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El adiós del guerrero número 13

El adiós del guerrero número 13

No hubo lágrimas pero tampoco reproches en la despedida de otro histórico, de otra leyenda del Club Baloncesto Gran Canaria. Eulis Báez no seguirá de amarillo tras siete temporadas seguidas de fiel servicio al sentimiento y a los valores claretianos.

Óscar Hernández Romano y / Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 1 de enero 1970

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Eulis Rafael Báez Benjamín (Santo Domingo, 1982) aterrizó en Gran Canaria en agosto de 2012 y desde su primer discurso en su presentación oficial como jugador claretiano ya se ganaría el cariño de toda la isla. «¿Me he portado bien? ¿Dónde me pongo para la foto?», preguntaba tras aquella primera convocatoria en Miller Bajo.

Báez no llegaba solo a la isla. Se traía, junto a su sonrisa y familia, un prestigio ganado a pico y pala en el Akasvayu (de 2005 a 2008), donde se dio a conocer en España en la LEB-2 y LEB Plata, y en el Grupo Begar León (1008-09) en la LEB Oro, dos paradas que le sirvieron para dar el salto a la ACB en las filas del Blancos de Rueda Valladolid, con el que juega dos temporadas completas y mete al equipo en la Copa del Rey en su segundo curso.

Tras un breve paso en el 2011 por los Leones de Santo Domingo de su República Dominicana (2011), ese mismo año es nuevamente reclutado por la Liga Endesa de la mano del FIATC Mutua Joventut. Y de ahí al CB Gran Canaria, donde ha permanecido siete temporadas seguidas, lo que lo convierten en leyenda a la altura de muy pocos, solo superado en temporadas seguidas en la ACB defendiendo los colores isleños por Jim Moran (diez), Roberto Guerra y Sitapha Savané (ambos con ocho). «Esta tierra es muy parecida a la mía, y por lo tanto desde el primer segundo siempre me sentí a gusto», ha recalcado una y otra vez en cada ocasión que se le preguntado por Gran Canaria y su gente.

Su implicación como claretiano ha sido inmaculada, brillante, al límite siempre de sus posibilidades. Testigo y capitán de los mayores éxitos del club, absolutamente nadie puede discutirle su entrega. No solo se peleó –literalmente– con los de su altura sino con los que le pasaban por mucho. Sus 201 centímetros se alargaban cada vez que pisaba la cancha, cada vez que le tocaba ir «a la guerra», como le gustaba decir, con el contrario. Ganó muchas batallas. Y aunque perdió otras tantas, nunca cambió una coma en su mensaje: «Esto ya está, hay que pasar página y mañana hay que volver a entrenar más fuerte aún», señalaba y contagiaba a los de su alrededor.

Ayer su discurso tampoco fue una excepción en su despedida como claretiano: «Ustedes me conocen, yo soy de pasar página. Hay etapas que pasan y ahora toca otro camino», entonó sin lágrimas ni rencores Báez. El mismo que lo dejó todo y un poco más por defender la camiseta amarilla. Uno de sus fieles y nobles capitanes. El guerrero número 13 le llaman. Y le seguirán llamando por los siglos de los siglos.

«He tenido suerte de formar parte de esta familia durante siete años».

Aguantó el tipo Báez en su última charla como jugador del Granca. La sala de prensa se quedó pequeña entre periodistas, cámaras, familiares, compañeros y amigos para vivir el mismo formato que sirvió para despedir a Albert Oliver, uno de los presentes en el acto. Enrique Moreno y Berdi Pérez tomaron primero la palabra. Presidente y director deportivo del club, respectivamente, coincidieron en los valores que deja el ala-pívot en la isla, dentro y fuera de la cancha.

Báez aguardó su turno hasta que le tocó hablar, y sus primeras palabras fueron de agradecimiento a la figura de Berdi Pérez, «por haberme dado la oportunidad de venir aquí», y, cómo no, hacia la afición: «Me voy a despedir de la afición porque es lo tengo que hacer y debo, pero va a ser repetitivo si me pongo a nombrar a todo el mundo. Todo lo he vivido al lado de Albert excepto un año y nuestra historia es parecida. Dar las gracias a Berdi que fue quien confió en mí, a los presidentes que he tenido, Joaquín, Miguelo y nuestro presidente actual», relató antes de añadir que «estoy muy contento con mi carrera aquí en Gran Canaria. No hay nada de qué quejarme, echarme para atrás, estoy muy contento. Darle las gracias a la afición por el apoyo que nos han dado, siempre sentí el calor de ellos. Me llevo lo más bonito, que es la gente de aquí en Gran Canaria. Ya tengo raíces aquí, alejarme de la isla se me va a hacer súper difícil, solo en lo deportivo iré en otra dirección».

«Voy a seguir jugando», continuo Báez. «Hago estoy para despedirme y que la gente sepa que me voy muy contento con mi etapa aquí y por el apoyo que me brindaron a mí y a mi familia que ha sido impresionante, hasta el punto de que se ha convertido en nuestra casa», aseveró.

Dejó además claro el ala-pívot que «siempre que he terminado contrato he dicho que me encantaría seguir aquí, pero hay momentos y etapas que se terminan y la mía ha llegado a su final. He tenido suerte de formar parte de esta familia durante siete años, ahora me tocó el otro lado de la moneda. Ustedes me conocen, yo soy de pasar página. El pasado es muy bonito, hablar de ello y recordarlo, pero ya pasó. Lo que cuenta es el presente y lo que viene hacia delante. Me quedo con muchas cosas bonitas de aquí».

Báez intentó además explicar las razones por las que el club prescinde de sus servicios. «El club se plantea un nuevo proyecto para el futuro y yo soy un jugador veterano, hablarme de futuro no me lo planteo... A mí háblame de presente, en lo que puede dar hoy. No soy un jugador de futuro, lo soy de presente».

«Lo más difícil fue decírselo a la jefa [su mujer]. No pensé en injusticia ni nada de eso. El club debe tomar la decisión para verse en la mejor situación posible. Y lo acepto. Pasé un mal rato con uno de los niños que lloró un poco, pero son cosas de la familia», dijo. La despedida se cerró con un vídeo con algunas de las jugadas y momentos que vivió Báez como jugador amarillo. Fue justo ahí cuando el dominicano se emocionó y soltó alguna lágrima, incapaz casi de visualizar las imágenes donde, por ejemplo, celebraba la Supercopa, una gesta que lleva su nombre, su casta, su sudor, su implicación al límite... Justo todo lo que ha significado y significará la figura de Eulis Báez en la entidad claretiana y en la isla, allí donde siempre se le esperará y será bien recibido. Defienda los colores que defienda.

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