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El Sevilla supera a la UD a siete minutos del final (1-0)

El Sevilla supera a la UD a siete minutos del final (1-0)

En el día maldito de Vitolo, convertido en el Judas del sevillismo y con un estadio a pulmón deseándole hasta la muerte, las antípodas de lo que debe ser el fútbol y el deporte, no hubo más noticias de la UD que su decencia atrás, lo que no le alcanzó para nada. Tanto tentar a la suerte...

Ignacio S. Acedo y Sevilla

Jueves, 1 de enero 1970

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Lo que pudo ser y lo que acabó siendo. Cuando no tiras a puerta es imposible ganar a menos de que aparezca la providencia, que en Primera escasea y casi nunca se acuerda de los pobres. Anoche la UD lo jugó todo a defenderse. Casi le sale bien el plan. Por un ratito no se viene de regreso con un empate que hubiese sabido a almíbar. Pero el Sevilla encontró premio a su insistencia. Y en una de tantas, Navas coló un centro que quizás ni él quería que cogiese esa dirección. La curva fue de fuera para dentro, pilló a todos de sorpresa, incluyendo a Chichizola, el más importante, y empaquetó un triunfo ajustado y que, por empuje y tesón, pudo merecer más el equipo andaluz. Fue una confrontación más racial que artística y, en las colisiones y acometidas, salió mejor parado el favorito. No provoca un quebradero perder en Nervión. Pero sí deja cierta revoltura por verlo tan cerca y luego, en parábola, que se escape todo. Convendría, también, un poco de autocrítica. Ni un remate a puerta entre los tres palos. Y los que salieron desviados, sin impresión real de que pudieran ser dañinos para Rico, que ayer se fue del estadio como entró. Impoluto y bien peinado. Hay recursos y dinamita en este equipo como para, al menos, intentarlo. Ni eso aconteció anoche. Un debe importante que urge resolver porque, después de que también se diera en Valencia, un mes atrás, el peligro es que se lo coja vicio a eso de arrugarse cada vez que toca jugar fuera.

Parecía un imposible que la UD sobreviviera al inicio volcánico que tuvo el partido, con Vitolo en el suelo a las primeras de cambio cazado por Mercado, una grada inflamada y muy eléctrico el Sevilla, dueño del balón y de las situaciones. Estaba todo inclinado para el recreo local, cómodo el anfitrión y con Las Palmas limitándose a achicar. No es fácil prosperar en estos campos, donde la ración de sufrimiento viene incorporada siempre. Pero no vieron puerta los acercamientos tempranos del Sevilla y el paso de los minutos fue proporcional a la confortabilidad de la UD, en la que Aquilani es oro en terciopelo. El metrónomo italiano tardó en aparecer pero, cuando se hizo sitio, activó a Viera, implicó a Tana, mejoró a Hernán. Eso, y una lección de autobastecimiento de Calleri, enorme a la hora de ganar bolas imposibles, forzar faltas y lucir zancada... Y, contra pronóstico, marcador parejo, el pleito se niveló. Dejó de salir tanto en la foto Chichizola y le tocó a Rico quien, sin tener que intervenir, sí vio por sus dominios peligros remotos. Menos es nada. De repente, esa carnicería que algunos pronosticaban dejó paso a una UD contestataria en la que también se animó Vitolo, tímido en el arranque y que terminó rematando hasta de cabeza, un arte que nunca le caracterizó pero que evidenció sus ganas de silenciar al gentío. Más mérito tuvo alcanzar el descanso enteros cuando la apuesta de Márquez, sorpresas con su defensa experimental y el rescate de Hernán y Tana para la medular, beneficiaba poco la posesión y iba más encaminaba a plantear un muro alrededor del área. No son David García y Aythami centrales jugones y Ximo Navarro quedó arrinconado al lateral. Pero la receta funcionó en la fase más peliaguda de la noche y ahí cabe el reconocimiento al técnico, que gestionó bajas sensibles y vértigos tácticos. En el Sánchez Pizjuán había rival, por si alguien se frotaba las manos. Y si todo comenzó entre truenos ambientales y alaridos tremendos, al intermedio se llegó con murmullos. Excelente noticia para la UD, en el ecuador de la noche estupendamente.

