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A un paso de tocar el cielo

A un paso de tocar el cielo

El CD Femarguín se juega medio ascenso a la Liga Iberdrorla esta mañana, a partir de las 12.00 horas, ante el Málaga. Tras tres intentos fallidos, desde el corazón del equipo se sueña con alcanzar la gloria este año.

Kevin Fontecha y / Arguineguín

Jueves, 1 de enero 1970

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En una sociedad donde los rejos machistas impiden que la gente vea por encima de sus barreras, nace allá por el año 2010 el CD Femarguín, un equipo de pueblo y fútbol femenino. O lo que, es decir: de fútbol. Porque la calidad de las chicas del conjunto de Arguineguín no tiene nada que envidiar a la de cualquier jugador profesional.

Ya en pleno 2018, dejando en el pasado comentarios como «el fútbol es de hombres» o «échale huevos», donde las mujeres cambiaron los tacones por los tacos y dijeron basta a las reglas sociales no escritas, el balón rueda a la misma velocidad sin diferencias de género. El objetivo es el mismo, que la pelota entre más veces en la portería rival que en la suya. «Como en cualquier otro deporte femenino, estas chicas hacen un esfuerzo que casi nunca se reconoce y espero que poco a poco se vaya equiparando todo para que haya una igualdad que se merecen todas las mujeres», destaca Adrián Jiménez, preparador del Femarguín.

Y en esa eterna búsqueda por romper las murallas de género, con un presupuesto muy humilde, la escuadra del sur de la isla busca pulir esa brecha y, como no, codearse con las mejores futbolistas de España. En la élite. En la Liga Iberdrola. Pero para ello, el Femarguín deberá derrotar esta mañana (12.00 horas) al Málaga en el Estadio Municipal de Arguineguín. Hay licencia para soñar, como indica Adrián, técnico del cuadro sureño. En el partido de la primera vuelta de este grupo de tres equipos, se cayó por la mínima en la Costa del Sol.

Tras varios intentos fallidos, donde las águilas verdes acariciaron con la yema de sus dedos el ascenso al olimpo, el fútbol y la suerte le deben una a este equipo. Eso sí, el destino ha querido que sea, una vez más, ante un conjunto andaluz. Y en la retina aún queda el choque disputado el 4 de junio de 2017, donde las jugadoras grancanarias vencieron al Sevilla la vuelta en casa (3-2), pero, debido a la diferencia de goles fuera de su feudo (en la ida ganaron las hispalenses 2-1) se quedaron con la miel en los labios. A falta de segundos para el final del enfrentamiento, un balón largo, con una vaselina que se marchó por encima del larguero por milímetros, estuvo el sueño que, al final, acabó siendo una pesadilla. Lágrimas, jugadoras al suelo y una afición que se lamentaba por las suyas.

Tres promociones de ascenso ha disputado ya el Femarguín. En todas, la fortuna le ha girado la cara. Las isleñas no han podido sonreír pese a su trabajo y esfuerzo en cada campaña. «Cada vez que nos cruzamos con un equipo andaluz, caemos», recuerda Miki Sánchez, presidente del club. En esta ocasión, «teniendo el Málaga un auténtico equipazo», como analiza el mandamás de la entidad, se peleará por el objetivo hasta el final. «Cualquiera puede soñar y nosotras queremos hacerlo. Se nos ha atragantado el ascenso a Primera. Espero que, esta vez, podamos ser nosotras las que lloremos de alegría. Ya nos toca derrotar a un equipo de Andalucía», destaca, mientras relata cómo se escapó por la mínima el ansiado objetivo el año anterior.

El sacrificio que llevan a cabo estas jugadoras, conciliando su vida laboral con los entrenamientos y desplazamientos, es de admirar. Mientras que, en la categoría de plata del fútbol español, los obreros del balón se pelean por ver quién tiene la piscina o el jardín más grande, las chicas de verde tienen que sudar el doble para que se les reconozca dignamente como merecen. Esta sea, tal vez, la peor cara del deporte, en el que aún queda mucho por avanzar en tanto en cuanto a términos de igualdad, de salarios y de visibilidad. Poco a poco se equilibra la balanza. Aun así, queda mucho camino por recorrer. Justicias e igualdades a un lado, hoy se juega un partidazo.

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