En las vísceras de una isla jaula

El montaje teatral de 'Moria', que este viernes se estrena en la Sala Insular de Teatro, persigue con éxito advertir como un espejo de la decadencia de la Europa de los derechos. «Europa nos ha quitado la dignidad», grita precisamente el personaje interpretado por Ruth Sánchez ante Marta Viera y el silencio conmovido de los presentes en la recreación de la caseta del campamento. Ojo, una crítica social de hoy y de no tan lejos.

Las dos actrices que dan cuerpo a la afgana Zhora Amiryar y la iraquí Douaa Alhavatem interpretaron este miércoles una pequeña parte de la obra de 45 minutos construida, con la dirección de Mario Vega y la producción de Valentín Rodríguez, por la compañía Unahoramenos.

'Moria' es puro teatro documental. Concebido desde los testimonios reales de estas mujeres y recreando dentro de seis metros cuadrados de lona y mantas las vivencias de los refugiados en la isla griega de Lesbos. Un espectáculo inmersivo que el espectador (ya no quedan entradas) vivirá desde el interior de la caseta a pelo con las actrices.

Mario Vega estuvo en Lesbos hace un año, junto al periodista Nicolás Castellano, parte también de este espectáculo documental que se complementa con una exposición en la sala y una conferencia este jueves. «Queríamos hablar de este drama que cada vez es mayor. De buenas a primeras nos hemos dado de frente con cómo esto ahora está pasando en Canarias. Es un alegato, en cierto modo, contra el racismo a partir de la información. Buena parte de ese racismo que ahora está llegando a esta tierra, que no tiene tradición de ello, tiene mucho que ver con la falta de información y con la falta de cultura. Si la gente supiera los motivos reales que llevan a un ser humano a jugarse la vida o la de sus familias para un buscar un futuro seguro en el que no morir o que no te secuestren haríamos las cosas de otra forma», relata el director teatral grancanario.

'Moria' más que una obra inmersiva es sensorial. El avance de la puesta en escena así lo muestra. Viera y Sánchez incluso visten con piezas de ropa que pertenecían a las mujeres que interpretan. Cocinan con los mismos utensilios que ellas utilizan en el campo de refugiados y sus interpretaciones, candentes y veraces, se complementan con la narración visual de las mujeres a las que trasladan al escenario a través de proyecciones que reflejan las entrevistas registradas por el equipo de Unahoramenos en Lesbos.

Vega retrata como ha sido la adaptación del material recogido sobre el terreno a la escenografía teatral. «Una vez llegamos a Moria iniciamos un proceso de entrevistas para seleccionar los personajes que queríamos utilizar para contar la historia. Lo difícil era descartar, porque cada drama era más terrible que el anterior. De muertes, asesinatos, de vidas truncadas. Por contexto acabamos escogiendo la historia de estas dos mujeres y utilizamos un tercer personaje, que es una señora de 70 años que estaba en ese campo desamparada. Todo lo que cuentan las actrices entre ellas viene del testimonio de esas mujeres, que no se conocen entre sí. Hemos generado una dramatización que justifica el encuentro y el conflicto que las deja atrapadas una noche en la caseta y por eso conviven. Pero son textos fieles a los que le pasó a cada una de ellas y por eso salpicamos la propia narración de las actrices con los testimonios reales», manifiesta.

El responsable escénico añade que hace tres semanas empezaron a recorrer los espacios donde se está encerrando a los migrantes que estos días se encuentran en Canarias como Barranco Seco o los hoteles del sur de la isla. «Las entrevistas que hicimos a los chicos tienen exactamente los mismos dramas, igual de terribles. Se juzga a esa gente y los tratamos sin las condiciones que son dignas para un ser humano».

Pieza importante del proyecto es el periodista especializado en migraciones Nicolás Castellano. Este jueves a las 19.00 horas estará al frente de una mesa redonda en la misma Sala Insular de Teatro junto a la periodista Ana Surinyach y Raquel González, responsable de relaciones externas de Médicos sin Fonteras.

Castellano expone que en sus años cubriendo conflictos migratorios nunca había visto lo que comprobó de primera mano en Lesbos. Y encuentra ciertos paralelismos con lo que en estos días acontece en Canarias. «Se está repitiendo exactamente la misma cronología del comportamiento social que se vio en las islas griegas en 2015. Primero empatía, cuando se empieza a insuflar odio, bulos y populismo comienzan a surgir grupos racistas y empiezan a llegar los partidos ultras, como Amanecer Dorado en Grecia o ahora Vox en España. Empiezan a montar manifestaciones, a pegar a fotógrafos en los muelles de Grecia, que es algo que por suerte no hemos visto aquí. Y los incidentes entre la población. Mínimos y reducidos. Yo me quedó con la gran parte de la sociedad griega y la canaria que prefiere la acogida y que tienen empatía con la mamá que acaba de llegar al muelle de Arguineguín tras perder su bebé, que con la de los grupúsculos racistas. Pero todos tenemos que reaccionar para que esto no desencadene en un serio problema de convivencia», indicó tras explicar que el «objetivo de este proyecto es contrarrestar esos discursos desde la información».

Eso mismo fue lo que expuso Guacimara Medina, consejera de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, que indicó que las instituciones deben respaldar este tipo de cultura con compromiso.