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Karim Benzema levanta el trofeo de la Supercopa conquistado por el Real Madrid en Helsinki. afp
El Madrid pone la primera piedra en el camino hacia el sextete
Supercopa de Europa

El Madrid pone la primera piedra en el camino hacia el sextete

El equipo de Ancelotti pasa por encima del Eintracht con goles de Alaba y Benzema para levantar su quinta Supercopa de Europa

Óscar Bellot

Madrid

Martes, 9 de agosto 2022

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Regresa la competición para el Real Madrid y lo hace de la misma forma respecto a la conclusión de la temporada pasada, con una final europea. La conquista de la Champions en París ante el Liverpool el 28 de mayo le abrió las puertas de la Supercopa de Europa al conjunto blanco, un consumado especialista cuando de asegurar un trofeo continental se trata. En los últimos 25 años el equipo de Chamartín presenta un inmaculado ocho de ocho en finales de la Liga de Campeones y solo cedió en una de siete finales de Copa Intercontinental y su torneo sustituto, el Mundial de Clubes -en el año 2000 ante Boca Juniors-.

El único lunar del historial blanco en cuanto a los partidos con un título en juego en el contexto internacional pasa precisamente por la Supercopa, con cuatro finales ganadas pero tres perdidas, ante el Chelsea en 1998, frente al Galatasaray en 2000 y contra el Atlético en 2018. El rival ahora es el sorprendente Eintracht de Fráncfort, verdugo del Betis y también del Barça en la última Europa League. Un conjunto que mantiene las señas de identidad con las que conquistó la segunda competición continental en Sevilla, siempre aupado por una afición capaz de tomar el Camp Nou y que estará de nuevo en mayoría en Helsinki.

Hasta la capital finlandesa ha desplazado Carlo Ancelotti a los 24 jugadores de la primera plantilla blanca, así como al tercer portero, Luis López. Y es que la pretemporada madridista ha sido sumamente plácida, sin lesiones, con la tranquilidad que dio el éxito del doblete Liga-Champions y muy poco ruido en cuanto al mercado. Condiciones a priori idílicas para preparar un asalto temprano al primer título de la temporada, que en el Madrid tienen entre ceja y ceja a tenor de la exhaustiva preparación física ideada por Antonio Pintus para llegar en plena forma al inicio de la competición oficial.

No habrá sorpresas, Carletto es poco amigo de hacer cambios innecesarios cuando todo funciona. La vieja guardia sigue sosteniendo a este Madrid de centro del campo legendario, pues Casemiro, Kroos y Modric serán titulares, con el indiscutible Courtois bajo palos, Carvajal, Militao, Alaba y Mendy en defensa y Valverde junto a Benzema y Vinicius como tridente de ataque. Los mismos once protagonistas de la final de la Champions, con los fichados Tchouaméni y Rüdiger a la espera de una oportunidad desde el banquillo.

Enfrente el Eintracht, rival en aquella mítica final de la Copa de Europa de 1960, disputada en Glasgow con un contundente 7-3 blanco y convertida en un duelo de culto para los aficionados al fútbol histórico. Frente al conjunto de Fráncfort puso la guinda la generación dorada del Madrid de los 50 con Di Stéfano, Puskas, Gento, Kopa o Rial y ahora ante el mismo adversario pretende este grupo de jugadores actuales seguir cimentando su leyenda con un nuevo título.

Un rival tocado

El equipo germano llega golpeado por la contundente goleada recibida ante el Bayern de Múnich (1-6) en el debut en la Bundesliga, pero también por la pérdida inminente de la que hasta ahora era su estrella, el zurdo serbio Filip Kostic, cuyo traspaso a la Juventus se ultima desde los despachos, impidiendo que forme parte del resto de la expedición alemana para no poner el riesgo la operación. Tampoco está ya Martin Hinteregger, líder defensivo del campeón de la Europa League, que sorprendió a propios y extraños con su prematura retirada del fútbol profesional y ahora se divierte jugando en un club amateur de Austria. Son las dos bajas más sensibles respecto al equipo que sorprendió a Viejo Continente la pasada campaña, en contraste con su discreta participación en la Bundesliga, que completó en la mitad de la tabla.

El equipo de Olivier Glasner sigue apostando por un esquema con tres centrales y dos carrileros, con el contragolpe tras recuperación de balón como herramienta clave y un gran despliegue físico. Mario Götze, el autor del gol que le dio a Alemania su cuarto Mundial en 2014, regresa al fútbol germano tras dos temporadas en el PSV Eindhoven en las que ha sido importante. A sus 30 años, el talentoso centrocampista ofensivo pretende recuperar su mejor versión y olvidar definitivamente los problemas físicos. Si logra alcanzar una versión similar a la del jugador que fue, puede ser una de las grandes amenazas para este Madrid casi infalible en las finales, aunque de inicio estará en el banquillo.

El Real Madrid puso en Helsinki la primera piedra en el camino hacia el ambicionado, aunque complicadísimo, sextete. Los blancos, que siguen envueltos en un perenne estado de felicidad, doblegaron al Eintracht con goles de Alaba y de Benzema para estrenar la temporada levantando su quinta Supercopa de Europa y colocarse así a la altura de Milan y Barça, los otros plusmarquistas de la competición que mide a los campeones de la Champions y de la Europa League.

