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Jornada 10

El Real Madrid pincha el globo del Barça

Los blancos asaltan el Camp Nou por segunda temporada consecutiva con su versión más ordenada y efectiva, agravando la crisis azulgrana

Óscar Bellot

Madrid

Domingo, 24 de octubre 2021

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No cabe duda de que conoció tiempos mejores, pero el clásico continúa removiendo corazones y agitando el pulso como pocas cosas en la vida. Cierto es que ya no están Leo Messi ni Cristiano Ronaldo para elevarlo a la estratosfera con su legendaria pugna por ser considerados los mejores de la historia, mas una camada de estrellas en ciernes viene aporreando la puerta con descaro y talento a raudales, dispuesta a arrogarse el protagonismo que acapararon los incombustibles titanes en un puñado de refriegas imborrables.

El Barça está en horas bajas, con las finanzas en estado comatoso, un entrenador realista o derrotista según el prisma de quien le escucha y un equipo cogido con pinzas. Más cuajado, el Real Madrid también siembra claroscuros en su bamboleante transitar, capaz de aniquilar a un regimiento entero y pegarse un tiro inopinado ante el Sheriff. Pero el clásico sigue siendo la fiesta del fútbol por excelencia aunque se adentre en otra dimensión y el público volverá a disfrutarlo en las gradas tras dos batallas silentes a causa de la pandemia. Palabras mayores.

Desde que la Generalitat levantó las restricciones de aforo, el Camp Nou ha operado como espejo del depresivo momento por el que atraviesa su dueño. Asientos vacíos por doquier, en consonancia con el mortecino desempeño de futbolistas que portan el mismo escudo que glorificaron el 'Dream Team' y los prestidigitadores de Pep Guardiola. La marcha del astro rosarino que opacaba todas las deficiencias a base de un genio sin par ha convertido al conjunto azulgrana en un erial que Ronald Koeman trata de abonar dando paso a una nueva generación comandada por Ansu Fati, Pedri y Gavi. La juventud como recurso de emergencia en tiempos de carestía económica. El neerlandés reclama paciencia, una palabra que los grandes suprimieron de su diccionario. Joan Laporta le aguanta a regañadientes. Su equipo malvive.

Los azulgranas permanecieron intubados a comienzos de curso en la Liga y estaban al borde de la extremaunción en la Champions. Pero salvaron el primer 'match ball' europeo y han logrado estrechar la carrera en el campeonato doméstico. Tanto que este domingo tienen la posibilidad de dar el 'sorpasso'. Un triunfo les situaría por encima del Real Madrid y podría refrendar su resurrección. Porque los clásicos ponen mucho más en juego que tres puntos: son capaces de voltear ánimos y cambiar tendencias.

El Barça, en cualquier caso, tiene motivos para la preocupación. Llega tras sumar dos victorias consecutivas, pero ante el Dinamo de Kiev ofreció otra actuación paupérrima. Sin profundidad, movilidad ni empuje, solo obtuvo de provecho el resultado. Los azulgranas salen de caza con el bozal puesto y tampoco protegen su madriguera con demasiada eficacia: son el octavo equipo de la Liga en cuanto a porcentaje de acierto sobre las ocasiones de gol generadas, según datos de Opta, y promedian un gol encajado por partido, el doble del ratio con el que alcanzaron el primer clásico de la última campaña.

Koeman confía en que la vuelta de Ansu Fati y el Kun Agüero sirva para mejorar los registros atacantes, pero la enfermería sigue atormentándole: ante el Real Madrid tendrá las bajas de Araujo, Pedri, Dembélé y Braithwaite, aunque podrá contar con Jordi Alba. La estadística reza además que el técnico holandés no le ha ganado a Carlo Ancelotti ninguno de sus pleitos en los banquillos: tres triunfos del italiano y un empate en sus cuatro enfrentamientos al mando de Milan y Ajax. Más madera.

El tridente de Kiev

Al preparador transalpino también le restan deberes por hacer. Su equipo ha visto cómo se resquebrajaba la coraza que construyó Zinedine Zidane. El Real Madrid concede una media de 10,63 remates por aparición liguera, su peor dato desde la campaña 2015-16, y encaja 1,25 goles por jornada, un dato sin parangón desde el curso 2008-09.

Por el contrario, ha devuelto el colmillo a una escuadra que está a la vanguardia en casi todos los apartados ofensivos: máximo goleador de largo, es el segundo conjunto que más remata a portería y el que presenta mejor porcentaje de dianas sobre los disparos realizados. Dispone del futbolista más en forma de la Liga –Benzema ha intervenido de forma decisiva en 16 de los 22 tantos anotados por los blancos, con nueve goles y siete asistencias que le sitúan a la cabeza en ambos rankings- y del jugador más mejorado, el irrefrenable Vinicius.

El Real Madrid viene además de amansar el oleaje europeo con su goleada ante el Shakhtar, que sirvió además para reafirmarle en sus principios. El 4-3-3 vertebrará su camino, por lo que Ancelotti repite el once de Kiev, con Rodrygo como acompañante de Vinicius y Benzema en el tridente.

Por cuarta vez consecutiva, el clásico tuvo color blanco. El Real Madrid asaltó de nuevo el Camp Nou con el primer gol de David Alaba portando su nuevo escudo y otro en la recta final de Lucas Vázquez que convirtieron en intrascendente el postrero tanto de Agüero, pinchando así el globo del Barça. Después de elevar el ánimo con dos triunfos encadenados entre Liga y Champions, el conjunto azulgrana volvió a hincar la rodilla ante su acérrimo enemigo en feudo propio, pierde comba en el campeonato doméstico y agrava la crisis que no cesa en territorio culé.

