Brahim acerca los cuartos a un Milan renacido

Tras cuatro enfrentamientos previos en los que nunca había sido capaz de salir victorioso, el Milan tumbó al fin a un Tottenham con más voluntad que ideas para acercarse a los cuartos de final de la Champions. Un gol del español Brahim Díaz al poco de iniciarse el encuentro y la buena disciplina defensiva le sirvió al cuadro de Stefano Pioli para doblegar a la escuadra de Antonio Conte, diezmada por la poblada enfermería y sin más argumentos en ataque que un Harry Kane atado en corto.

El delantero británico, infatigable, se partió la cara con la zaga local, pero, sin compañeros que fuesen capaces de agrietar la poblada retaguardia del Milan, acabó desesperado. El Milan, ordenado y energético, pudo aumentar la renta en la segunda parte, cuando las urgencias del Tottenham abrieron pista para Leao y los relevos de Pioli le sirvieron para elevar la apuesta. Sin embargo, los 'spurs' redujeron daños y prometen dar guerra en Londres.

Hacía nueve años que el Milan no escuchaba la música de la Champions en unos octavos de final y quizás por ello salió con más ambición que el Tottenham. Pioli mantuvo la defensa de tres centrales a la que recurrió para tratar de enderezar el rumbo del cuadro lombardo tras un catastrófico mes de enero, dando vuelo a Saelemaekers y sobre todo a Theo Hernández por los carriles.

La profundidad del internacional galo no tardó en hacer estragos en la zaga del Tottenham. Tras ganarle a Romero un balón dividido, el francés soltó un latigazo que repelió a duras penas Forster. El cancerbero inglés, recambio del lesionado Hugo Lloris, también consiguió abortar el disparo a quemarropa de Brahim en el rechace, pero no pudo impedir en cambio que el malagueño cedido por el Real Madrid remachase luego sobre la línea con la cabeza.

Además de la de Lloris, los 'spurs' se resentían de bajas tan sensibles como las de Hojberg y Betancur, dos aspiradoras en el centro del campo que encabezaron junto al milanista Bennacer, también ausente en San Siro por lesión, la tabla de balones recuperados durante la fase de grupos de la Champions. Se trataba de una prueba de fuego para el bisoño doble pivote que conformaban Skipp y Sarr, por lo que el Tottenham apeló especialmente a la figura de Kane para comenzar a emerger con el denodado esfuerzo del delantero ante un Milan que no tenía reparos en replegar tropas y amenazaba a la contra con la potencia de Theo Hernández y Leao.

Aplicados en la retaguardia, los rossoneri apenas pasaron apuros en un primer tiempo que aportó más intensidad que ocasiones y robustecieron el plan a vuelta de vestuarios, agregando al cemento defensivo una mayor consistencia con la pelota para dificultar el asedio del Tottenham. Kjaer frustraba Kane con faltas reiteradas que desesperaban a la estrella de los 'spurs' y cortaban el ritmo de un equipo chato en ataque.

En vista de ello, Conte acudió a Richarlison por un apagado Kulusevski, mientras Pioli aportaba piernas frescas con la irrupción de Junior Messias y De Ketelaere por Saelemaekers y Brahim. Le sentaron mejor los cambios al Milan, que acarició la sentencia por dos veces, primero en la bota de De Ketelaere y luego en la cabeza de Thiaw. Se salvó de milagro el Tottenham, que se aferrará a su hinchada en la vuelta y al afán de venganza de Kane para mantener la espadas en alto.

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