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Audi Q8, políticamente incorrecto

Audi Q8, políticamente incorrecto

La familia Q de los cuatro aros acaba de recibir un nuevo miembro, el que va a servir de avanzadilla para dar a conocer el renovado sello estético de Audi a corto plazo, donde destaca un nuevo frontal, presidido por la sempiterna parrilla octogonal, pero con un interesante recurso como es la máscara que cubre ojos y boca. Q8 no se asemeja a ningún otro modelo hermano, representando la simbiosis entre los dos buques insignias de la gama: Q7 y A8, pero con un embriagante aroma deportivo.

Aythami Alonso / Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 16 de julio 2020, 19:12

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Las numeraciones par de la serie Q alemana (Q2 y Q8) suponen el desvío de lo políticamente correcto, como ya pudimos comprobar con el lanzamiento del Q2, un modelo alejado de los cánones marcados por sus parientes crossover, aunque con un guiño a la historia de la marca y su concepto “quattro”, gesto que converge en este nuevo SUV recién presentado por Audi Canarias, sobre el que los diseñadores de Ingolstadt se han vaciado para ofrecer algo diferente, admirable, fascinante.

La mejor definición del Q8 es como SUV cupé de cinco puertas, con caída profusa de la zona final del techo y un detalle que confirma su inspiración cupé: las lunetas sin marco, como mandan los cánones, todo ello aderezado con unas cotas que se salen de lo común dentro del segmento.

Su longitud de carrocería es 66 mm inferior a la del Q7 (4.986 mm), al igual que su altura (1.705 mm), mientras que la anchura sí es superior (1.995 mm), al igual que su altura libre al suelo, que es de nada menos que 234 mm. Estas medidas confieren al Q8 unas proporciones muy dinámicas, que lo confirman como la opción deportiva dentro de la gama crossover alta, rematado por unas espectaculares llantas de 22”.

A nivel estético, lo primero que llama la atención es el antifaz que cubre el frontal, aportándole un toque desenfadado, a la vez que aligera visualmente la parte delantera, en la que encontramos la nueva parrilla Singleframe, más tridimensional y emergente, flanqueada por los faros LED de serie, y matriciales opcionalmente.

En la zaga sí que no existen antecedentes de una resolución tan acertadamente diseñada, marcada por unos estilizados pilotos LED unidos por una tira luminosa. Una franja negra sobre el portamatrícula recibe a los evocadores aros, esta vez sí, con inspiración genuinamente “quattro”. La parte baja del paragolpes es una sucesión de aristas y elementos de contraste encargados de transmitir sensación de pulcritud tecnológica.

Como complemento del tres cuartos trasero emerge el protuberante paso de rueda, sobre el que apoya el pilar D profusamente inclinado hacia delante, aportando sensación de velocidad en la vista de perfil, resultando complicado discernir bajo qué ángulo es más atractivo este fascinante automóvil.

MMI ‘touch response’

Como era de esperar, el habitáculo nos recibe con lo último en tecnología, en parte heredada del A5, destacando el sistema de infoentretenimiento MMI ‘touch response’, configurado a partir de dos pantallas embutidas en la consola central, bajo la franja horizontal que conforma el sistema de ventilación, que recorre la zona superior del salpicadero entre puertas.

El display superior (10,1 pulgadas), controla los sistemas de infotainment y de navegación. La pantalla inferior (8,6 pulgadas), permite al conductor manejar las funciones de climatización, confort y de entrada de texto, mientras la mano del conductor puede descansar de forma ergonómica sobre el selector del cambio.

El funcionamiento es rápido y fiable: cuando se selecciona una función con el dedo, se escucha y se siente un ‘clic’ a modo de confirmación.

Un imprescindible que no podía faltar de serie es el Audi virtual cockpit, cuadro de mandos digital sobre una pantalla de 12,3” de alta resolución, que puede mostrar tres tipos de vista a través del volante multifunción. El head-up display opcional proyecta información relevante en el parabrisas, entre la que se incluye la guía del navegador.

La llave opcional Audi connect key permite al usuario abrir y cerrar el vehículo y arrancar el motor mediante el uso de un smartphone Android. La personalización permite al conductor almacenar hasta 400 parámetros en los perfiles de usuario individuales.

Como ayudas a la conducción, Q8 incorpora interesantes sistemas entre los que destacan el control de crucero adaptativo, asistente de eficiencia en el consumo, asistente de tráfico en cruce, sistema de alerta por cambio involuntario de carril, asistente de bordillos y la cámara 360 grados.

Un sistema destacado es el ‘remote garage pilot’, que se ofrecerá a principios de 2019. Bajo la supervisión del conductor, permite al Q8 entrar y salir de un garaje de forma autónoma. El conductor activa el proceso desde fuera del vehículo mediante la aplicación myAudi en su smartphone.

Detrás de todos estos sistemas de ayuda se encuentra el controlador central zFAS, que monitoriza constantemente el entorno del vehículo y utiliza los datos para proporcionar la mejor asistencia posible. Para ello, en función de las opciones seleccionadas se utilizan hasta cinco sensores de radar, seis cámaras, doce sensores ultrasónicos y un escáner láser.

Un motor, de momento

En el momento actual de lanzamiento, Q8 dispone de un propulsor V6-3.0 TDI capaz de generar 286 CV y 600 Nm, lo que le permite acelerar hasta 100 km/h desde parado en 6.3” y alcanzar una velocidad máxima de 245 km/h, transmitiendo la potencia a las cuatro ruedas a través del sistema quattro y un cambio tiptronic de 8 marchas. Dos versiones adicionales se añadirán a la gama el próximo año: el Q8 45 TDI con un V6 diésel de 231 CV, y el Q8 55 TFSI, con el motor 3.0 de gasolina de 340 CV.

Todos los propulsores incorporan la tecnología de hibridación ligera (MHEV), cuyo sistema eléctrico principal es de 48V, lo cual le permite almacenar energía en una batería de iones litio, para después utilizarla en fases de aceleración y como motor de arranque tras una fase de start-stop hasta 22 km/h.

Otro de los elementos clave en la dinámica del nuevo crossover alemán es la suspensión de serie controlada electrónicamente, que puede ser sustituida de forma opcional por una del tipo neumática adaptativa, capaz de elevar la altura de carrocería en 90 mm.

Igualmente interesante para la agilidad de manejo es otro opcional estrenado en el Volkswagen Touareg como el tren trasero direccional, que a baja velocidad imprime un ángulo de giro en las ruedas traseras de hasta 5º en dirección contraria a las delanteras. A velocidades elevadas, las ruedas del eje posterior giran en el mismo sentido que las delanteras, con el fin de aumentar la estabilidad.

El precio del Q8 parte de 76.990 euros, que en principio puede parecer abultado al situarse por encima del Q7, pero a cambio de lo que ofrece y su equipamiento tiene justificación.

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