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Max Verstappen y Lewis Hamilton, durante el Gran Premio de Arabia Saudí. Giuseppe Cacace (Afp)
Hamilton vs. Verstappen: arrasa con lo que veas y generoso no seas
Análisis

Hamilton vs. Verstappen: arrasa con lo que veas y generoso no seas

El Mundial de 2021 se decidirá entre dos pilotos que, sin ser nunca ejemplos de deportividad, están dejando una rivalidad para los anales

DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO

MADRID

Lunes, 6 de diciembre 2021, 13:43

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El titular de este texto sale de una de las sagas cinematográficas del cine del siglo XXI, 'Piratas del Caribe', pero bien valdría para resumir lo que supone la pelea entre los dos contendientes al título de campeón del mundo de Fórmula 1 de 2021.

Lewis Hamilton y Max Verstappen han llevado sus hostilidades a un punto crítico de agresividad que, además de dejar espectáculo en la pista, va a permitir que las generaciones recién enganchadas a este deporte descubran lo que suponen las grandes rivalidades en el automovilismo. Lo vivido en Arabia Saudí no es más que la última refriega de una guerra entre dos embarcaciones capitaneadas por dos auténticos filibusteros dispuestos a sobrepasar los límites que sean necesarios para alcanzar fortuna y gloria.

Por un lado está Lewis Hamilton, ese Francis Drake que es héroe en su país y otros muchos y viejo villano en otros, como España. Corsario para unos, pirata para otros, Hamilton no va a renunciar al botín de ninguna manera. Si tiene que ser agresivo (como en Silverstone) y vestirse de antihéroe, lo será; si tiene que ser frío y calculador, como en esta recta final de campaña en la que ha encadenado tres victorias consecutivas para neutralizar la ventaja que tenía su rival, también. En esta incesante persecución a su octavo entorchado que le corone como el más grande (por números) de todos los tiempos, la 'Cierva Dorada' ha sabido aprovechar los vientos mejor que su enemigo.

Con bandera pirata ondeando en lo más alto del palo mayor navega Max Verstappen al timón del 'Holandés Errante'. Pocos símiles son más acertados, y no solo por la nacionalidad: el neerlandés está viendo cómo el gran tesoro que todos los marineros de la Fórmula 1 ansían se le escapa entre los dedos como arena de playa. Llegó a tener una ventaja de más de una carrera, pero ha visto cómo en una recta final memorable ha tenido que sacar los cañones para intentar torpedear por lo civil o por lo criminal el arreón final de su enemigo. Señalado públicamente por los poderes fácticos (el relato está más que fabricado desde la ingente maquinaria de la prensa británica) y por la propia FIA con un castigo inane que no contenta a nadie, este Davy Jones maldecido por su exceso de rabia aún no ha dicho su última palabra.

En Abu Dabi, duelo a espada

Los designios de la temporada 2021 nos han llevado a aguas ignotas para las generaciones más jóvenes. La última vez que se decidió el título de pilotos y constructores en la última cita fue en el año 2008, aquel memorable Gran Premio de Brasil en el que un adelantamiento de Hamilton sobre Timo Glock en la última curva de la carrera dejó sin título a Felipe Massa (y sin fiesta a su familia en el box, cabezazo incluido de un mecánico de Ferrari).

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No parece que este año vaya a ser una resolución tan limpia como aquella. Si Verstappen y Hamilton han demostrado algo este año, aparte de que son dos de los pilotos más grandes de todos los tiempos en cuanto a espectáculo y agresividad, es que no se tienen miedo. Y quien nada teme, nada pierde. En buena medida esto es culpa de la FIA, que en su obsesión de 'dejar correr' ha puesto un listón demasiado alto en las sanciones. Hamilton fue sancionado con diez segundos por el accidente de Silverstone que mandó a Verstappen al hospital; el mismo castigo que se llevó el neerlandés por esa frenada «errática» que provocó un ligero toque en el alerón delantero del Mercedes de Hamilton. Unos daños que, además, no le impidieron marcar la vuelta rápida después y lograr ese punto extra para alcanzar los 369,5 con los que han empatado.

El temor a que este duelo se resuelva a las bravas, con las espadas en todo lo alto, está en el aire. En caso de accidente de ambos, el beneficiado será Verstappen. Nadie duda de que está dispuesto a llegar a este límite, si bien tendrá que asumir las consecuencias si así pasa. Al mismísimo Michael Schumacher ya le excluyeron del Mundial de 1997 por hacer algo similar con Jacques Villeneuve, por citar el precedente más cercano. Aquel año, el apellido Verstappen ya navegaba en la Fórmula 1, en el Tyrrell de Jos, padre de Max. Pocos vieron venir que, varias décadas después, el hijo de aquel grumete podía convertirse en el ser más fiero de los siete mares.

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