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Davidovich se lamenta tras un punto fallado en la final de Montecarlo. reuters
Tsitsipas detiene el sueño de Davidovich
Masters 1.000

Tsitsipas detiene el sueño de Davidovich

El griego revalida el título en Montecarlo e impide la gloria del malagueño

Enric gardiner

Madrid

Domingo, 17 de abril 2022, 13:20

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No hubo milagro. Stefanos Tsitsipas cumplió con su papel de favorito (6-3 y 7-6 (3)) y revalidó el título en Montecarlo ante un Alejandro Davidovich peleón, que no pudo completar la mejor semana de su vida con el trofeo de campeón.

El malagueño, que vivió un partido como una montaña rusa, no pudo con el número cinco del mundo y ahora doble campeón en el Principado. Tsitsipas, que se lleva el primer Masters 1.000 de la temporada sobre tierra batida, fue el que terminó rebozado por la arcilla monegasca, mientras Davidovich se lamentaba de haber dejado pasar una oportunidad única. Tendrá que seguir buscando el primer título de su vida.

Y eso que el español se creyó en los compases iniciales que podía dar la sorpresa. Fue el que primero golpeó, el que se llevó el primer 'break' del encuentro. La ventaja fue efímera y el 2-1 se evaporó de tal manera que Davidovich solo ganó un juego más en todo el set.

Tsitsipas, todo un finalista en Roland Garros, está ante la tarea de derrocar la hegemonía de Rafael Nadal y Novak Djokovic en esta superficie y con el español lesionado y el serbio fuera de forma, sabe que es su momento. El griego aceleró y se puso 2-0 arriba en el segundo parcial. Apuntó a victoria por la vía rápida, a final muy desequilibrada entre un jugador experimentado y otro que no había luchado nunca por el título.

Pero Davidovich se recuperó. Siguió la estela del heleno e incluso resistió cuando este sacó para ganar el campeonato. Cuando quebró ese servicio de Tsitsipas, estalló en rabia, como diciendo «no me deis por muerto aún». Volvió a creer y forzó el desempate. Era la oportunidad, a vida o muerte, para conseguir otra remontada milagrosa.

Pero, la esperanza, como en el primer set, fue efímera. Desde que ganó su primer servicio y se colocó 1-0, Tsitsipas se llevó los cinco siguientes puntos. La desventaja de 1-5 fue insalvable. Era un abismo. El griego sentenció el título y se lanzó a la tierra, consciente de la dura batalla que le había planteado el novel finalista.

Mentalidad ambiciosa

Se marchó a celebrarlo con su padre y con su mentor, Patrick Mouratoglou, mientras Davidovich miraba al cielo, antes de abrazar a su rival y hundirse en la silla. No un hundimiento de fracaso, sino de ambición. Cuando la temporada pasada alcanzó los cuartos en Montecarlo y Roland Garros, después perdió en su debut en Wimbledon. Se le escuchaba murmurar por Londres «no es suficiente», pese a los grandes meses que había completado y que le permitieron meterse entre los 40 mejores del mundo por primera vez en su carrera. Esa es la mentalidad Davidovich.

Su gran semana en Montecarlo le permitirá auparse hasta el puesto 27 del ranking, el mejor de su carrera deportiva. Ahora tiene toda la gira de arcilla por delante para seguir mejorando, con el próximo objetivo en Barcelona y Madrid, donde el año pasado hizo primera y segunda ronda, respectivamente.

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