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Italia aparta a Bélgica del camino de Wembley

Italia aparta a Bélgica del camino de Wembley

La 'Azzurra', una equilibrada y vistosa selección de autor, luchará el próximo martes contra España por un puesto en la final de la Eurocopa

Ignacio Tylko

Madrid

Jueves, 1 de julio 2021

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Italia, de nuevo la 'Azzurra', apartó del camino a la frustrada Bélgica de Roberto Martínez con sendos golazos de Barella e Insigne y será la rival de España en la gran semifinal del próximo martes en Wembley. Palabras mayores, un duelo entre dos selecciones rejuvenecidas, sin las estrellas del pasado pero con sendas apuestas atractivas y un gran trabajo detrás de sus entrenadores. Equipos de autor, podría decirse. Tras el histórico fracaso de no clasificarse para el Mundial de Rusia, los transalpinos han vuelto a la élite. Ya son 32 partidos sin perder y 13 victorias en serie, de ellas cinco en esta Eurocopa. Su confianza es máxima, su ritmo alto y su manejo de las dos áreas indiscutible. Una mezcla interesante de veteranía en sus dos centrales eternos, juventud, hambre de éxitos y talento de tipos como Barella, que al fin apareció en el torneo con un gran gol, o Chiesa.

Bélgica

Courtois, Alderweireld, Vermaelen, Vertonghen, Meunier (Chadli, min. 70, Praet, min. 74)), Tielemans (Mertens, min. 69), Witsel, Thorgan Hazard, Doku, De Bruyne y Lukaku.

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Italia

Donnarumma, Di Lorenzo, Chiellini, Bonucci, Spinazzola (Emerson, min. 80), Barella, Jorginho, Verratti (Cristante, min. 74), Chiesa (Tolói, min. 90+1), Immobile (Belotti, min. 74) e Insigne (Berardi, min. 79).

  • Goles: 0-1: min. 31, Barella. 0-2: min. 44, Insigne. 1-2. min. 45+2, Lukaku, de penalti.

  • Árbitro: Slavko Vincic (Eslovenia): Mostró amarilla Verratti, Tielemans y Berardi.

  • Incidencias: Partido de cuartos de final de la Eurocopa disputado en el Allianz Arena de Múnich.

Vencieron en Múnich porque fueron más contundentes que los belgas, con serios problemas por la lentitud y de sus viejos centrales, pero pierden por una lesión muscular ante La Roja a Spinazzola, el mejor lateral del torneo. Ante Italia empezó todo, con ese triunfo por penaltis en los cuartos de final de 2008 que marcó un punto de inflexión histórico, y España completó quizá su mejor partido de siempre en la final de la Eurocopa de 2012 (4-0). Pero también confirmó su declive hace cinco años en los octavos de final disputados en Saint-Denis (0-2), con una lección magistral en los banquillos de Conte a Del Bosque.

Grata sorpresa presenciar un duelo tan descosido desde el principio. Cuando dos grandes selecciones se miden en un todo o nada de cuartos, lo habitual es no arriesgar y cerrar espacios. Pero esta vez ambas selecciones quisieron proponer más que contrarrestar. Fieles a su estilo, ofrecieron un encuentro muy abierto y entretenido. Ritmo alto, ocasiones, emoción, polémica...

Hubo algunas sorpresas en los planteamientos de los Robertos. Mancini se rindió por fin a la calidad de Federico Chiesa. Se ha ganado la titularidad el juventino. Fue el MVP en la victoria contra Gales y descosió a los austriacos cuando salió para la prórroga en octavos. En los 'diablos rojos', llamó la atención la titularidad al final de Kevin De Bruyne, entre algodones desde el choque de octavos. Sobre todo, nadia esperaba la presencia del extremo Jeremy Doku, extremo eléctrico del Rennes que solo tiene 19 años y menos galones que Yanick Carrasco y Mertens. Fue el mejor de su equipo, pero algo no le ha debido a gustar hasta ahora al técnico catalán del colchonero y el napolitano al no contar con ninguno en el once pese a la lesión de Eden Hazard, fuera de la convocatoria. La baja por lesión del madridista ya no es noticia vistos sus dos últimos años.

Comenzaron mejor los belgas, pero les condenaron los errores defensivos en el primer acto. Donnarumma sacó dos manos soberbias para desviar sendos disparos de De Bruyne y Lukaku, que conectaban bien. Sufrían Chiellini y Bonucci para frenar a 'Big Rom', pero fue Vertonghen el que marcó un punto de inflexión en el otro área. Cometió un error grosero en la salida de balón, Verratti cortó y Nicolo Barella demostró por qué es la gran sensación actual del fútbol italiano. Control, dos quiebros geniales y disparo junto al palo.

Se crecieron los transalpinos con ese gol, olieron la sangre y se fueron a por el enemigo herido. Avisó Chiesa con una plástica rosquita que se marchó cerca del poste de Courtois, que nada pudo hacer para detener un tiro similar de Insigne, siempre amenazante.

