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María Vázquez (izquierda) y Nathalie Poza, este jueves, en el Teatro Cuyás. Alejandro Quevedo (Teatro Cuyás)

Nathalie Poza: «Es conmovedor el pavor de sentirnos solos en este mundo tan exigente»

La actriz madrileña encabeza con María Vázquez y Pablo Derqui 'Un tranvía llamado deseo', este viernes y sábado en el Cuyás

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 30 de octubre 2025, 23:11

Blanche Dubois busca refugio en casa de su hermana para intentar recuperar el rumbo y olvidar el pasado. Pero en la pequeña casa donde Stella vive con su marido Stanley Kowalski el paraíso que anhela se convierte en un infierno dominado por pasiones desatadas, prejuicios y violencia. Y es que como apunta la actriz madrileña Nathalie Poza, que da vida a Blanche Dubois en el montaje de 'Un tranvía llamado deseo' que se representa este viernes y sábado, siempre a partir de las 19.30 horas, en el Teatro Cuyás de la capital grancanaria, «no todos tenemos la suerte de que nos dé la mano la persona adecuada».

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Con las entradas a punto de agotarse para las dos funciones aterriza en la isla este clásico escénico de Tennessee Williams, adaptado y dirigido por David Serrano, y un elenco que junto a Nathalie Poza encabezan también María Vázquez, como Stella, y Pablo Derqui como Stanley Kowalski.

Este jueves, ante los medios de comunicación y antes de protagonizar por la tarde un encuentro con el público previo a las dos funciones, las actrices Nathalie Poza y María Vázquez subrayaron que este montaje «es muy fiel al original» escrito por el dramaturgo norteamericano.

«Tenemos la firme convicción de que es una obra bien femenina, que habla básicamente de la relación entre las dos hermanas», apunta Poza, a la vez que subraya uno de las cuestiones que también aborda y que extrapola a la sociedad contemporánea y a su propio universo reflexivo. «Siempre me ha obsesionado la indefensión y la ausencia de compasión y precisamente el tranvía de Tennessee Williams, dicho por él, es una obra que invita a comprender al ser delicado. Stella es una mujer fracturada que no puede sostenerse en un sistema despiadado. Me parece que está más vigente incluso ahora que cuando se escribió», subraya.

La soledad

Este montaje lleva de gira muchos meses y la actriz reconoce que al finalizar observa cómo se ha establecido una conexión con el público, sobre todo femenino, a través de las miradas que recibe. «Es conmovedor ver cómo la soledad nos conecta a todos. El auténtico pavor de sentirnos solos en este mundo tan exigente», añade Nathalie Poza sobre un texto que acaba convertido «en una tragedia», por voluntad de su autor, y donde «el miedo y la piedad son protagonistas».

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La ganadora de dos Premios Goya señala que su Blanche Dubois se presenta ante el público con «todas sus aristas y contradicciones», lo que lleva a que por momentos sea un personaje divertido y entrañable, que genera «mucha compasión», y en otros genera rechazo y cero empatía al espectador.

Amar y ser amada

«Blanche es incapaz de amar y de ser amada, porque ha tenido una falta de acogimiento desde el principio, ya que ha nacido en el Sur de Estados Unidos en una época donde las mujeres nacían en un lugar donde reinaba el racismo y estaban hechas para casarse y vivir marcadas por las apariencias», destaca Nathalie Poza sobre un personaje que, añade, acaba «confundiendo el amor con la desgracia».

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Sobre su hermana Stella, María Vázquez asegura que se trata de un personaje «muy desaprovechado» en muchos de los montajes desarrollados a partir de este clásico de la dramaturgia universal. «Es un personaje muy complejo, con muchos matices que se han querido dulcificar. No se han querido incluir todas sus aristas para que no caiga mal, cuando las mujeres no somos perfectas. Me ha dado la oportunidad de volar mucho junto a Nathalie como Blanche», comenta la actriz gallega.

Las dos intérpretes reconocen que la vigencia de 'Un tranvía llamado deseo' es absoluta, ya que vivimos en un mundo «en el que no nos reconocemos unos a otros», lo que dispara la necesitad de «revisar» clásicos como este de Tennessee Williams para intentar cambiar el peligroso rumbo por el que transita la sociedad contemporánea a nivel mundial.

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Esta versión de 'Un tranvía llamado deseo' que firma y dirige David Serrano tiene una duración de tres horas, incluida una pausa. Nathalie Poza le quita hierro a la duración y asegura que, sobre todo tras el breve parón, el espectáculo va como un tiro y se pasa volando.

Nathalie Poza y Pablo Derqui, como Blanche y Stanley. C7

Acompañar a los personajes con libertad creativa pero «no sobrepasarlos» para transmitir su «verdad»

En un drama como 'Un tranvía llamado deseo', en el que los personajes van al límite en los pasajes más intensos, resulta imprescindible que los actores logren un equilibrio para no quedarse cortos ni pasarse de frenada. Así lo reconocen las actrices Nathalie Poza y María Vázquez.

«Es un texto extraordinario que te lo da todo. Lo que no sabes del personaje te lo dice el otro personaje. Es un texto insondable y una obra coral, en la que hemos trabajado al servicio de unos personajes a los que hay que acompañar y no sobrepasar. No hay que forzar las cosas», subraya Nathalie Poza, porque solo así, añade, «se honra la verdad» que sobrevuela en cada pasaje de esta pieza de Tennessee Williams.

María Vázquez reconoce que a la hora de abordar sus roles, el director David Serrano dio «mucha libertad» al elenco.

La actriz gallega define la obra como «muy exigente», ya que implica una concentración absoluta y una entrega máxima en cada función para que el barco llegue a buen puerto. Destaca la buena química que se ha generado entre un reparto que se ha asemejado, apunta entre risas, a «una familia disfuncional, como son todas las familias».

Las dos actrices reconocen que su compañero Pablo Derqui ha salido airoso a la hora de abordar el rol de Stanley Kowalski, que convirtió en un icono el mítico actor Marlon Brando en la versión cinematográfica dirigida por Elia Kazan. «Pablo aún sigue buscando al personaje, porque es algo muy complejo dar vida a alguien violento, que pega y viola, pero que debajo de todo eso lo que muestra es una desesperación total. Pablo es un actor muy alejado de eso, lo que hace interesante ver cómo muta», subraya Poza sobre el trabajo de su compañero de reparto en torno a un personaje que «se cree un súper hombre» y que refleja cómo se entendía «el capitalismo como el gran sueño americano».

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