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Prueba de algodón en Butarque

Prueba de algodón en Butarque

Por encima del bien y del mal, a la UD le restan cinco partidos por delante en los que pretende poner un corolario decente a la temporada. Claro que en el camino va a enfrentarse a rivales que, más allá del formalismo, caminan en el alambre y no están para fiestas. Hoy, sin ir más lejos, al Leganés le va la vida.

Jueves, 16 de julio 2020, 12:26

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La falta de tensión competitiva. He ahí la cuestión para esta UD que combina buenas faenas con otras menos defendibles. Hace tiempo que abandonó la regularidad para abonarse a la cal y la arena. Una jornada lo borda, otra acaba por los suelos. Puede permitirse el baile, cierto, porque así se lo ha ganado. Acumuló en la despensa lo suficiente y ahora encara las curvas finales con un blindaje infalible. Claro que el escudo no admite tratos ni especulaciones y exige competir hasta el final, dar lustre a un proyecto que anticipa tiempos mejores. Mientras eso llega, la realidad pasa por Butarque, escenario obrero con anfitrión que huele a linimento. El Leganés quiere seguir en la aristocracia y muchas de sus opciones pasan por lo que ocurra esta noche. Un triunfo le proporcionaría el estirón definitivo, caídos en combate Sporting y Granada y con el Osasuna sentenciado. Este nivel de trascendencia asegura un Leganés al límite, que le va a meter pierna y corazón a la cuestión. Lo sabe Setién y quedan advertidos sus futbolistas. Salir a verlas venir equivale a chaparrón. Lo que pasó en Bilbao mismamente, donde cayeron cinco en una noche para olvidar.

Ahora que el propósito de enmienda fuera de casa parece que va en serio, que se ha agotado ya el cupo de resbalones y despropósitos, los focos apuntan a esta prueba en toda regla para la UD, cuya última alegría liguera lejos de su territorio data de agosto, demasiado tiempo, demasiados palos. Ya toca y puede que sea en Butarque. Es la intención aunque las bajas sean múltiples y de jerarquía. Viera y Vicente siguen en la enfermería, a Boateng le dejó fuera un golpe, Macedo y Livaja purgan sanción y hasta David García tampoco cogió el avión. No hay demarcación que se libre de la plaga de ausencias, lo que obligará a modificaciones, experimentos y pruebas multidisciplinares. Un salto al vacío teniendo como oponente a un Leganés en el que sí están bien definidos los automatismos y cuyo plan se basará en lo habitual. Apretar atrás y encomendarse a las piernas de Machís y el arte de Gabriel. No va a querer la pelota. En realidad ni la necesita para armarse.

El antídoto pasará por evitar las vías de agua, con el previsible dúo Bigas-Lemos atrás y un doble pivote en el que Roque y Montoro van a a tener tarea. Sin más puntas que Jesé, el cedido por el PSG ejercerá de ariete sin acostarse en una banda. Dicen que Jesé siempre fue un interior con alma de delantero y hoy va a disponer de metros y galones para lucir como ariete. Viene necesitando goles y no se ha estrenado lejos del Gran Canaria. Encima, se le acaba el carrete y él mejor que nadie sabe que mucha porción de su futuro se va a escribir en los partidos que quedan hasta el epílogo. La motivación de Jesé, el deseo de cambiar dinámicas, un Setién también en el escaparate y al que vendrá bien mostrar a una UD más ortodoxa... Pequeños detalles que, juntos, sí contemplan una ruta de abordaje en momento y forma. Dilatarlo más, con el Atlético en puertas, no será buen negocio.

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