El trámite parecía resuelto, pero Di Lorenzo resucitó a los belgas. Le metió un brazo absurdo a Doku al borde del descanso, un penaltito que no dejó pasar el esloveno Vincic. No perdonó Lukaku. Trató de controlar más el tiempo Italia tras el descanso a través de un mayor control de balón. Pero si los belgas sufrían atrás porque Vermaelen, Vertonghen y Alderweireld reculan demasiado, lo mismo ocurría con Chiellini y Bonucci. Doku era una amenaza permanente para Di Lorenzo y De Bruyne y Lukaku para los centrales. Celebraron los italianos casi como un gol a favor el balón milagroso que sacó Spinazzola casi bajo palos. No era para menos. Lloraron su posterior lesión, la quinta de este curso, pero Italia, siempre Italia, vuelve a estar entre los mejores. Grande.

Mimado por Roberto Mancini y su grupo de médicos, fisios y recuperadores, Giorgio Chiellini, 'il capitano' italiano en ausencia de Gianluigi Buffon, será protagonista en el choque de cuartos de final que los 'azzurri' disputan este viernes ante Bélgica en Múnich con el reto de superar la barrera de cuartos, impenetrable desde 2012, cuando perdieron la final de Kiev contra la mejor España de la historia. Del duelo entre belgas e italianos, el más incierto y destacado de este sorprendente torneo, saldrá el rival de Las Roja en la penúltima ronda, ya en Wembley, si el combinado de Luis Enrique se zampa a los suizos en San Petersburgo.

Con sus estrellas Kevin De Bruyne y Eden Hazard apagadas, seguramente ausentes de esta gran cita por lesión, el 'diablo rojo' más temible es Romelu Lukaku, autor de tres goles en el torneo. Para frenarle, Italia precisa de la mejor versión del muro defensivo Chiellini-Bonucci. Entre ambos, 70 años de edad, 215 partidos con la 'Azurra' y un sinfín de batallas. La de este viernes será un pequeño 'derbi de Italia', un Juventus-Inter, esta vez con un billete para las semifinales de la Euro en juego.

Esta campaña, Chiellini y Lukaku se enfrentaron en dos ocasiones, con un triunfo cada uno. El Inter ganó 2-0 el partido de la primera vuelta de la Serie A y la Juve se impuso 3-2 en la segunda. Lukaku anotó una diana y propició un gol en propia meta de Chiellini. Juve e Inter también se midieron dos veces en la Copa de Italia. Avanzó el cuadro piamontés, pero Chiellini no jugó ninguno de los dos partidos.

«Lukaku es fortísimo, tenemos la suerte de conocerle bien. Será una buena batalla con nuestros defensas», anticipó esta semana el delantero Ciro Immobile, Bota de Oro hace dos cursos. Más lentos, los centrales transalpinos tendrán que tirar de veteranía para que Lukaku no se gire y les encare en carrera, ya imparable.

«Sabemos cómo ha crecido Lukaku y su capacidad para ganar partidos, pero sería un error fijarnos solo en él y no en toda Bélgica, una gran selección», subrayó en la previa el experto defensa juventino, titular en los dos primeros ante Turquía y Suiza, pero contra la 'Nati' se retiró con molestas musculares. Pactó con Mancini descansar frente a galeses y austríacos y vuelve a alistarse en el momento clave.

Contar con el líder supone un plus de confianza para sus compañeros. «Tenerle cerca te ayuda mucho y te hacen sentir más tranquilo porque tiene carisma y lee bien los partidos. Jugué un año con Chiellini en la Juventus y sé cómo trabaja, como está de concentrado», destaca Leonardo Spinazzola, la gran revelación de esta 'azzurra'.

Enfrente, el 'Big Rom' Lukaku disfruta en el cénit de su carrera. Suma tres goles en el torneo y es el referente de una Bélgica con sus figuras entrando y saliendo de la enfermería. Nada ni nadie intimidan a un hombre de fe, de origen congoleño, que se crió en una casa con escasez de comida. Esa sí es presión, no la que rodea al fútbol.

Le va la marcha

A Lukaku le va la marcha. La semana pasada posó para la portada de la edición italiana de Vogue con un albornoz, calzoncillos y calcetines blancos, sujetando una taza de café expres. «Perseguir la excelencia, Romelu Lukaku», se leía en letras doradas bajo su cuerpo. Más deportivas, el ariete belga ha dejado otras imágenes en el torneo. El abrazo con Cristiano tras superar a Portugal, o esos saludos rituales con De Bruyne que se repiten desde el Mundial de Brasil 2014.

En el campo, una foto típica de Lukaku es en carrera, con algún rival tirándolo de la camiseta para frenarlo. «Sujetan a Lukaku, se niega a caer y luego no le pitan la falta. Es exactamente la razón por la que los futbolistas se tiran. Los árbitros deben recompensar la honestidad», denuncia sobre este particular en redes sociales el exdelantero inglés Gary Lineker, comentarista de la BBC.

A Lukaku siempre le acompañará una relación de «amor-odio» con su país. No le perdonan ciertas actitudes indolentes pero es su mayor goleador histórico con 63 tantos. Este curso se ha proclamado campeón con el Inter y ha sido elegido mejor jugador de la temporada. «Es el nueve más fuerte del mundo», advierte el centrocampista 'azzurro' Matteo Pessina.

Pero el central con pinta de viejo legionario ya defendía a la Juventus cuando Lukaku no era ni un adolescente y se fijaba en Nicolas Anelka, Didier Drogba y Ronaldo Nazario, sus ídolos. Gorgio, al que siempre le quedará alguna batalla por dirimir, es el jefe de esta Italia de récords. 31 partidos sin perder y 1.168 con la portería blindada hasta que les descerrajó el austríaco Kalajdzic en Wembley.

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