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Karim Benzema celebra su gol ante el Borussia Mönchengladbach. Foto: Ina Fassbender (Afp) | Vídeo: Atlas
Análisis

El Madrid se aferra al tesón mientras busca firmeza en las áreas

La permeabilidad defensiva y la falta de gol lastran en Europa a un equipo que sobrevive a base de fe pero que sigue en una situación extrema

Óscar Bellot

Madrid

Miércoles, 28 de octubre 2020, 16:44

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Seis minutos de vértigo hicieron pasar al Real Madrid de la desolación a la esperanza en su visita a Renania. Los goles de Benzema y Casemiro permitieron a los blancos extraer un punto que vale su peso en oro pero que les mantiene en una situación extrema, obligados a jugarse el tipo sin margen de error en los cuatros partidos que le restan para estar en octavos de la Champions. Lacerado de nuevo por su falta de contundencia en las áreas, el equipo de Zinedine Zidane respondió con la fe infinita que está incardinada en su ADN y se llevó un subidón de adrenalina que no debería opacar sus carencias futbolísticas. «Jugando así vamos a conseguir cosas importantes», proclamó sin embargo el técnico marsellés tras ensalzar el carácter de sus pupilos y pasar de nuevo de puntillas sobre esa recurrente ausencia de colmillo que convierte sus pleitos en una moneda al aire.

Jugó bien el Real Madrid durante una hora en la que no fue capaz de concretar su abrumador dominio en ocasiones claras de gol, mientras al Borussia Mönchengladbach le bastaron un par de llegadas para asestar otras tantas dentelladas a su adversario en un choque que volvió a exponer la alarmante vulnerabilidad defensiva que acompaña el transitar reciente del trece veces rey de Europa por su torneo fetiche. Ha encajado doce dianas en sus seis últimas apariciones en la Champions y solo ha dejado su marco indemne en dos de sus trece comparecencias más recientes en la máxima competición continental.

Una auténtica sangría a la que solo puede hacerse frente con una pegada descomunal. No la tienen los blancos, que volvieron a coleccionar el martes aproximaciones a la portería de Sommer sin generar excesivo peligro hasta que en los estertores del duelo, con Sergio Ramos y Varane instalados como delanteros, arrinconaron a los 'potros' de Marco Rose con su arrebato de casta. Veintiún remates en total, casi el triple de los de su adversario, dieron cuenta del empuje tantas veces baldío de la escuadra de Zidane, que terminó encontrando en un par de centros laterales el premio a su arrojo.

La mejoría en la actitud de los futbolistas del Real Madrid fue notoria respecto al duelo con el Shakhtar. Un signo de que el vestuario ha interiorizado la necesidad de sacrificarse al máximo para amortiguar sus insuficiencias competitivas. En tiempos de abundancia goleadora, bien podía concederse espacios para dosificar fuerzas, pero su anemia ofensiva requiere ahora de un compromiso supremo y un esfuerzo mancomunado que no admite fisuras.

Vinicius, bajo sospecha

De ahí la polémica charla entre Benzema y Mendy en el descanso que captaron las cámaras de Téléfoot y que ha colocado en el disparadero a Vinicius. «Juega fatal. Hermano, no se la pases a él. Juega en nuestra contra», le habría dicho el delantero a su compatriota, supuestamente en referencia al brasileño, errático de nuevo como en el clásico. El carioca parece más cómodo cuando sale como revulsivo y puede lucir su electricidad ante contrincantes con el físico mermado que cuando parte de inicio y sus últimas actuaciones, sumadas al regreso de Hazard, parecen abocarle al banquillo.

Aunque Benzema no menciona en ningún momento el nombre del internacional con la 'Canarinha', no es ningún secreto que su forma de entender el juego, más individualista, casa mal con el fútbol asociativo que predica el lionés. Coincidencia o no, el '9' no volvió a conectar con el extremo en la segunda parte. Todo lo contrario que le sucedió con Hazard, con quien se entiende sin necesidad de mirarse.

El belga estuvo participativo en su regreso a la competición 81 días después. Marró una buena ocasión para acortar distancias a pase de Benzema pero dejó buenas sensaciones y no se resintió de los problemas físicos que le han impedido ser ese factor diferencial que tanto precisa el Real Madrid.

Otra buena noticia la aportó Marco Asensio, al que se ve con chispa y determinación, pese a que todavía no haya podido estrenarse como artillero. Rezuma calidad cada vez que toca la pelota y solo le faltan goles para recobrar la confianza plena en esa zurda de oro que un día le convirtió en la gran esperanza del fútbol español. De su eclosión definitiva y la recuperación del mejor Hazard depende en buena medida la capacidad de pelear en Europa de un conjunto que, mientras tanto, sobrevive a base de tesón.

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