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Análisis

El Barça de Koeman no da para más

Su incapacidad para ganar una Liga que los rivales le estaban regalando demuestra que bastante hizo con conquistar la Copa y acabar peleando el título, pero a Laporta le sabe a poco

P. ríos

Miércoles, 12 de mayo 2021, 13:39

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Siete años ha retrocedido el Barça de golpe. 2021 es 2014, Ronald Koeman se ha puesto el polo de color pistacho de Tata Martino y los jugadores han decidido hacer un homenaje al equipo que fue incapaz de aprovechar los errores del Atlético en aquel final de Liga horrible que acabó conquistando el conjunto colchonero. Cuatro veces, cuatro, ha desperdiciado ya la posibilidad de colocarse líder, ya sea de forma provisional en una jornada inacabada o de forma real. Y difícilmente tendrá más oportunidades.

No fue capaz de puntuar ante un Madrid bajo mínimos en Valdebebas (2-1), la primera gran bofetada en este tramo final de Liga que el Barça encaraba con una racha espectacular de victorias; mostró todas sus carencias en el Camp Nou ante el Granada (1-2) cuando los rivales le habían regalado una vida; no se creyó que ganando al Atlético (0-0) podría ser primero; y el martes no quiso presionar ganando al Levante (3-3). Para qué molestar ya a estas alturas.

La temporada se le ha hecho demasiado larga a un Barça capicúa en el año de la reconstrucción, que necesitará una segunda parte en la 2021-22. Empezó mal y acaba peor. En medio el equipo azulgrana consiguió ilusionar con unos meses más que aceptables de la mano de un Messi que resucitó allá por diciembre y alcanzó para asegurar una plaza en la próxima de Liga de Campeones (en algunos momentos de octubre y noviembre se temió lo peor) y para conquistar la Copa del Rey. Pero no había para más.

Los jóvenes no han tenido físico ni fortaleza anímica para soportar la presión de estas jornadas definitivas. Bastante han hecho los De Jong, Pedri, Dest, Araujo, Mingueza, Trincao o Ilaix, incluso Riqui Puig a ratos, siempre echando de menos a Ansu Fati, lesionado cuando iba camino de ser el otro gran goleador del este equipo. Y a los veteranos ya no es que la Liga se les haya hecho eterna, sino que sus carreras ya se están alargando demasiado.

La actuación de Piqué en el centro de la zaga en el Ciutat de València fue ya de exfutbolista y otros como Jordi Alba, Sergio Busquets y hasta Leo Messi simplemente condicionan demasiado el juego del equipo porque con ellos slo se pueden afrontar los partidos de una forma determinada, ya estudiada por los rivales, que depende además mucho de las ganas que tengan de correr y de presionar. Y los jugadores que tendrían que hacer de puente entre ambas generaciones, o no dan la talla (Sergi Roberto, Lenglet, Braithwaite, Umtiti, Pjanic, Coutinho, Junior, Matheus, Neto...) o se han estancado a juicio de la crítica (Ter Stegen) o viven en la irregularidad permanente (Griezmann y Dembélé).

Sentenciado

Y el encargado de poner cemento entre colectivos tan dispares ha demostrado tener poca cintura para reaccionar con soluciones tácticas cuando su primer plan no ha funcionado. Ronald Koeman ya parece sentenciado pese a tener un año más de contrato. Con el tiempo se valorará esa Copa ganada en un año que pintaba muy mal, haber sabido motivar a un Messi deprimido tras el burofax o su apuesta por los jóvenes.

Pero se le reprochará no tener conectada a toda la plantilla (cuesta creer que de Pjanic, Riqui o Junior no pudiera sacar nada más), sus cambios desconcertantes durante los partidos, su 3-5-2 poco fiel a la filosofía del club y, especialmente porque los resultados lo son todo hasta en el purismo azulgrana, no tener capacidad para dar un golpe en la mesa cuando la Liga estaba a tiro. Joan Laporta ya tiene el argumento que necesitaba para despedirle y colocar a un entrenador de su cuerda. Hasta Koeman dejó claro tras el 3-3 ante el Levante que ahora sí entiende que se cuestione su futuro.

Que no se salven ni Ter Stegen ni Messi lo dice todo. Al fin y al cabo, su mala relación también influye directamente en la química del grupo. El portero, pese a su buena labor ante el Atlético, un oasis en el desierto, lleva muchas jornadas (para unos) y temporadas (para otros) sin parar balones difíciles en partidos decisivos. Y no importa que el delantero marque un gol en cada partido si sufre desapariciones andantes de más de media hora, tiempo en el que cualquier rival puede dar la vuelta a un marcador si el Barça juega con uno menos o incluso dos si alguno se contagia de su apatía selectiva. El alemán seguirá, aunque quizás el Barça debja fichar un guardameta para despertarle, y lo del argentino sigue siendo una incógnita.

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