y el propio Diego Parras agarraban la elástica verdiblanca cada vez que podían.

Manolo Jiménez se desquiciaba en la banda, mientras que Setién salía de vez en cuando del banquillo a dar alguna que otra indicación a los suyos. No había forma de aguantar las maniobras béticas. Boudebouz se adornaba tamaños gestos técnicos. Mandi ganaba todos los enfrentamientos individuales y Espiau ni la olía. Tuvo una en el minutos 30 pero se durmió. Galopó Benito por el flanco izquierdo del Carranza y le puso un pase milimétrico, a la carrera del ariete, que ganó la espalda a Sidnei y ya cuando se disponía a fusilar a Pau, el central llegó por detrás y le rebañó la pelota. No iba a tener una ocasión mejor para perforar al meta catalán.

Aun así, los amarillos mezclaban acciones de duro sometimiento en su contra con momentos en los que, cuando conectaba de Galarreta en la zona de engache, se olía que podía pasar algo. El futbolista criado en Lezama tiene algo diferente. Le corre fútbol por las venas y, pese a que está muy lejos físicamente de su mejor versión, ayer dejó pinceladas de lo que puede ofrecerle a la Unión Deportiva.

41 minutos aguantó Las Palmas en el partido. Lo hizo hasta que llegó el gol de Loren. Dani Castellano midió mal el salto, dejó pasar el balón, que le cayó a Francis y le puso un caramelo al canterano del Real Betis para que, con rebote en Deivid incluido, batiese a Nauzet Pérez. Se masticaba el gol sevillano. Los de Setién se movían demasiado cerca del área del guardameta grancanario y, por justicia, encontró el premio a una notable primera mitad. Los amarillos cogían el túnel de vestuarios por debajo en el marcador y con la sensación de poder hacer mucho más. Hubo momentos en los que Fabio, Íñigo y Christian no veían ni pasar el esférico. La diferencia de categoría y la buena mano del preparador cántabro se notaban en cada lance del juego.

En la segunda mitad, la vida siguió igual. El Betis continuó mandando y la UD se amarraba a alguna carrera que cogiera bien colocado a Edu o Sacko. Aissa Mandi y Feddal eran dos mediocentros más. Y Sidnei, último hombre de la retaguardia andaluza, se situaba nada más y nada menos que en el medio del campo. Es difícil competirle a un conjunto que la pasada temporada fue la revelación de Primera División y que este año paseará su fútbol por Europa entera.

Y si no, que se lo digan a Ryad Boudebouz. Anoche disfrutó como un enano. Se exhibía en cada acción. Una pared por aquí, un quiebro por allí. Mientras, el representativo basaba su juego en mantener el electrónico tal cual estaba, con la esperanza de que, en alguna acción aislada, sonara la flauta y cayese del cielo un empate que jamás llegó.

A Rivera se le ven maneras. Mete la pierna debajo de un caminón si lo exige el guion, pero exigirle que frenase a tres jugones como Boudebouz, Guardado y Canales, aún pesándole las piernas después de tan solo una semana de entrenamiento con la Unión Deportiva, es como pedirle peras al olmo.

Nauzet Pérez, con una gran parada a un latigazo del mexicano Andrés Guardado, evitó lo que hubiera sido el 2-0. Luego, con otra estirada a un remate de Loren, volvía a dejar como estaba el marcador. Las Palmas sufría y Jiménez movía ficha. Rivera, muy cansado, dejaba su sitio a Josemi Castañeda. El cántabro trató de aportar pausa y mover al equipo de un lado a otro.

Expósito, tras varias imprecisiones, malgastó la oportunidad de empatar el encuentro. Su disparo, con su pierna buena, llegó muy mordido a las manos de Pau López, que atajó sin apuros. Más miedo pasó con un remate a bocajarro de Fabio. El cancerbero desvió el balón a saque de esquina y Las Palmas llegó a soñar con igualar la contienda hasta que Sergio Canales, con una rosca imposible para Nauzet, facturaba el Carranza con destino al Benito Villamarín. El mediapunta, en apenas minutos, calcó su primer tanto. Cogió un balón en la frontal y la ajustó al palo. Nauzet se estiró pero no pudo hacer nada. Darko metió el dedo en la llaga con el definitivo 4-0.

A esta UD le queda un mundo si quiere ser uno de los rivales a batir en Segunda. Ayer, con el equipo que se presupone que jugará ante el Reus en el banco, fue pisoteada por el Betis. Eso sí, un Betis que borda el fútbol.

Ficha técnica:

4- Betis: Pau López; Francis, Mandi, Javi García, Sidnei, Junior; Carvalho, Guardado, Canales, Boudebouz; y Loren. También jugaron: Feddal, Sanabria, Inui, Brasanac, León y Edgar.

0- Las Palmas: Nauzet; Parras, Deivid, Mantovani, Dani Castellano; Ruiz de Galarreta, Rivera, Fabio, Benito; Sacko y Espiau. También jugaron: Expósito, Josemi, Mir y Gómez.

Goles: 1-0, M.41: Loren. 2-0, M.74: Canales. 3-0, M.76: Canales. 4-0, M.79: Brasanac.

Árbitro: Domínguez Cervantes (andaluz). Amonestó con cartulina amarilla a Rivera.

Incidencias: Final del LXIV Trofeo Ramón de Carranza, disputada en el estadio Ramón de Carranza. 10.250 espectadores en las gradas.

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