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Nathalie Poza (izquierda) y María Vázquez, como Blanche y Stella Dubois. C7

Crítica de teatro/ 'Un tranvía llamado deseo'

Querer y no poder

La propuesta dirigida por David Serrano genera la sensación de estar sobrepasada por la complejidad del propio texto original que él mismo ha adaptado

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 2 de noviembre 2025, 23:37

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Lanzarse a las fauces de un clásico como 'Un tranvía llamado deseo' es una aventura compleja que puede acabar con el protagonista repleto de dentelladas. Primero, por las complicaciones que entraña la historia y el texto creado por el universal Tennessee Williams, una radiografía de la sociedad norteamericana sureña de mediados del siglo XX y del alma humana que sigue vigente no solo en el país que hoy gobierna Donald Trump sino en casi todo el planeta. Por otro lado, cualquier montaje se 'enfrenta' al clásico cinematográfico que firmó Elia Kazan en 1951, a partir de un guion coescrito por el propio dramaturgo, que forma parte de la memoria colectiva de varias generaciones de la mano de un reparto encabezado por Vivien Leigh, Marlon Brando, Kin Hunter y Karl Malden.

David Serrano es el responsable de la adaptación y la dirección de la versión que ha recalado este fin de semana en el Teatro Cuyás. Apuesta, como indicaron dos de sus protagonistas esta misma semana a los medios de comunicación, por la versión original del texto, que fue recortada para la película de Elia Kazan y para muchos montajes escénicos. El montaje transmite una sensación de querer y no poder. De haber intentado llevar a buen puerto este 'monstruo' con todas las ganas del mundo, pero la travesía fue demasiado turbulenta y el navío elegido no es lo suficientemente robusto ante tanto oleaje verbal y gestual.

Apuesta por una escenografía clásica, fina y sin fuegos artificiales, en la que el pasillo central del patio de butacas se utilizó en varias ocasiones con muy buen criterio. El claustrofóbico hogar de los Kowalski-Dubois está logrado, así como el edificio de Nueva Orleans en el que se enclava. Pero si algo marca el paso en 'Un tranvía llamado deseo' son sus personajes. Sobre todo Blanche Dubois. Se trata de un muñeco roto, destrozado por la vida y también por ella misma, que no siempre ha tomado las mejores decisiones, marcada por un suceso demoledor en plena juventud y por una educación elitista y racista.

La madrileña Nathalie Poza es la encargada de ponerse en la piel de este icónico personaje. Opta por una Blanche que parece flotar por el mundo, con un habla impostado, engolado con el que busca transmitir su tormento y el torrente de heridas no cicatrizadas que la obligan a aterrizar en el hogar de su hermana Stella. Esto implica que en muchos momentos resulte poco creíble y se pierdan algunos de sus diálogos y matices. Solo en los momentos en los que 'bajó a la tierra' al personaje, para dar rienda suelta a sus reflexiones e historias más profundas y sentidas, su interpretación cobró algo de vuelo. Su implicación y despliegue físico es encomiable, pero el resultado es, como el conjunto del montaje, un querer y no poder.

Mejor sale su compañera de reparto María Vázquez como Stella. Cierto es que su personaje no atraviesa la tormenta mental de su hermana Blanche, pero también que sin querer ir al límite, con mesura, resultó creíble y generó la emoción justa que requería en cada momento.

A Pablo Derqui le tocó la bestia de Stanley Kowalski. Un salvaje que, por desgracia y más de un siglo después de haber sido creado por el dramaturgo norteamericano, sigue habitando en muchos hogares, marcando territorio a base de violencia, física y verbal. Es un toro difícil de lidiar para un actor, tanto cuando explota como cuando rumia sus dudas sobre la realidad que rodea a Blanche y sobre los instintos primitivos y salvajes que le despiertan. Lo resuelve con solvencia, sin mucha brillantez, pero que una piedra pestilente reluzca es casi utópico. Al menos en pleno siglo XXI, otra cosa eran los tiempos de Marlon Brando.

En la función del sábado, el público aplaudió bastante al finalizar las casi tres horas de montaje –con pausa de 15 minutos incluida–, pero sin una entrega absoluta. Quizás porque planeaba la sensación de que la obra sobrepasó a la propuesta.

Ficha

Autor:Tennessee Williams. Adaptación y dirección: David Serrano. Reparto: Nathalie Poza, María Vázquez, Pablo Derqui, Jorge Usón, Carmen Barrantes, Rómulo Assereto, Mario Alonso y Carlos Carracedo. Lugar: Teatro Cuyás. Fechas: 31 de octubre y 1 de noviembre.

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