El Barça sigue sin ser capaz de derrotar a los grandes del continente bajo la égida de Koeman y eso puede ser el tiro de gracia para el técnico holandés a poco que Joan Laporta cuadre las cuentas para su finiquito. Por el contrario, Ancelotti salió reforzado con su primer triunfo en el coso azulgrana, donde el Real Madrid ha encontrado una pradera nutritiva. Solo ha sucumbido en una de sus nueve visitas más recientes entre todas las competiciones y acumula dos victorias seguidas. Esta última, fruto de un soberbio ejercicio de orden y eficacia ante un Barcelona impotente al que sigue penalizando su debilidad en las áreas.

Pese a ello, nadie puede echarle en cara esta vez a Koeman el planteamiento. Mantuvo el 4-3-3 que constituye el santo y seña azulgrana, eludiendo esa retaguardia con tres centrales que tantas críticas le ha costado por parte de los puristas del estilo Barça. Ancelotti fue fiel a su discurso y repitió el once que

Barcelona

Ter Stegen, Mingueza (Coutinho, min. 46), Piqué, Eric García, Jordi Alba, Busquets, Gavi (Luuk de Jong, min. 85), Frenkie de Jong (Sergi Roberto, min. 77), Dest, Memphis y Ansu Fati (Agüero, min. 73).

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Real Madrid

Courtois, Lucas Vázquez, Militao, Alaba, Mendy, Casemiro, Modric, Kroos, Rodrygo (Valverde, min. 72; Carvajal, min. 91), Benzema y Vinicius (Asensio, min. 87).

  • Goles: 0-1: min. 31, Alaba. 0-2: min. 93, Lucas Vázquez. 1-2: min. 97, Agüero.

  • Árbitro: Sánchez Martínez (Comité Murciano). Amonestó a Piqué y Mendy.

  • Incidencias: Partido correspondiente a la décima jornada de Liga, disputado en el Camp Nou ante 86.422 espectadores.

Koeman ordenó una presión alta para asfixiar la circulación del Real Madrid, con Memphis como extremo izquierdo y Ansu Fati como delantero centro. La presentación del Barça fue notable. Atrincheró a los blancos en su campo y mandó mientras le duró el fuelle. El antídoto de Ancelotti fue amenazar con la potencia de Vinicius. El carioca asumió la responsabilidad con regocijo. Avisó a Mingueza del reto que le aguardaba con un regate de bandera en una acción que terminó con el madridista por los suelos dentro del área tras contactar con la rodilla del canterano culé. El árbitro dejó seguir. Pues vale.

Los técnicos se desvelaban porque sus bloques fuesen compactos ya que ambos sufren en transición. Dest desperdició un contraataque eléctrico conducido por Memphis mandando a las nubes un remate franco. No tuvo la misma fortuna el Barça. Robó Alaba en el balcón del área de Courtois, abrió Vinicius para Rodrygo, que encontró al central solo en posición de extremo mientras Benzema arrastraba a los centrales y el austríaco resolvió con un zurdazo supremo.

Meritorio en el primer tramo, el Barça pagó su primer despiste. Tocaba ver de qué pasta estaba hecho el cuadro de Koeman, con siete canteranos en su once y varios debutantes en un clásico frente a un rival más experimentado y con solo un español en sus filas. Tuvo Piqué el empate a la salida de un córner, pero giró demasiado el cuello y el balón se fue desviado. También Ansu Fati, que encontró un resquicio donde no cabía un alfiler, aunque se topó con Alaba, un coloso en el escenario que en el pasado vio crecer a su predecesor Sergio Ramos. Para entonces el Real Madrid estaba más cómodo y se fue al entreacto con la moral alta por su precisión de cirujano.

Retiró Koeman a Mingueza a vuelta de vestuarios para reforzar el ataque con Coutinho, lo que provocó que Dest se retrasase al lateral diestro con el objetivo de contener las embestidas de Vinicius. Recuperó empuje el Barça y comenzó a aparecer en zona venenosa Ansu Fati. Intentó templar ánimos el Real Madrid, pero el choque se descosía por momentos. En medio de la agitación pudo sentenciar Vinicius, que se nubló y permitió que Dest corrigiese a tiempo. También Benzema voleando después de que Modric pintase una obra de arte.

Las ganas del Barça iban por encima de las piernas de los futbolistas azulgranas, que aun así mantenían en vilo el pleito porque el Real Madrid prefirió esperar con el bloque bajo a la espera de una contra definitiva. Dest estuvo cerca de ganarse el indulto tras su clamoroso fallo del primer tiempo con un latigazo desde la frontal del área que salió cerca del travesaño. Envidó Koeman con Agüero por un Ansu Fati todavía falto de ritmo. Oxigenó Ancelotti a su equipo alistando a Valverde, que luego se retiraría lesionado, por Rodrygo.

Agazapados en su área, los blancos especulaban con el resultado. Pero al Barça le faltaba ritmo en la triangulación y finura en los desmarques. Quedaba el recurso de mandar balones a la olla. Agüero cazó uno pero su cabezazo se marchó alto. Koeman sacó al pertiguista Luuk de Jong. Iba a la desesperada, con Piqué en plan Alexanko y más urgencias que cabeza.

Sacó provecho de ellas el Real Madrid, que liquidó a su adversario en una contra comandada por Asensio y coronada por Lucas Vázquez después de que Ter Stegen salvase en primera instancia. El Barça se negó a rendir el fuerte y Agüero, en su bautismo goleador como azulgrana, dio un hilo de esperanza a pase de Dest. Pero la diana del argentino llegó tarde y el Real Madrid se llevó un clásico que respondió a su fama. Sin Messi, Cristiano ni Sergio Ramos, pero con la emoción y el espectáculo de siempre.

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