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Con el Tour en septiembre, la Vuelta en noviembre

Con el Tour en septiembre, la Vuelta en noviembre

El coronavirus, que amenaza con sacudir los cimientos de un deporte que tantísimo depende de los patrocinadores, ha trastocado de tal manera el calendario que el Tour de Francia se disputará más tarde que nunca en la historia. Siempre que la evolución de la pandemia lo permita, entre el 29 de agosto el 20 de septiembre.

Amador Gómez / Madrid

Jueves, 1 de enero 1970

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El aplazamiento de la joya de la corona del ciclismo, por primera vez desde la II Guerra Mundial, obligará por tanto a retrasar la Vuelta a España a noviembre, tras la disputa del Mundial de fondo en carretera (en septiembre) y el Giro de Italia (en octubre). La Unión Ciclista Internacional (UCI) y la empresa organizadora del Tour, ASO, que también lo es de la Vuelta, confirmaron este miércoles las nuevas fechas del Tour, lo que empujará a la ronda española a casi el invierno.

La Vuelta podría disputarse entre el 30 de octubre y el 22 de noviembre, ya con el otoño muy avanzado y con bajas temperaturas en la zona norte de la península. Dado que era preciso salvar el Tour de cualquier manera, ya que es imprescindible para la supervivencia del ciclismo, después de que el Gobierno de Francia decretase el confinamiento en el país hasta el 11 de mayo, se ha decidido llevar la ‘Grande Boucle’ al final del verano. «Para alejarse lo máximo posible de la pandemia», justificó el director del Tour, Christian Prudhomme, que agradeció la disponibilidad de la Vuelta a trasladarse a noviembre.

No había otro remedio. El Tour lo mueve todo en el mundo de las dos ruedas y, con los eventos con público prohibidos en Francia al menos hasta mediados de julio, una vez establecidas sus nuevas fechas, el resto de carreras deben adaptarse. «La Vuelta se ha portado de forma fantástica y tengo que agradecer la caballerosidad de su director, Javier Guillén, que ha sido un gran aliado», subrayó el director del Tour, cuyos beneficios, con entre 10 y 12 millones de espectadores, son muchísimo mayores que los de la ronda española, prevista en principio entre mediados de agosto y principios de septiembre.

«El panorama ha quedado bastante aclarado y lo único que esperamos y deseamos es que antes del 15 de mayo podamos tener de una forma completa cómo queda resuelto el calendario a partir del 1 de agosto», admitió por su parte Javier Guillén tras la cumbre convocada este miércoles por la Unión Ciclista Internacional (UCI) con organizadores, equipos y corredores para establecer las fechas solicitadas por ASO para salvaguardar el Tour.

Con la ronda por etapas francesa aplazada dos meses, la Vuelta se verá retrasada dos y medio, no sólo desplazada, porque así lo obligan la pandemia y el Tour, del verano, sino moviéndose bastaste más allá del término de la temporada, que habitualmente termina en octubre. Con el nuevo calendario establecido, ese mes será ocupado por el Giro casi al completo, ya que seguramente la carrera italiana será fijada entre el 2 y el 25. Entonces acabaría de concluir el Mundial en carretera, que se disputará la última semana de septiembre.

La caravana, afectada

«Nos ha parecido más inteligente poner el máximo de tiempo para que los corredores estén en la forma apropiada. A mayor tiempo de parón, más tiempo hace falta para volver a ponerse en forma», argumentó Christian Prudhomme en una entrevista a la agencia AFP en la que garantizó que «no será un Tour rebajado, porque el espíritu será el mismo». Con salida en Niza y final en París, el Tour mantendrá el mismo recorrido, aunque el director de la carrera no descarta la posibilidad de que «al atravesar determinadas aglomeraciones se proceda a algunos pequeños cambios». Tampoco puede ocultar Prudhomme que «las dificultades económicas previsibles para las empresas afectarán a la caravana». «Habrá sin duda algún vehículo menos que en los años precedentes, y espero también que la zona técnica sea menos importante, en términos de platós de televisión», augura el dirigente francés.

«Hemos puesto un marco que permitirá preservar los derechos esenciales de los ciclistas y de los técnicos de los equipos, permitiendo tomar las medidas necesarias para la supervivencia de estos últimos», apuntó por su parte el presidente de la UCI, David Lappartient, para quien se trata de reconstruir «el ciclismo tras el Covid-19». El maximo organismo también anunció que se intentará encontrar sitio en el calendario para los cinco ‘monumentos’ del ciclismo, las cinco grandes clásicas: Milán-San Remo, Tour de Flandes, París-Roubaix, Lieja-Bastoña-Lieja y Tour de Lombardía.

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