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Una escena de 'RIF (de piojos y gas mostaza), que se representa este viernes en el Teatro Pérez Galdós. LUZ SORIA

El matadero del Rif con una pátina cabaretera

La compañía Micomicón con el CDN representan este viernes, en el Teatro Pérez Galdós, el montaje escénico 'RIF (de piojos y gas mostaza)'

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 31 de marzo 2023, 02:00

Los trapos sucios se lavan en casa, pero llegó a tal nivel el descalabro que en el ámbito local ha quedado oculto bajo un enorme manto de silencio. El matarife por el que pasó el ejército español en Marruecos a comienzos del pasado siglo XX es una historia real muy desconocida incluso hoy en día y sobre la misma aporta un rayo de luz el montaje 'RIF (de piojos y gas mostaza)', que de la mano de la compañía Micomicón y del Centro Dramático Nacional (CDN) se representa este viernes, a partir de las 20.00 horas, en el Teatro Pérez Galdós de la capital grancanaria.

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Mateo Rubistein, Jorge Varandela, Ibrahim Ibnou Goush, Sara Sánchez, Arantxa Aranguren, Carlos Jiménez-Alfaro, Mariano Llorente, Yiyo Alonso y Néstor Ballesteros integran el elenco de esta obra protagonizada por tres integrantes del ejército español, un gallego, un andaluz y un rifeño que se enroló porque no le quedaba otra. Y durante su desarrollo del texto escrito por Laila Ripoll y Mariano Llorente aparecen sobre el escenario personajes claves de aquella cruenta contienda y durante los años posteriores en España.

«Nos pusimos a estudiar y completamos el ciclo. La guerra de Marruecos fue el campo de pruebas y donde se forjaron, por entrenamiento, espíritu y tradición militar autoritaria y contraria a los Derechos Humanos individuos como: Franco, Yagüe, Varela, Castejón y Millán-Astray... que fueron los que, 14 años después, en 1936, dieron el Golpe de Estado y utilizaron las mismas técnicas, tácticas y estrategias militares que habían empleado en el Rif», subraya por teléfono Mariano Llorente.

Una escena del montaje. Luz Soria

Reconoce que desde Micomicón llevaban más de un lustro con la idea de llevar a cabo un montaje sobre esta contienda africana. Y cuando se pusieron a documentarse, Ripoll y Llorente se toparon con una realidad abrumadora. «Sabíamos cosas, pero cuanto te metes en ello descubres qué matadero de jóvenes españoles y rifeños fue aquello. Tenemos los datos de España. Entre 1909, que empieza el tema del Barranco del Lobo y 1927, que es cuando dan por terminado el asunto, se calcula que murieron unos 25.000 soldados españoles», apunta con pesar.

El punto culminante de la hecatombe sangrienta fue el denominado como desastre de Annual, del que se cumplió un siglo en 2021. «En las tres semanas del 21 de julio al 10 de agosto, aproximadamente, que es cuando llegan a Melilla los que sobrevivieron, mueren entre 10.000 y 13.000 personas, porque nunca se sabrá la cifra exacta. Murieron muchísimos chavales de 18 y 20 años de todas partes de España. Hubo familias que gracias a su dinero consiguieron al principio que sus hijos no fueran. Al final fue tal la demanda de carne de cañón que los de cuota también fueron, en mejores condiciones, pero también murieron», subraya.

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Laila Ripoll y Mariano Llorente. c7

«Es una página de la historia que no se acaba de estudiar. Se habla de las campañas de Marruecos. El desastre de Annual es doloroso y vergonzante desde el punto de vista militar. El historiador Daniel Macías nos comentaba que pocas veces en la historia se ha dado un desastre tan grande. Todo iba tan bien y de repente tan mal, en solo tres semanas. Fue una huida despavorida hacia Melilla y en cien kilómetros todo ese ejército español fue masacrado por los rifeños», añade.

La barbarie no culminó con aquel episodio. «Tras el desastre de Annual, España se alinea con Francia y se utilizan gases químicos. Es un descubrimiento demoledor. Se utilizó algo que estaba prohibido en Europa tras la Primera Guerra Mundial, pero en África y en las colonias, con los no-europeos, se utilizó. Se bombardeó durante tres o cuatro años con gases mostaza a gentes, poblados, cultivos y ganados», denuncia el artista.

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Desarrollo escénico

Desde un punto de vista teatral, los responsables de Micomicón tiraron de sus más de 30 años de experiencia. «Mezclamos humor y música, para que todo tenga una pátina de cabaret y café-cantante. Con números musicales vamos liquidando muchas cosas, como el protagonismo que adquirió Franco. Primero fue teniente, después comandante y después el general más joven de Europa. Lo hacemos con un número musical de Josephine Baker. Lo hace uno de nuestros compañeros imitándola, con orejitas cortadas en su vestuario, como las que aparecían, igual que cabezas de rifeños, en las fotografías que se hacían en aquella época algunos de los legionarios. Conseguimos meter en dos horas de espectáculo todo lo que nos parece imprescindible, con muchos recursos formales», avanza.

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