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El béisbol y el sóftbol se juegan en Fukushima. Efe
Tokio 2020: Los Juegos, más allá de Tokio
Tokio 2020

Los Juegos, más allá de Tokio

Entre las subsedes olímpicas destacan las prefecturas afectadas por el tsunami y el desastre nuclear de Fukushima y Sapporo, que albergó los Juegos de Invierno en 1972 y acogerá la maratón y la marcha por su clima más suave

PABLO M. DÍEZ

Enviado especial a Tokio

Domingo, 25 de julio 2021, 23:28

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Al igual que vida en Japón, hay Juegos Olímpicos más allá de Tokio. Aunque su zona metropolitana es de las mayores del mundo, con 38 millones de habitantes en sus 13.500 kilómetros cuadrados, no es tan grande como para acoger los 339 eventos relacionados con los 33 deportes en los que se compite en esta edición. Además, los Juegos son siempre una oportunidad para lucir otras ciudades aparte de la sede principal y, en el caso de Japón, el objetivo era que ayudaran a la recuperación de las zonas afectadas en 2011 por el tsunami y el desastre nuclear de Fukushima.

Junto a las pruebas que se celebran en los alrededores de Tokio, muchas de ellas en prefecturas dentro de su área metropolitana como Saitama, Kanagawa y Chiba, otras tienen lugar en regiones más alejadas, como Fukushima y Miyagi, castigadas por aquella catástrofe que sacudió al nordeste de la costa nipona hace una década. Más al norte todavía, y elegida por su clima no tan caluroso en verano, se halla la subsede más distante: la isla de Hokkaido. Su capital, Sapporo, albergó en 1972 los Juegos de Invierno y este verano su parque Odori acogerá la maratón y la marcha para librar a los corredores de la sauna en que se convierte Tokio estos meses. Además, en el estadio de Sapporo juega España dos de sus tres partidos de la fase de grupos.

De todas estas subsedes, la más simbólica es la ciudad de Fukushima, ligada para siempre al peor desastre nuclear desde el de Chernóbil en 1986. Ubicada a unos 60 kilómetros de la siniestrada planta atómica de Fukushima 1, tanto la ciudad como el resto de la prefectura sufren desde entonces un estigma que siguen pagando sus agricultores, pescadores y sector turístico. Como si fuera una pesadilla interminable, el último golpe para esta prefectura es el vertido planeado en el Pacífico del agua contaminada almacenada en la central de Fukushima, donde los trabajos de desmantelamiento durarán todavía cuatro décadas.

Para dejar atrás aquella tragedia y traer a su población optimismo e inversiones, el comité organizador decidió jugar en su estadio Azuma uno de los deportes más populares en Japón, el béisbol, y su versión femenina, llamada sóftbol. Antes de que se inauguraran los Juegos el viernes por la noche, allí se disputó la ronda inicial de sóftbol, abierta el miércoles con la victoria de Japón sobre Australia por 8-1. De igual modo, la selección masculina también se estrenará en Fukushima contra su primer rival, la República Dominicana, el miércoles. Pero lo que prometía ser una fiesta para animar a sus casi 300.000 habitantes volverá a ser, por culpa del coronavirus, un silencioso partido con las gradas vacías que solo se podrá ver por televisión. Tras ese encuentro inaugural de Japón en Fukushima, que está a unos 230 kilómetros de Tokio, el resto del béisbol se disputa en el Estadio de Yokohama, más cercano a la capital.

Con dichos partidos en Fukushima y los de fútbol en el estadio de Miyagi, otra de las prefecturas más castigadas por el tsunami, las autoridades querían promocionar el turismo en Tohoku (nordeste de Japón). Pero, si antes el miedo era a la radiactividad de la siniestrada central nuclear, ahora lo es al coronavirus. Para que no se propague aún más la pandemia, que vive un repunte en Japón, sus fronteras están cerradas para los turistas y hombres de negocios y no se sabe cuándo se volverán a abrir. Por su parte, los periodistas que han podido entrar en el país al estar acreditados para los Juegos tampoco tienen difícil viajar hasta dichas regiones porque, en teoría, está prohibido tomar el transporte público durante las dos primeras semanas y solo se pueden usar los vehículos de la organización. Pero los retrasos en la aprobación de los permisos y la aplicación del móvil para moverse por Japón han impedido a muchos, como a este corresponsal, acercarse a Fukushima antes de que acabe allí la competición.

Otras prefecturas afectadas por aquella triple catástrofe del terremoto, tsunami y accidente nuclear fueron Miyagi e Ibaraki, que también acogerán partidos de fútbol en las ciudades de Rifu y Kahisma.

Ya en los alrededores de Tokio se concentran las demás subsedes olímpicas. Una de las más famosas es el estadio de baloncesto de Saitama, de tan grata memoria porque allí ganó España su primer Mundial en 2006. Con el recuerdo aún vivo del segundo en Pekín en 2019 y la suerte que parece traer Asia, la selección sueña con volver a coronarse en Saitama.

Pero no solo de baloncesto vive esta prefectura vecina a Tokio, ya que cuenta con un estadio de fútbol y con el club de golf de Kasumigaseki y el campo de tiro de Asaka, donde se están disputando dichas especialidades.

También alrededor de la capital, de la que es una extensión, la prefectura de Chiba acoge la lucha, la esgrima y el taekwondo en el Centro de Convenciones Makuhari Messe. Al sur de Tokio, Sizhuoka es escenario de las pruebas de ciclismo en su velódromo y en el circuito de mountain bike de Izu. Por último, en Kanagawa se disputa la vela en el club náutico de Enoshima y, en su puerto de Yokohama, dos deportes importantes como el béisbol y el fútbol, demostrando que hay Juegos más allá de Tokio.

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