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El conductor, principal «culpable» del gasto de combustible

El conductor, principal «culpable» del gasto de combustible

Ante la preocupación actual de la sociedad por el ahorro en combustible y búsqueda de alternativas a los motores tradicionales, ¿sabías que una conducción eficiente es capaz de mejorar los consumos en un 30% ante una conducción agresiva?

Canarias7 / Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 1 de enero 1970

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Los usuarios comprueban a diario cómo el consumo varía notablemente de unas situaciones a otras, en la mayoría de ocasiones sin saber por qué.

El conductor: La persona al volante es el nexo común del resto de factores, ya que él elige cómo actuar en cada situación y cómo realizar la conducción. Sus reacciones son el antecedente al consumo de energía y combustible que va a sufrir el vehículo, determinado por su actitud, velocidad de circulación, utilización de marchas, deceleración y paradas, así como la anticipación y la previsión.

Además, sin darnos cuenta, el estrés nos acompaña en muchas ocasiones mientras estamos al volante y no prestamos atención al trato que damos al vehículo. Esta situación provoca que se corra más de lo debido y se realice una conducción más agresiva, lo que resiente el coche y hace que el consumo sea mayor.

Aire acondicionado/ventanillas: ¿Qué consume más, bajar la ventanilla o encender el aire acondicionado? Depende de la velocidad a la que se mueva el vehículo. El aire acondicionado consume casi lo mismo independientemente de la velocidad –excepto por el factor temperatura-, pero la ventanilla no. En el caso del aire, en general se considera que el consumo puede subir entre un 5% y un 20%. En el caso de la ventanilla, al bajarla, empeoramos la aerodinámica del coche, por eso, a partir de los 90km/h, el efecto de la ventanilla es peor y consume más energía.

Velocidad y resistencia al viento: La relación entre velocidad y consumo de combustible es directa. Al acelerar más nuestro vehículo, el motor debe trabajar más y por lo tanto consumir más combustible, lo que aumenta si conducimos en contra del viento. A mayor velocidad, mayor es dicha resistencia. El motor debe, no solo igualar, sino superar la fuerza del aire para que el vehículo avance y aumenta el consumo.

El freno: Es recomendable frenar mediante la pérdida energética del motor sobre todo en las bajadas, ya que el uso de los frenos durante un tiempo excesivo e intenso aumenta el consumo y puede dañarlos. Por esa razón, un aspecto imprescindible es la previsión: ser conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor y “mirar a lo lejos”, para evitar frenazos bruscos y ahorrar combustible.

El acelerador y cambiar de marchas: Optimizar el cambio de marchas consigue reducir el consumo y procurar conducir el mayor tiempo posible en las marchas más largas y a bajas revoluciones: la tercera marcha a partir de 30 km/h, la cuarta a los 40 km/h, la quinta al circular a 50 km/h y la sexta velocidad a partir de los 60 km/h. Pero esto no es una matemática exacta, hay momentos en los que revolucionar el coche es necesario como en el caso de incorporaciones a la autovía, adelantamientos o en autovía.

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