Nadal, sin piedad a octavos

Nadal necesitaba este tipo de encuentro después de dos rondas cargadas de dudas y en las que se había dejado sets con excesiva facilidad. Precisaba un partido en el que sentirse superior y dominante y en el que poder arrollar sin oposición. Gasquet, un viejo conocido desde que eran niños, actuó de antídoto para las sombras del español, que se quitó de un plumazo el óxido de los primeros encuentros y demostró estar listo para las rondas importantes del último Grand Slam de la temporada.

Tras reconocer que ante Fabio Fognini jugó uno de los peores inicios de partido de su carrera, Nadal se dio la oportunidad de jugar un encuentro más. Porque lo que diferencia a los Nadal, Federer y Djokovic del resto de mortales es su capacidad para sacar adelante duelos en los que su nivel es bajo. De ese modo, al ganar también los partidos en los que juegan mal, se dan la oportunidad de seguir vivos en los torneos y de poder jugar mejor al choque siguiente. Y así fue con Gasquet.

El nivel del balear no tuvo nada que ver con el del encuentro ante el italiano. Estuvo a años luz de distancia del errático y poco concentrado Nadal del duelo ante Fognini y pasó por encima del francés, al que además de haber ganado en dieciocho ocasiones en su carrera le ha arrebatado los últimos 34 sets. Le tiene comida la moral al galo, que necesitó una hora y diez minutos para ganar su primer juego del encuentro.

Nadal le infligió en el primer set el cuarto rosco de su rivalidad y ganó los nueve primeros juegos del partido. Cuando Gasquet consiguió enganchar su primer juego, levantó los brazos ante los vítores del público. Se quitó un peso de encima, pero no viró el rumbo de la contienda. Nadal se recuperó con tres juegos consecutivos y puso en el marcador un 6-0 y 6-1 que coqueteaba con igualar su victoria más contundente en la historia de los Grand Slams, esa que consiguió en 2017 en Roland Garros ante Nikoloz Basilashvili cuando solo se dejó un juego.

Siguió con la dinámica al empezar el tercer parcial, se puso 2-0 y empañó el encuentro al tiempo que se soltó el francés. No estuvo fino al servicio, que cedió por primera vez a merced de unas dobles faltas demasiado habituales -cometió ocho en el encuentro-, y permitió que Gasquet ganara tres juegos seguidos. Se emborronó la victoria fácil y Nadal tuvo que luchar y sudar hasta llevárselo por 7-5.

El próximo rival del balear será el estadounidense Frances Tiafoe, que derrotó al argentino Diego Schwartzman por 7-6 (7), 6-4 y 6-4. Es la tercera vez que Tiafoe se mete en octavos de final del US Open, su tope, y será la tercera vez que se mida a Nadal, que le domina en el cara a cara por 2-0, ambos encuentros en 2019. Durante la noche también se conoció el rival de Carlos Alcaraz en octavos. Será el croata Marin Cilic, que venció en cuatro sets al británico Dan Evans y que se encontrará con el murciano por tercera vez este año, con victorias para Alcaraz en Miami y Cincinnati.