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Rafael Álvarez: «El poder prefiere el fútbol a la cultura»

Rafael Álvarez: «El poder prefiere el fútbol a la cultura»

«La cultura ha sufrido un golpe bajo»

Jueves, 1 de enero 1970

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El actor de Lucena (Córdoba) presenta su último espectáculo, ‘Comediante’, un «almagre» de sus últimos diez años sobre los escenarios, en el centro de iniciativas de la caja de canarias (Cicca), este jueves a las 20.30 horas.

— Llega con Cómico, ¿por qué? ¿está entrando en crisis la concepción del cómico?

— Está entrando en crisis todo en el mundo. Llevamos años usando ese término. La palabra crisis está gastada desde que empezó la crisis económica. Parece que al menos las cosas van un poquito mejor. El montaje sale al encuentro del cómico. La comedia es la visión realista y crítica del mundo con un poco de sentido del humor. Frente a las crisis y las tragedias siempre es necesario la percepción de las cosas con cierta distancia y un punto de vista relajado. Con el montaje pretendo transmitir un punto de vista divertido y con mucho humor y, al mismo tiempo, con un toque ternura y poesía, que es característico de la comedia.

— ¿Toca temas de actualidad?

— Todos son de actualidad. Además, predomina la improvisación. Hablo en función de lo que ocurre cada día sobre las cosas de las que nos enteramos a través de periódicos y telediarios, la actualidad me parece un motivo más para la improvisación.

— También incluye fragmentos de sus espectáculos, ¿cuáles?

— Solo un fragmento para rematar un episodio del espectáculo San Francisco Juglar de dios, de Dario Fo, un texto que el gran cómico y humorista escribió sobre San Francisco de Asís. Es muy potente y muy bello y encierra una reflexión sobre la política y la sociedad.

— ¿Y cómo ve la situación política y social? ¿Es optimista?

— No sé. La cultura ha sufrido un golpe bajo en los últimos años porque, con la crisis económica, todo lo que no es esencial -y esencial es todo cuando hay escasez- no importa. Hay que priorizar cuando no se tiene lo que se necesita. Hay problemas tan gordos que gente que se suicidaba por la angustia y la presión de las hipotecas, los problemas de la sanidad, los recortes... El agujero ha sido tan grande que las mismas gentes de la cultura no nos atrevíamos hacer ningún tipo de reclamación. Era una frivolidad. Esto ha sido una cosa que ha influido en la cultura y el hecho del que el gobierno esté con la mirada puesta en los deportes, en los empresarios del fútbol, en el mundo de los influyentes y los negocios que se han movido a través de la corrupción que tantos escándalos y casos está generando. El mundo de intereses apuesta más por el fútbol que por la cultura.

— Además de Darío Fo, en su espectáculo ¿tienen cabida otros clásicos?

— Sí. San Juan de la Cruz, por ejemplo, con una reflexión sobre la mística y el humor. Hay fragmentos de textos clásicos del Siglo de Oro. Es un compendio interesante.

— Hizo temporada con esta obra en el los lunes en el Cofidis. ¿Cúanto tiempo duró en cartel? ¿Actuar los lunes es un reto?

— Se suele hacer en los teatros alternativos. Casi todos los teatros tienen programación los lunes, y a veces los lunes y martes. Los teatros están vacantes esos días. Llevo siete u ocho años actuando los lunes y siempre hay público para esos días porque la gente que trabaja los fines de semana descansa los lunes de sus trabajos y aprovechan ese día para al teatro y al cine. Con Cómico he estado un año entero en el teatro Cofidis y, anteriormente, cuatro con El Lazarillo. Y si hubiera continuado, habría habido público.

— Está en una gira permanente. ¿Con cuántos espectáculos?

— Con todos los espectáculos. El último es Autobiografía de un Yogui, basada en la obra del gran yogui y swami hindú Parama.

— ¿Cómo logra no saltar de una obra a otra?

—Tomo fósforo, hierro, omega 3, nueces y jalea real (risas). Es complicado, pero los tengo muy metidos desde hace años. Este es mi trabajo.

— En este último siglo lo que ha cambiado mucho es el papel de la mujer. ¿Cree que también está surgiendo una nueva masculinidad?

— Sí, está naciendo nueva masculinidad. Aunque también ahí hay mucha responsabilidad de las mujeres. El otro día le decía una amiga mía que muchas de ustedes han fomentado el machismo. Tienen un hijo y le dicen: no friegues los platos, te hago el desayuno... Está forjando a un hombrecito. Las principales transmisoras de valores son las madres no los padres. Un aspecto básico de la nueva masculinidad es que el hombre se autogestione y que las tareas de la casa se repartan indistintamente. Otro aspecto más profundo de la nueva masculinidad es la forma de vivir las emociones, de una manera menos represiva. La capacidad para llorar y expresar los sentimientos. Hemos interiorizado la ternura, la dulzura y la cualidad de ser intuitivos. Ese olfato de las mujeres lo podemos desarrollar nosotros, los hombres, aprendiendo de las mujeres. Estamos permeándonos de las mujeres. Tengo amigos gays que están más tiempo con las mujeres que muchos de heterosexuales. Tienen más complicidad. Ven a las mujeres de otra manera, como amigas y cómplices. Irte de compras con una mujer es un aprendizaje. Cuando mi madre me llevaba al Corte Inglés me daba cachete de lo insoportable que me ponía. Ahora, cuando voy con mi mujer, entro al trapo.

— Hay mujeres a las que no le gusta comprar.

— Pero está el tópico de que la mujer es así. Es un tópico, porque eso no es ya así. El mundo está cambiando de una manera maravillosa. La juventud debe adaptarse y seguir con este cambio.

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