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Los jugadores del Eintracht levantan el trofeo de la Liga Europa. Javier Soriano (Afp)
El Rangers, la resurrección de un histórico en una década
Final

Santos Borré encumbra al Eintracht en el Sánchez Pizjuán

El colombiano, autor del tanto del empate y del gol decisivo en la tanda de penaltis, se convierte en el gran artífice junto a Trapp del segundo título continental para el club germano

Óscar Bellot

Madrid

Martes, 17 de mayo 2022

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No estaba en las quinielas de máximos favoritos para conquistar la Europa League, ni mucho menos, pero el Rangers se ha plantado en la final de Sevilla dispuesto a reverdecer viejos laureles. El club con más títulos del fútbol escocés, aunque destronado esta vez en el campeonato doméstico por su eterno enemigo, el Celtic, se mide al Eintracht de Fráncfort en su quinta final en el Viejo Continente, tras la Recopa de Europa conquistada en el Camp Nou ante el Dinamo de Moscú en 1972, las derrotas frente a la Fiorentina en el 61 y el Bayern en el 67 en esta misma competición y el subcampeonato de la Copa de la UEFA en 2008, con el Zenit de San Petersburgo como rival.

El Eintracht es viejo conocido, verdugo de aquella lejana semifinal de la Copa de Europa en 1960, el mayor hito del Rangers en la máxima competición continental y previa a la legendaria final de los alemanes ante el Real Madrid de los Di Stéfano, Puskas, Gento, Kopa o Rial, implacable en un 7-3 para la historia, precisamente en Glasgow. La final del Pizjuán tiene además una significación especial para una numerosa y bulliciosa hinchada protestante y probritánica, aspectos que hacen del Old Firm contra el Celtic, católico y de raíces irlandesas, mucho más que un partido de fútbol.

Hace exactamente una década, los problemas financieros de la entidad derivaron en el terremoto de la bancarrota. El club debía 26 millones de euros a la Hacienda británica y la situación era insostenible, lo que provocó la reformación del Rangers. El empresario Charles Green compró por unos siete millones todos sus activos, que pasó a estar bajo el paraguas de la asociación The Rangers Football Club, su nombre oficial a partir de entonces. Lastrado por una sanción de un año sin fichar y la obligación de pagar sus deudas aunque de manera aplazada, el club trató de inscribirse en la Premier League escocesa, la máxima categoría, pero fue rechazado y acabó formalizando su inscripción en la Third Division, el cuarto nivel del fútbol escocés.

Travesía por el desierto

Nunca un club tan grande cayó tan bajo. Desde los infiernos de la competición de aficionados fue creciendo, con dos ascensos consecutivos en 2013 y 2014, pero se estancó en la Championship, el paso previo a la elite, donde fue tercero en la 2014-15 para al fin alcanzar el ansiado regreso en 2016, tras cuatro años de travesía por el desierto para una masa social enorme, impropia de semejantes competiciones. Retornó el intenso Old Firm, santo y seña del fútbol escocés, pero tendría que transcurrir un lustro más para ver de nuevo a un Rangers campeón. Ibrox Park, su hogar, recuperó la alegría la pasada temporada, con un título de liga inapelable, diez años después de la última. Más de un centenar de puntos lograron los azules de la mano de Steven Gerrard, que hizo las maletas rumbo al Aston Villa a mitad de esta temporada.

Otro exfutbolista ilustre, Giovanni van Bronckhorst, ha continuado la labor del excentrocampista del Liverpool con buen tono, al menos en Europa. Con el neerlandés en el banquillo el Rangers aseguró la segunda plaza de su grupo de Europa League y luego dejó por el camino al temible Borussia Dortmund, el Estrella Roja, el Sporting de Braga y finalmente el Leipzig, quizás el gran favorito una vez descartado el Barça. Ahora, en Sevilla, oposita a levantar un trofeo que se le resistió en 2008, cuando el Zenit del mago ruso Arshavin rompió las ilusiones de las decenas de miles de aficionados desplazados a Mánchester. En Sevilla también serán mayoría, y eso que enfrente tendrán a otra hinchada animosa, como ya demostraron los seguidores del Eintracht en el Camp Nou hace unas semanas.