Las águilas ofrecieron resistencia durante la primera media hora en tierras nórdicas, pero acabaron siendo reducidas a la nada por el aplomo, la clase y la tremenda jerarquía del rey del continente, cuya fiabilidad en las finales raya lo extraordinario. De las 18 últimas que ha disputado a partido único, ha salido victorioso en 16. En ese lapso, solo el Atlético, en la Copa del Rey de 2013 y en la Supercopa de Europa de 2018, ha sido capaz de rebelarse ante su dominio hegemónico en este tipo de citas sin red.

Fiel a sus principios, Carlo Ancelotti repitió el once que conquistó la Decimocuarta en París para encarar a un Eintracht que compareció en Helsinki sin dos de los baluartes sobre los que cimentó su asalto al trono de la Europa League tres meses atrás: el central Martin Hinteregger, retirado de forma prematura, y el carrilero Filip Kostic, atado por la Juventus. El austríaco era la clave de bóveda del engranaje defensivo de las águilas y el serbio engrasaba el frente ofensivo con su profundidad por el flanco izquierdo.

Real Madrid

Courtois, Carvajal (Rüdiger, min. 85), Militao, Alaba, Mendy, Casemiro, Modric (Rodrygo, min. 66), Kroos (Tchouaméni, min. 85), Valverde (Camavinga, min. 76), Benzema y Vinicius (Ceballos, min. 85).

2

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Eintracht

Trapp, Touré (Alario, min. 70), Tuta, N'Dicka, Knauff, Sow, Rode (Götze, min. 58), Lenz, Kamada, Lindström (Kolo Muani, min. 58) y Santos Borré.

  • Goles: 1-0: min. 37, Alaba. 2-0: min. 65, Benzema.

  • Árbitro: Michael Oliver (Inglaterra). Amonestó a Alario.

  • Incidencias: Final de la Supercopa de Europa, disputada en el Estadio Olímpico de Helsinki ante unos 31.000 espectadores.

La pérdida de esos dos puntales ha debilitado al conjunto de Fráncfort del Meno, bajo sospecha tras el repaso que le dio el Bayern en el descorche de la Bundesliga. Pese a ello, avisó primero en la capital de Finlandia. Una pérdida de Mendy desató un ataque eléctrico culminado por Kamada pero abortado por Courtois, un seguro a todo riesgo al que el verano no ha despojado de la capa de héroe con la que abrigó la decimocuarta 'orejona' del Real Madrid. Fueron fuegos de artificio, porque no se hizo esperar la réplica del equipo de Ancelotti. Percutió Valverde con una fuerza descomunal para habilitar a Benzema, que, generoso, cedió a Vinicius. El remate del carioca superó a Trapp, pero no a Tuta, que salvó bajo palos.

Eran los albores de una temporada que llevará a los futbolistas al límite de su resistencia, pero no lo parecía a tenor del ritmo. Aleccionado por la sonrojante goleada del Bayern, Oliver Glasner protegió a su equipo bajando el bloque, pero sin renunciar a esa centelleante activación tras robo que devolvió al brillo en Europa al conjunto germano la campaña anterior. La condición de favorito del Real Madrid restaba además presión al Eintracht, valiente y ordenado a la hora de contener a la santísima trinidad de mediocentros de Ancelotti en esa media hora inicial que acabó siendo un espejismo.

Dentro del plan de Glasner había dos argumentos discordantes: la potencia de Valverde y la velocidad de Vinicius. Suficientes, en cualquier caso, para que el muro teutón se desmoronase. De una fulgurante cabalgada de Vinicius que recordó mucho a la que sirvió para frenar al Manchester City el pasado curso en el Etihad nació el córner que permitió abrir el marcador al catorce veces monarca de Europa. Sirvió Kroos con la precisión a que acostumbra, Benzema tiró de pértiga, Casemiro prolongó y Alaba embocó a placer para rotular su cuarto tanto con la zamarra del Real Madrid. Los blancos se habían soltado las cadenas.

Con el resultado a favor, el Real Madrid se dedicó a hechizar al Eintracht a través de su fútbol de etiqueta. Con el triángulo de las Bermudas marcando ya el compás, Vinicius dispuso de una buena ocasión para agrandar la brecha, aunque Trapp salvó con una pizca de fortuna. Acudió Glasner a la calidad de Götze y la pujanza de Kolo Muani para intentar contener la marea blanca, pero la crecida continuó. Casemiro, soberbio en labores defensivas y que acabó siendo elegido con toda justicia como mejor jugador de un encuentro en el que ofreció un auténtico recital, reventó la bola contra el travesaño tras un zurriagazo desde la frontal del área que buscaba finiquitar el pleito.

Para entonces Modric dirigía la orquesta, mientras que Vinicius y Benzema sembraban el pavor con sus movimientos. De esa conexión letal entre el brasileño y el francés brotaría el tanto que abrochaba el partido y permitía al '9' escribir otra página para la leyenda al superar a Raúl González Blanco como el segundo máximo artillero en la historia del Real Madrid. 324 dianas jalonan ya la trayectoria como madridista del próximo Balón de Oro y, desde la marcha de Marcelo, primer capitán de los blancos. Una condición que le permitió levantar su vigesimotercer trofeo desde que aterrizó en Chamartín, los mismos que Paco Gento. Impecable como figura referencial de una escuadra que no parece tener freno.

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