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Araujo y la reconciliación total

Araujo y la reconciliación total

El derroche físico y las ganas de agradar que exhibió el argentino desembocaron en una atronadora ovación al ser sustituido. A este nivel, y con tremenda ambición, será una de las mejores armas de la UD para pelear por el ascenso

Jueves, 1 de enero 1970

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Lo echaba de menos la afición y lo añoraba también Sergio Araujo. El argentino volvió a marcar con la camiseta de la UD y se fue a la grada. Había una deuda pendiente desde hace bastante tiempo. Tenían que cerrar la herida. Y era cosa de dos. El Chino hizo lo que mejor sabe, perforar redes rivales, y la hinchada terminó de perdonar errores pasados. Se marchó en el minuto 85 del partido con una sonora ovación. Era una tarde para sonreír. Y es que Araujo no veía portería con el escudo de Las Palmas desde el 24 de septiembre de 2016, cuando batió a Kiko Casilla en el Gran Canaria ante el todopoderoso Real Madrid de Zidane.

Pero ayer no solo fue cosa de un gol. Ni siquiera influyó que saciara una sequía que se alargaba ya tres partidos, desde que el conjunto insular le ganó al líder, el Málaga. Fueron las formas. La actitud y el compromiso. El ariete de Neuquén se vació en el campo. Fue el primero en ponerse el mono de trabajo y en bajar al barro. De hecho, cayó al verde en innumerables ocasiones. Forzó tarjetas amarillas para los rivales, corrió en beneficio del grupo y peleó hasta que Jiménez decidió darle descanso. Y todo eso con una sonrisa en su rostro. Aquella que había perdido antes de poner rumbo a Grecia para jugar en el AEK Atenas. La misma que paseó vestido de amarillo durante toda la campaña que acabó con el ascenso de la Unión Deportiva a Primera División.

El delantero es feliz en Gran Canaria y lo demuestra donde tiene que hacerlo, sobre el terreno de juego. Centrado y con esta ambición, verlo jugar es una auténtica maravilla. Está por encima de la categoría de plata y debe marcar las diferencias en su segunda etapa de amarillo. Ante el Numancia puso su primera piedra, con un tanto que, además, abrió el marcador y que marcó el camino a Las Palmas hacia su quinta victoria en lo que va de curso.

Con Rafa Mir y Rubén Castro en la punta del ataque, Sergio se tiró al costado izquierdo. Jiménez, artífice directo del resurgir del Chino, le dio total libertad de movimientos y el ariete se desenvolvió por donde quiso, pero siempre con mucho criterio y calidad. Llegó desde segunda línea y con potencia, con metros para galopar y dejar a rivales atrás, como volvió a hacer en el recinto de Siete Palmas para el deleite de los asistentes al encuentro.

Y después de todo, ayer fue un día para volver a sonreír. Las Palmas venció, los aficionados saltaron celebrando tres tantos y Araujo explotó en júbilo. Grito al viento, salto al cielo y rabia fuera. Y por si fuera poco, este es solo el comienzo. El argentino quiere volver a reinar y llevar en volandas a la Unión Deportiva a Primera División. Ya lo hizo una vez. Quiere repetir y está empeñado en conseguirlo. Ante el Numancia fue su primer disparo. No lo pierdan de vista.

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