Cuarenta y dos años después de derrotar al Borussia Mönchengladbach en la final de la Copa de la UEFA, el Eintracht de Fráncfort sumó el segundo título continental de su historia. El conjunto germano batió al Rangers en la tanda de penaltis que decantó en su favor un disputadísimo enfrentamiento en el Ramón Sánchez Pizjuán y levantó en Nervión un trofeo de la Liga Europa que otorga al cuadro de Olivier Glasner el ambicionado pasaporte directo a la fase de grupos de la próxima edición de la Champions, dejando con la miel en los labios al cuadro protestante y unionista británico.

El colombiano Santos Borré, autor del tanto del empate y también del lanzamiento decisivo desde los once metros, impidió que la escuadra de Gio van Bronckhorst, a la que condenaron los temblores en el momento de la verdad de un Ramsey de capa caída, completase con éxito la epopeya que ha vuelto a poner de moda su nombre dentro del fútbol europeo cuando se cumple una década del comienzo de la larga travesía por el desierto que inició con su descenso administrativo a la cuarta división escocesa.

El periplo del conjunto británico en la competición había sido un auténtico cuento de hadas cuyo prólogo escribió, todavía a la vera de Steven Gerrard, superando el play-off contra el Alashkert para alcanzar la fase de grupos y que tuvo su prolongación con capítulos de extraordinaria brillantez desarrollados frente a dos adversarios de tronío como Borussia Dortmund y Leipzig, ya con Van Bronckhorst a los mandos.

Eintracht

Trapp, Tuta (Hasebe, min. 59), Touré, N'Dicka (Lenz, min. 101), Knauff, Sow (Hrustic, min. 106), Rode (Jakic, min. 89), Kostic, Lindstrom (Hauge, min. 70), Kamada y Santos Borré.

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Rangers

McGregor, Tavernier, Goldson, Bassey, Barisic (Roofe, min. 117), Kent, Jack (Davis, min. 74), Lundstrom, Kamara (Arfield, min. 91), Wright (Sakala, min. 74; Ramsey, min. 117) y Aribo (Sands, min. 101).

  • Goles: 0-1: min. 57, Aribo. 1-1: min. 69, Santos Borré.

  • Penaltis: 0-1: Tavernier. 1-1: Lenz. 1-2: Davis. 2-2: Hrustic. 2-3: Arfield. 3-3: Kamada. 3-3: Ramsey, falla. 4-3: Kostic. 4-4: Roofe. 5-4: Santos Borré.

  • Árbitro: Slavko Vincic (Eslovenia). Amonestó a Aribo y Wright.

  • Incidencias: Final de la Europa League, disputada en el Ramón Sánchez Pizjuán ante unos 40.000 espectadores.

El neerlandés, viejo conocido de la parroquia española a causa de su paso por el Barça en su etapa de lateral correoso, planteó una férrea batalla táctica a Glasner, otro producto de la fructífera factoría Red Bull. A la 'blitzkrieg' de la escuadra teutona, el equipo 'light blue' replicó con pausa, aplomo y físico en una riña en la que pesó la presión y primó el respeto mutuo, en contraste con la deplorable

El volcánico ambiente de las hinchadas se enfriaba a ras de césped, con un Eintracht más punzante, aunque blando en las áreas. De esa falta de contundencia sacó provecho el Rangers. Un mal despeje de Sow y un resbalón de Tuta abrieron la pradera para que Aribo desnivelase el marcador batiendo a Trapp con un zurdazo raso.

Pese a la ventaja, los nervios también atenazaban a la retaguardia escocesa. Un error en la salida del cuadro de Van Bronckhorst permitió a Rode dejar a Kamada mano a mano con McGregor, pero el japonés no precisó su vaselina. Las 'Aguilas' se resarcieron enseguida aprovechando la viveza de Santos Borré para meterse entre los tibios centrales y embocar un centro de Kostic desde la izquierda. Justo premio para el arrojo del sudamericano, que no llegó a debutar en partido oficial con el Atlético pese a la apuesta que el club colchonero hizo por él en 2015 y también pasó sin gloria por el Villarreal, donde militó una campaña a préstamo, pero que fue el héroe junto a Trapp de la final celebrada en tierras andaluzas.

El intercambio de golpes quitó los grilletes al litigio. En ese correcalles estuvo a punto de pescar Kostic con un disparo cruzado que se marchó por un palmo. Tuvo también sus opciones del Rangers. Pero Glasner y Van Bronckhorst optaron por plegar velas para jugársela en una prórroga en la que Trapp abortó un gol cantado de Roofe y fiarlo luego todo a la tanda de penaltis, afortunada para el Eintracht y desgraciada para el Rangers.

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