La reanudación tuvo el mismo decorado. Era previsible el arreón del Sevilla, al que frenó un paradón de Chichizola a remate de Ben Yedder que parecía gol. Si elevó la temperatura la gran ocasión del delantero, qué decir de la temprana sustitución de Vitolo, objeto de la ira sevillista, y que, en su retirada, reventó los sismógrafos. Y avanzaba el partido. No llegaba la UD a Rico, pero le valían pulmones y orden para seguir ahí. Incluso con mejores sensaciones ahora que las prisas empezaban a ahogar a los de enfrente. Penalizaba no tener presencia arriba, aisladísimo Calleri. El Sevilla era gelatina buscando el gol con todo y dejando un latifundio a espaldas de N´Zonzi. Mientras, Las Palmas se permitía alargar sus iniciativas, ya con Vicente en el campo, y Calleri sentando cátedra en soledad. No podían con el argentino, cosido a patadas y empujones. Sampaoli, que estuvo en el partido, ya sabe que hay delantero para Argentina.

Entró el choque en los minutos críticos y con todo por decidir. Ahí se le juntó la suerte al Sevilla, que resolvió de la manera más inverosímil. Navas no había podido quebrar a Ximo en toda la contienda y fueron varios sus fracasos en esas galopadas que antaño le dieron fama. Pesan los años, pero nada le resta picardía. Y Navas, que no terminaba de verlo, buscó la carambola de la única manera que pudo. Amagar con centrar y, con Chichizola a media salida, colarla en disparo directo. Le salió redonda la jugada, con una rosca que entró a cámara lenta para lamento de Chichizola, hasta entonces académico, solvente, oportunísimo.

El 1-0 no zanjaba la cuestiónnuméricamente. Todo puede pasar en un pelotazo a Calleri o que Aythami se ponga de palomero por si caza alguna, que a punto estuvo. Pero, desde fuera, desde arriba, las camisetas amarillas seguían más pendientes del retrovisor que de atreverse. Y el Sevilla, a favor de corriente, saboreó el descuento de los segundos escondiendo la pelota, refugiándose en las virguerías de Banega, que es un portento en habilidades.

Vitolo se llevó un saco de insultos, de gestos feos, de descargos maleducados.Y la UD, ya casi al límite, volvió a coleccionar calabazas fuera de casa. Hay maneras y maneras de perder. Todo lo bueno que acumuló atrás, resistiendo a un Sevilla que en su feudo es caballo salvaje, lo perdió arriba con la soledad de Calleri, las intermitencias de Viera y la incapacidad del resto para sumar cuando tocó mirar al frente. Queda mucha Liga y no descarten que con esfuerzos de este calibre valga en muchos campos para aumentar la despensa. No en un Pizjuán convertido en trinchera de guerra y en el que hubo más chicha en la grada que en el césped.

- Ficha técnica:

1 - Sevilla: Sergio Rico; Mercado, Kjaer, Nico Pareja, Escudero; N'Zonzi, Krohn-Dehli (Banega, m.76); Jesús Navas, Ganso (Franco Vázquez, m.62), Correa (Sarabia, m.70); y Ben Yedder.

0 - UD Las Palmas: Chichizola; Míchel Macedo, Aythami, David García, Ximo Navarro; Aquilani (Vicente Gómez, m.66), Hernán Santana (Hernán Toledo, m.85); Tana, Jonathan Viera, Vitolo (Momo, m.58); y Calleri.

Gol: 1-0, M.83: Jesús Navas.

Árbitro: José Luis González González (Comité Castellanoleonés). Amonestó a los locales Mercado (m.44) y Jesús Navas (m.89), y a los visitantes David García (m.1) y Momo (m.76).

Incidencias: Partido de la quinta jornada de LaLiga Santander, disputado en el Ramón Sánchez Pizjuán ante 35.317 espectadores. Césped en perfecto estado. Estuvo en el palco el seleccionador de Argentina y exentrenador del Sevilla, Jorge Sampaoli. El presidente sevillista, José Castro, entregó a Jesús Navas una camiseta que conmemora sus 400 partidos oficiales con el club donde se formó.

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