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Canarias7 / Las Palmas de Gran Canaria
Lunes, 28 de enero 2019, 11:58
Dos años es el tiempo máximo que debería transcurrir para cambiar el líquido de frenos. Aunque todo dependerá de los kilómetros recorridos. El líquido de frenos es un líquido hidráulico que hace posible la transmisión de la fuerza ejercida sobre el pedal de freno a los cilindros de freno en las ruedas de vehículos. Debido al incremento con el tiempo del porcentaje de agua en el líquido de frenos, se recomienda reemplazar cada 2 años y, a mucho tardar, cada 4 años.
El líquido de frenos es uno de los componentes del sistema de frenado del vehículo más fáciles de sustituir. A pesar de la importancia de su mantenimiento, es uno de los componentes que con más asiduidad se pasa por alto. Además la mayoría de las veces el conductor no es consciente de ello. El decrecimiento de la frenada es tan gradual que el conductor no la percibe. Acaba acostumbrándose a conducir con una frenada por debajo de lo óptimo.
Conducir con un nivel de frenada poco óptimo, comporta a descuidar todo el sistema de frenado. Por ello los talleres deberían hacer campañas para atraer a los conductores y crear conciencia para que revisen los niveles y hagan el cambio de líquido de frenos cuando sea necesario.
Los talleres pueden recordar a sus clientes cada dos años que les toca una recomendable inspección. Explicando que el líquido de frenos necesita de un cambio periódico debido a su tendencia a absorber humedad. No hacerlo es peligroso ya que el rendimiento del sistema de frenado se ve afectado.
¿Cómo comprobar el líquido de frenos?
Para comprobar el estado del líquido de frenos existen las comprobaciones más y menos fiables. La menos fiable sería la llamada “tipo bolígrafo” que es de bajo coste. Sin embargo un test fiable medirá directamente el punto de ebullición calentando el fluido. Seguidamente generará resultados que se puedan replicar.
Uno de los principales problemas con el líquido de frenos es el vapourlock. Es decir, las burbujas de aire que pueda haber en el circuito hidráulico. Lo cual puedo suceder fácilmente durante el uso normal del vehículo.
Estas burbujas que se generan de forma peligrosa en el sistema de frenado pueden reducir la eficacia de la frenada. Se generan porque con el paso del tiempo, el fluido se deteriora y se reduce su punto de ebullición.
Otro de los problemas que pueden derivarse del deterioro es que se altere el estado del fluido. Puede volverse demasiado aguado a altas temperaturas y casi sólido, o muy espeso, a temperaturas bajas. Además eso conlleva un PH muy elevado en la composición del fluido. Que el PH sea alto indica su acidez, pudiendo ser corrosiva a niveles altos. Por lo que dañaría componentes del sistema que fuesen de metal o caucho.
Es importante tener en cuenta que después de recorrer varios kilómetros es conveniente rellenar el nivel de líquido de frenos. Que baje el nivel puede deberse al desgaste progresivo de las superficies de fricción del sistema frenado. También cabe la posibilidad de que parte del fluido se desborde del depósito durante el reemplazo de una pastilla de freno.
Asimismo, el fluido derramado puede contribuir a la corrosión de determinadas partes del compartimento motor con las que pueda haber entrado en contacto. Asimismo, advierte que no se deben mezclar fluidos DOT3 y DOT4, basados en glicol, con fluidos DOT5, basados en silicona, ya que no son compatibles.
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